Humanizar el desarrollo fue el tema de la jornada de reflexión de la educación superior
Humanizar el desarrollo fue el tema de la jornada de reflexión de la educación superior

Carlos Massad y el Padre Alfonso Baeza compartieron con los alumnos, sus visiones acerca de esta temática a propósito de la Carta Pastoral de nuestros obispos.

Al fin y al cabo, y aunque parece que veces quisiéramos olvidarlo, la sociedad es sobre todo un gran proyecto de cooperación entre los seres humanos, que se extiende a lo largo de generaciones, las que se van traspasando unas a otras el patrimonio acumulado de la cultura, lo mismo que en una carrera de relevos. Ninguno de nosotros estaría donde está, procurando forjar una vida mejor para sí y para todos, si antes otros no hubieran sentado las bases, mejores o peores, donde estamos situados nosotros ahora. De ahí que sea tan importante reunirnos todas las generaciones, desde los niños hasta los ancianos, para reconocernos parte de ese proyecto común que marcha hacia el futuro, escucharnos y hacernos entrega del patrimonio humano acumulado a lo largo del tiempo. Es lo que aconteció con la V Jornada de Reflexión de la Educación Superior, cuyo lema era “Llamados a humanizar el desarrollo de Chile”, organizada por la Vicaría para la Educación, y realizada la mañana del 10 de agosto en el Aula Magna de la Universidad Alberto Hurtado.

Cuando jóvenes, Carlos Massad y el Padre Alfonso Baeza fueron compañeros de universidad. Luego de sendas trayectorias, uno como economista y servidor en la administración pública, el gobierno, la academia o en organismos internacionales, y el otro como pastor defensor de los derechos de los trabajadores.Casi sesenta años más tarde volvieron a encontrarse para reflexionar con otros jóvenes universitarios, los de hoy, acerca de la doctrina social de la Iglesia, a propósito de la Carta Pastoral que en 2012 dio a conocer la Conferencia Episcopal de Chile.

En su exposición, Carlos Massad, sostuvo que se trata de un documento profético que “no puede pasar piola”. Su reflexión giró sobre la necesidad de poner al mercado bajo la dirección de un criterio moral, que es el de ampliar las oportunidades para los más pobres. Para eso, agregó, se precisa de un garante público del bien común, que proteja la solidaridad, y ese garante debe ser el Estado. “No nos podemos permitir un Estado rasca, incapaz de proteger a los más débiles del abuso del más fuerte. Importa que la autoridad resguarde la eficiencia, pero ante todo debe resguardar la justicia”.

Además, sostuvo que dentro de sus límites, el mercado puede ser eficiente en la generación de riqueza, pero al incentivar la competencia, enfatiza relaciones sociales conflictivas. Por esa razón, el conjunto de la sociedad no puede permitirse funcionar sólo por la lógica del mercado.

Refiriéndose a los desafíos de la política, Carlos Massad citó al Cardenal vietnamita Francois-Xavier Nguyen Van Thuan, quien decía que “bienaventurado el dirigente político que ejemplifica personalmente la credibilidad (...), que es sincero consigo mismo y con sus promesas electorales”. Finalmente, presentó a Jesús como el revolucionario asesinado: la revolución de Jesús consistió en cambiar el Dios justiciero, por el Dios misericordioso y nos hizo herederos y responsables de que sus enseñanzas se transformen en respeto efectivo a la dignidad de las personas.

Por su parte el Padre Alfonso Baeza, al comentar la Carta Pastoral, hizo énfasis en que la fe cristiana no es una doctrina o una sabiduría que se consume en una meditación íntima y personal. E indicó que “es más que eso: es el encuentro con la persona de Jesús, y de allí su repercusión en la vida social, porque el cristiano procura que todos tengan las condiciones que hagan posible ese encuentro personal con Jesús. Por eso la espiritualidad cristiana no se agota en la contemplación de Jesús, sino en su imitación, en el amor al que lo necesita más”.

Y agregó que hemos construido una sociedad que es ciega a la necesidad del prójimo, “emprendemos proyectos para no ver al pobre, e incluso criminalizamos la pobreza. Por esa razón, necesitamos ir al encuentro de los pobres para que sean ellos quienes nos abran los ojos. Al desconocer la necesidad del pobre, al invisibilizarlo, el cristianismo ha perdido credibilidad”.

El Padre Alfonso además, compartió sus experiencias pastorales, especialmente la enorme y mal reconocida contribución que las mujeres hacen a la vida social, ya sea en la Iglesia o en la tarea sindical. También enfatizó el llamado de los obispos a que la construcción de un desarrollo más humano para Chile sea “entre todos”, es decir, colaborando aún con quienes no son parte de la Iglesia. En muchas ocasiones, reconoció haber recibido muchas lecciones de cristianismo profundo de parte de quienes no reconocían pertenencia en la Iglesia, pero con quienes era posible una colaboración para ese bien común querido por los cristianos.

Luego de estas dos aplaudidas exposiciones, se realizó un trabajo en con los asistentes, divididos en siete grupos sobre temáticas de la Carta Pastoral: movimientos sociales; educación y familia; desigualdad social; medios de comunicación; trabajo; lucro desregulado; justicia y equidad. Fruto de ese trabajo, se formuló un mensaje con un llamado a los dirigentes públicos a tener en cuenta los propósitos enunciados en la Carta.

Uno de los resúmenes de los grupos presentó la siguiente fórmula dirigida a quienes se desempeñan como dirigentes de lo público, y que compendia el sentir de la jornada: “Protege a los ciudadanos como si fueran tus propios hijos”.
Al finalizar con una liturgia de envío, el Vicario para la Educación P. Tomás Scherz agradeció a los dos invitados: “aunque haya nieve en sus cabezas, estos dos hombres de más edad tienen una mirada más aguda de nuestra realidad, y su entusiasmo para comunicar a Cristo crece”. Así terminó este encuentro de aquellos dos jóvenes universitarios de la década de 1940, con sus pares del 2013.


Fuente: Comunicaciones Iglesia de Santiago
www.iglesiadesantiago.cl


Santiago, 11 de Agosto, 2013
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