Cardenal Ezzati visita Parroquia San Cayetano de La Legua
Cardenal Ezzati visita Parroquia San Cayetano de La Legua

Un encuentro con esta comunidad cristiana tuvo el Arzobispo de Santiago. En él le compartieron lo difícil y riesgoso que es vivir en medio de la violencia, sus anhelos de paz y le pidieron ayuda para dar a conocer su realidad.

Una lugar de contrastes es La Legua. Conmueve la profunda fe que tienen los miembros de su comunidad y su valentía para vivir día a día en medio de las balaceras como ellos mismos dicen.

Aunque sienten temor esto nos los amedrenta y siguen trabajando animados por el párroco Gerardo Ouisse para que en su querida Legua la violencia y el tráfico de droga no siga aumentando.
Preocupado por su situación el Cardenal Ezzati llegó hasta la Parroquia San Cayetano para expresarles su apoyo y acompañarlos. Esto debido a que en las últimas semanas se han agudizado las balaceras y fuegos cruzados de quienes trafican en la población.

Una comunidad valiente

En el encuentro compartió con miembros de la pastoral juvenil, integrantes de la catequesis, coordinadores pastorales, dirigentes vecinales, profesores de colegios del sector y coordinadores de organizaciones de Iglesia y solidarias quienes fueron dándole a conocer su realidad.

Abiertamente le hablaron de cómo los niños van a estudiar poniendo en riesgo sus vidas, ya que cuando se producen enfrentamientos las balas llegan incluso hasta las salas de clases. También de cómo ellos no pueden jugar en la plaza por miedo a quedar en medio de un fuego cruzado, y de cómo se sienten encarcelados en sus propias casas porque no pueden caminar libremente por las calles de la población.

“Una de las preocupaciones que tenemos es cómo vamos caminando como comunidad porque los niños que se crían en esta situación son niños que van a repetir el patrón. Si nosotros no ponemos todo para que ellos tengan una formación distinta esto no va a cambiar. Tenemos una responsabilidad con nuestros niños como comunidad”, dijo la directora de uno de los colegios públicos de La Legua.

También estuvieron presentes integrantes de la pastoral juvenil quienes actualmente misionan en el lugar. Son jóvenes que llevan casa a casa el mensaje de Cristo a quienes han tomado otro camino como el del tráfico de drogas.

“Si bien esta decisión de salir a buscar a los jóvenes fue con el ímpetu que da la juventud, necesitamos sentirnos respaldados. No es sólo el narcotráfico el problema, también la falta de oportunidades, la desigualdad en la educación la que nos ha llevado a ignorarnos cada vez más. Le pido a la Iglesia que amo profundamente que sea la voz de los sin voz porque también nosotros no tenemos voz. Hoy día a lo único que nos seguimos aferrando es sólo a la fe, yo escucho a las tías y vienen aquí sólo por fe, la fe de que esto va a cambiar en algún momento”, le dijo Elisa.

En relación a este encuentro y a la solicitud de ayuda monseñor Ezzati comentó: “El pedido que nos hacen es una expresión de mucha confianza. La ayuda que la Iglesia puede ofrecer es la que viene del Señor. La Iglesia está llamada a escuchar su voz que es de mucho dolor y estar siempre cerca infundiéndoles esperanza y pidiendo que la misma comunidad sea protagonista de una realidad nueva que tiene sus signos en salir de uno mismo y darse cuenta del otro que sufre, conmoverse con ese sufrimiento y poner a su disposición todo lo que se tiene”.

En cuanto al llamado a ser voz, el Cardenal expresó: “Yo con mucho gusto, lo que pueda hacer, sabiendo que es una voz medio de otras voces. Es una voz fuerte que siempre hemos tenido como Iglesia. Es una voz que brota del Evangelio y que no solamente es protesta, sino que también quiere construir una realidad nueva”.

Signos de vida

Luego del encuentro el Cardenal Ezzati presidió la eucaristía, la que fue concelebrada por monseñor Pedro Ossandón, vicario de la Zona Sur y su párroco, el padre Gerardo. Fue una misa “a la legüina”, con signos de esperanza, de profunda fe y religiosidad, entre ellos la diablada que el grupo Raipillán dedicó a la virgen y el saludo y la petición de paz que tanto sentido tiene en este lugar.

En su homilía les dijo a los presentes: “Su obispo quiere estar cerca de ustedes, los felicito por su valentía. No se sientan solos ya que su situación es una preocupación de su obispo que se hace presente. Quiero decirles que no pierdan la esperanza, es una tarea difícil pero no imposible. Para quienes están trabajando codo a codo con Dios nada es imposible”.

Agregó: “Hoy he querido venir a celebrar con ustedes la eucaristía pidiéndole al Señor que pueda cambiar tantos dolores en signos de esperanza”.

Un pilar dentro de la comunidad es su párroco el padre Gerardo Ouisse de origen francés y quien vive hace 12 años en La Legua. “Para mí es una gracia de Dios estar aquí, cuando conoces este lugar, a sus personas, vives y trabajas junto a ellos tú te enamoras”, comparte.

Ese sentimiento también lo tiene Nieves quien ha vivido toda su vida en este lugar y participa de la pastoral penitenciaria. Aunque ha tenido la posibilidad de irse, no lo hace por el amor que le tiene a su población. “Este es un lugar donde hay signos de muerte pero también de mucha vida, de solidaridad, de personas que trabajan para que tengamos paz y una mejor convivencia”.

Ejemplos admirables hay muchos en La Legua como la Comunidad Terapéutica “Joven Levántate” que lleva 20 años rehabilitando a jóvenes adictos a la droga y que hoy está en riesgo, ya que es posible que la municipalidad no le renueve el comodato del lugar donde funcionan.

También el grupo Raipillán, integrado por niños y jóvenes del lugar, quienes dan vida a las danzas folclóricas chilenas. Y la Pastoral Penitenciaria, cuyas integrantes visitan y acompañan a sus vecinas del sector que están privadas de libertad por tráfico y también a mujeres extranjeras.

Fuente: Comunicaciones Iglesia de Santiago
Santiago, 24 de Marzo, 2014
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