En Periódico Encuentro: Amado cuerpo
En Periódico Encuentro: Amado cuerpo

Rápido antes de que el verano se instale, verse bien parece ser una de las tareas principales. Entre dietas y ejercicios, nos preguntamos qué ocurre cuando el amor a sí mismo es más grande que el amor por los demás.

Por Sebastián Gallegos Sánchez

Según la OMS, cerca del 6% por ciento de las enfermedades mentales que sufren los adolescentes son trastornos de la conducta alimentaria, como anorexia o bulimia. Mientras tanto, dos de cada tres chilenos sufre de sobrepeso u obesidad.

“Algo que en sí puede ser bueno, en exceso o escasez, en los extremos, no lo es”, dice el padre Carlos Coopman. El Vicario Parroquial de San Nicolás de Tolentino lleva años en la organización de capacitación Personalidad y Relaciones Humanas (PRH), realizando talleres que procuran una mirada integral de la persona humana.

“Hoy en día hay una especie de culto excesivo del cuerpo, una valoración fundamentalmente por lo externo, algo que sin duda es limitante, porque es quedarse solo con un pedacito de la persona humana”, dice el sacerdote.

María Paz Sobrino, sicóloga de la clínica deportiva MEDS, añade a esta suerte de presión social, la influencia mediática por lograr un cuerpo bello, delgado y joven. “Los adolescentes, que están comparándose con sus pares e intentan armarse su propia identidad, quedan muy expuestos a mensajes que efectivamente le dan mucha preponderancia, por ejemplo, a las mujeres muy flacas, y eso las lleva a pensar que, si ese es el tipo de mujer que le gusta a los hombres, yo podría intentar lograrlo”, explica.

Ser o parecer

La última obsesión juvenil por conseguir un “cuerpo perfecto” se llama Thigh Gap, una moda foránea que consiste en alcanzar la delgadez suficiente para que se produzca una separación entre los muslos, de manera que no se toquen.

Aunque la máxima cristiana es amar al prójimo como a sí mismo, el padre Carlos Coopman asegura que, durante los últimos años, la cultura ha ido poniendo el acento más bien en la parte del sí mismo. “Está bien cuidar la salud, la alimentación, el ejercicio físico, son cosas necesarias, pero es un problema de prioridades y de sentido profundo de las cosas. Como cristiano, creo que el tema es cuánto me ayuda eso a amar o no. Porque el mandamiento del Señor es único”, sostiene.

“Hay una tensión entre el esfuerzo por superarnos, en todo sentido, y la sencillez del que sabe agradecer lo que es por naturaleza”, apunta, por su parte, el padre Galo Fernández, Vicario de la Zona Oeste y muy aficionado a la práctica deportiva.

“Por cierto que el cuidado del cuerpo y mantener una buena presencia es también una parte de saber quererse, pero llevado al exceso se transforma en una suerte de expresión de inseguridad, como si valiéramos más simplemente por la belleza estética y no por la Gracia de lo que en definitiva somos. Una cosa es saber quererse tal como soy y otra querer aparentar ser alguien distinto del que soy”, agrega el padre Galo.

Ante el calor amenazante del verano que ya se asoma, miles de chilenos y chilenas tomarán la determinación perentoria de bajar de peso, de verse mejor, de estar más saludables. Algo que puede parecer una decisión que apunta en la dirección correcta, puede en realidad traer serios riesgos.

Ejercicios y dietas

“Hay un montón de dietas de moda y cada año aparecen nuevas —dice Paola Negrón, nutrióloga del Centro de Tratamiento de la Obesidad UC—, dietas por internet, las que te ofrece una amiga, la que lees en una revista, que generalmente tienen muy bajo aporte de calorías y que están desbalanceadas, es decir, se concentran solo en un tipo de nutrientes”.

Así, por ejemplo, las dietas cetogénicas, es decir, aquellas basadas en el consumo de proteínas y fibras sin hidratos de carbono, pueden producir alteraciones a nivel sanguíneo que podrían redundar en arritmias cardíacas y problemas renales.

“Si es una persona joven, con un buen funcionamiento cardiovascular y renal, puede que su cuerpo la tolere, pero si es una persona ya entrada en la vida media, con algún deterioro o con alguna enfermedad asociada, como la diabetes, esa dieta puede descompensarte, y ahí pones en riesgo en forma aguda tu salud. En pocas palabras, puedes terminar en el servicio de urgencia”, dice la nutrióloga.

Además, al disminuir bruscamente todo el aporte de hidratos de carbono, se disminuye la producción de serotonina, el neurotransmisor responsable del humor. Resultado: amargura e irritabilidad.

Por otra parte, algunas personas intentarán en tres meses lograr lo que no han logrado en años. “El tema es que da lo mismo el periodo del año en que uno empiece a hacer ejercicio —dice la sicóloga experta en deporte María Paz Sobrino—, lo importante es que uno tenga claro que muchas veces las expectativas que uno tiene no se van a verificar en la realidad”.

La idea es que haya una combinación entre el ejercicio y una alimentación saludable. “Yo diría que la cuestión es intentar hacer de esto no una dieta o una rutina de ejercicios en particular, sino que cambiar ciertos hábitos con el objetivo de crear conductas favorables, un cambio a largo plazo para obtener resultados permanentes en el tiempo —agrega Sobrino—, lo otro es dañarse, no es tratarse con afecto”.

“Una de las imágenes de la Biblia con respecto al pecado es quedar curvado hacia sí mismo, mirándose el ombligo y no las consecuencias hacia el exterior y frente a los otros —dice el padre Carlos Coopman—, hay personas que ocupan tanto tiempo en cuidar su cuerpo, en el deporte, que no les queda tiempo para hacer cosas que beneficien a otros y descuidan las dimensiones de la solidaridad y la caridad. Es un desafío importante empezar a hablar esos temas con los niños, ayudarlos a que combinen el culto sobre el cuerpo, porque el cuerpo es parte integrante de la persona humana, con otras dimensiones de la vida”.

“El camino es ir integrando el cuerpo a la vida completa de la persona, que sea vehículo de expresión de los sentimientos, de las capacidades, de toda la vida interior que no se puede manifestar si no es a través del cuerpo”, agrega.


Consejos médicos para un peso ideal

Ordenar las comidas. Tiene que haber, por lo menos, desayuno, almuerzo, once y cena.

Incorporar la actividad física en la rutina diaria.

No ingerir entre comidas. Evitar el picoteo: “Es donde más aporte calórico metes al cuerpo sin darte cuenta”, dice la nutrióloga Paola Negrón.

Disminuir los alimentos que contengan azúcar: descartar las golosinas, preferir la fruta, utilizar endulzantes.

Evitar la comida rica en grasas saturadas.

Comer de todo pero en porciones pequeñas.


Fuente: Periódico Encuentro
www.iglesiadesantiago.cl



Santiago, 08 de Noviembre, 2013

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