Con Primera Piedra comienza construcción de Residencia “Manos Abiertas” en Curanilahue
La ceremonia se realizó s de la Vicaría de Pastoral Social de nuestra Arquidiócesis, menores y personal de la residencia, este jueves 5 de diciembre se realizó la ceremonia de colocación de la Primera Piedra del nuevo edificio de la Residencia “Manos Abiertas” de Curanilahue, que alberga en la actualidad a 30 niñas en riesgo social de entre 6 y 18 años provenientes de las comunas de Arauco, Curanilahue, Los Álamos, Lebu y Cañete.
La primera etapa de este proyecto, considera una inversión de 50 millones de pesos, y su ejecutor es la Ilustre Municipalidad de Curanilahue, con financiamiento del Gobierno Regional.
Posteriormente se dará inicio a la segunda etapa con aportes de privados, de la Fundación Kindermissionswerk de Alemania y la Campaña Cuaresma de Fraternidad, alcanzando un costo total aproximado de 140 millones de pesos.
Entre las autoridades presentes, estuvo el alcalde de Curanilahue Luis Gengnagel, quien señaló durante la ceremonia estar muy contento al dar comienzo a esta obra que repondrá la anterior edificación fuertemente dañada a raíz de un incendio, ocurrido el año pasado. “Hoy damos gracias a Dios por la nueva obra que comienza, se inicia así el camino efectivo, cuyo resultado final será la residencia de niñas y adolescentes, que por diversos motivos sociales no pueden estar vinculadas a su familia. Contarán aquí con espacios más cómodos y seguros para seguir trabajando junto a los profesionales que las apoyan, y así desarrollar un proyecto de vida en base a valores humanos y cristianos”, manifestó.
Por su parte, nuestro Arzobispo dijo estar agradecido de todos los que de alguna u otra forma ayudaron a reunir los recursos necesarios para llevar a cabo este centro, “quisiera agradecer a algunas personas que han llevado adelante esta obra, al estado de Chile que a través de la intendencia y la Municipalidad han colaborado, también a la Iglesia Alemana, a varios empresarios de Santiago que se han conmovido frente a esta situación. Ha sido una tarea titánica conseguir el dinero”.
Añadió, “yo creo que en Chile tenemos que crecer más en solidaridad, creo que todos los chilenos tenemos que participar más en las necesidades de los más pobres. Ver la alegría de la comunidad y de estas niñas que han tenido tantos problemas en la vida nos debe impulsar a todos a poder aliviar el dolor de tanta gente, por eso que me siento contento y emocionado de este momento. Esperamos lo antes posible venir a bendecir las instalaciones listas”.
La labor dentro de la Residencia es ejecutada por un equipo integrado por su Directora, una dupla psicosocial, siete educadoras de trato directo, una manipuladora de alimentos y una secretaria contable.
Elizabeth Basualto, Directora de “Manos Abiertas”, luego de la ceremonia, dijo “la verdad que los sentimientos son de alegría y emoción, porque fue muy esperado este momento. Ver que ya se comienza a concretar con paso firme esta residencia, me llena de regocijo y emoción. Las niñas, el equipo de trabajo y todas las personas que han respaldado esta obra estamos contentos, con el anhelo de que se concrete pronto para estar acá”.
La Residencia para niñas “Manos Abiertas” de Curanilahue inició su labor en julio de 1990, a cargo de la parroquia San José de dicha comuna. En diciembre de 2005 comenzó a ser administrada por la Fundación Social Novo Millennio del Arzobispado de la Santísima Concepción. Pueden ingresar a ella menores de entre 5 y 18 años que han sufrido una grave vulneración de sus derechos, y permanecer hasta los 24, si están estudiando.
Bernardita Aravena, es una de las niñas que actualmente está en el centro, desde hace ocho mes, y fue ella la que representó a su compañeras durante el momento de la colocación de la Primera Piedra, “estoy muy contenta con todas las chiquillas, es bonito tener nuestra casa propia, agradezco a todas las tías porque su dedicación”, señaló.
Los principales objetivos de la residencia son, a nivel individual, asegurar la satisfacción de las necesidades básicas tales como alimentación, salud, escolaridad, participación social, y además brindar un espacio de acogida y reparación al daño sufrido, en espera de la restitución del derecho de vivir en familia. A nivel familiar, a través de una intervención psicosocial busca referentes familiares que participen del proceso de la niña y contribuyan a su restitución de derechos.
Finalmente, a nivel comunitario se retoma la conexión con las redes de la niña y su familia, realizando una búsqueda de alternativas de educación, salud, participación y expresión social, entre otras.
Fuente: Comunicaciones Concepción