“En primer lugar, expresar sentimientos de dolor iluminados por la fe, frente a un hermano sacerdote que ha servido al Evangelio del Señor y la Iglesia con fidelidad, y entrega absoluta”, dijo monseñor Ricardo Ezzati, Arzobispo de Santiago al conocer la noticia del fallecimiento del padre Alfonso Baeza.

“Al padre lo conocí cuando él era vicario del Cardenal Raúl Silva Henríquez prestando servicio como obispo auxiliar, él era Vicario de la Pastoral Social y de los Trabajadores. Y sé con qué entusiasmo, entrega y radicalidad ha servido a esta porción del Pueblo de Dios que son las personas del mundo del trabajo y la pastoral social de la Iglesia que atiende a los más pequeños, a los más necesitados.

Lo primero que diría sería ¡Gracias a Dios! Que se ha manifestado a través de la mediación de un hombre que ha consagrado su vida al Señor y que la ha consagrado privilegiando lo que el mismo Señor decía: “He sido enviado para sanar a los afligidos a los enfermos, para anunciar la Buena Noticia de la libertad del Señor y para anunciar un tiempo de gracia”. Una acción de gracias a Dios por esta vocación encarnada en un hombre que ha sido un ministro fiel de Jesucristo y de la Iglesia.

También destacar que el padre Baeza ha encarnado una de las preocupaciones de la Iglesia de América Latina, de Chile y de la Arquidiócesis de Santiago, en palabras del Papa Benedicto XVI: “La opción preferencial por los pobres no es simplemente una opción sociológica, sino que está íntimamente ligada a la Cristología, es decir, a lo que Jesucristo es en la Iglesia y en el mundo. Y creo que el padre Baeza ha encarnado en su vida esta realidad Evangélica de una opción preferencial por los pobres, viviendo con ellos, trabajando con ellos y para ellos, y eso nos estimula a seguir en esta senda que el Concilio Vaticano II, Medellín, y después todas las demás conferencias del Episcopado Latinoamericano y las orientaciones de los obispos de Chile han hecho presente en la vida de nuestra Iglesia.

Quisiera invitar a todas las personas de la Arquidiócesis a unirse en la oración porque cuando nos presentamos ante el Señor necesitamos ir acompañados por la solidaridad orante de la comunidad. La oración es el mejor homenaje y retribución que podemos hacer a este hermano sacerdote que hasta último momento ha trabajado en la viña del Señor.

Hace algunos días, he podido comunicarme con él en relación a su servicio de párroco. Pese a su edad sentía el celo Apostólico de seguir trabajando hasta el último respiro “con las botas puestas”, como me dijo en la misión de seguir trabajando por el pueblo de Dios.

Por eso presento mis condolencias a la comunidad de la parroquia del Sagrado Corazón y a todas las personas que han colaborado en la acción que nuestro querido hermano ha desarrollado mientras el Señor le ha regalado el don de la vida y el ejercicio del ministerio.

- Libro virtual de condolencias

Fuente: Comunicaciones Iglesia de Santiago
www.iglesiadesantiago.cl