Los Te Deum del Cardenal Carlos Oviedo Cavada
Los Te Deum del Cardenal Carlos Oviedo Cavada

Arzobispo de Santiago entre 1990 y 1998.

Por Diego García Monge

Durante el período en que la diócesis fue encabezada por el Cardenal Oviedo, Chile realizó una transición desde la dictadura militar hacia regímenes civiles democráticos. Evidentemente, este período heredaba tareas inconclusas de los años previos, particularmente lo referente a la reconciliación entre los chilenos. Esto fue abordado por el Cardenal Oviedo. Sin embargo, los nuevos tiempos permitieron dar visibilidad a asuntos que habían permanecido en un segundo plano durante mucho tiempo. Así, por ejemplo, con motivo del quinto centenario de la conquista y colonización de América, se hizo más ostensible la preocupación por los pueblos indigenas. Otros temas que en estos años se perfilaron con nuevo ímpetu fueron los del medio ambiente, la integración latinoamericana, la promoción de una cultura y una economía de la solidaridad, y el interés por la promoción de valores que pudieran hacer frente al individualismo, el consumismo, la competitividad y el materialismo. En efecto, en el magisterio del Cardenal Oviedo es notorio el esfuerzo por promover valores morales muy queridos de la tradición cristiana, como formando parte de la identidad del pueblo chileno a lo largo de toda su historia republicana, incluso más allá de la separación entre la Iglesia y el Estado y de la no confesionalidad de este último.

Citas de sus homilías en los Te Deum

“Esta tradición es uno de los actos que han servido para mantener la identidad de nuestra patria y uno de los más serios esfuerzos por su unidad interior. Jamás sea interrumpido la celebración de este acto en Santiago, ni siquiera en medio de conflictos internos del país ni cuando esos conflictos afectaron a la misma Iglesia Católica, como ocurriera en los años de las mal llamadas “luchas teológicas” (…). El 18 de septiembre de 1925, día de la separación de la Iglesia y el Estado, por la nueva constitución de esa fecha, también fue celebrado el Te Deum, con la asistencia de todo el gobierno de entonces. Como dijeron los obispos de Chile, en esa oportunidad, si bien el Estado se separaba de la Iglesia, la Iglesia jamás se separaría del pueblo de Chile”. (Homilía del 18 de septiembre de 1990)

“Toda América tiene ahora este gran desafío y la conmemoración de los 500 años son un estímulo a trabajar con entereza y generosidad para superar lo que obstaculiza y divide a algunas naciones, y para unirse todos los países, según la hermosa perspectiva que indicara aquí en Santiago, en la CEPAL, el Papa Juan Pablo II, (…) para poner en marcha la solidaridad y «promover una cultura de la solidaridad que abarque la comunidad entera»”. (Homilía del 18 de septiembre de 1992)

“Damos gracias a Dios por quienes fueron los habitantes primeros de esta tierra y gracias también porque en los últimos tiempos se ha hecho una más clara conciencia acerca de la importancia y dignidad de esos pueblos naturales y de lo que ellos significan entre nosotros. Contemplando pues sus auténticos valores, con amor y esperanza les decimos que conserven la cultura de sus antepasados en el contexto actual”. (Homilía del 18 de septiembre de 1993)

“Cuando sólo nos dedicamos a usar los frutos de la tierra, sin recordar el mandato de cuidarla, se producen desequilibrios que afectan las misma subsistencia de la vida humana en el planeta. Es por ello oportuno recordar que, a los ojos de la fe, el hombre tiene una relación múltiple con la Creación: como señor está llamado a dominarla, como hermano a cuidarla, como trabajador a hacerla producir, como hijo de Dios a contemplarla, como creyente a transfigurarla y a prestarle su voz para alabar a Dios” (Homilía del 18 de septiembre de 1993)

Fuente: Comunicaciones Iglesia de Santiago
www.iglesiadesantiago.cl


Santiago, 10 de Septiembre, 2013
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