En Concepción se oró por la paz de Chile y Perú ante el eventual fallo por controversia limítrofe
Monseñor Chomali presidió una Eucaristía, en la catedral, a la que se invitó a la comunidad junto al Intendente Regional, Víctor Lobos, y contó con la asistencia de las autoridades y numerosas personas. Al término de la celebración, se ofreció una muestra folklórica con cantos y bailes de ambos países, en el Aula Magna de la UCSC.
En su homilía, Monseñor elevó su oración y súplica por quienes han trabajado en el tema. “Muy pronto, la Corte Internacional de La Haya dará a conocer el fallo de la demanda que Perú hiciera contra el Estado de Chile el 2008, respecto de límites marítimos, que según Chile están muy claros en los tratados de 1952 y 1954. Lo primero es agradecer a todos quienes han trabajado arduamente para presentar la posición chilena en el tribunal: al Presidente de la República, al canciller Rafael Moreno, a los embajadores y al equipo jurídico y técnico. Estamos agradecidos de todos ellos y elevamos una súplica y oración”.
Resaltó el interés presentado por ambos países de recurrir a un tribunal internacional, reconociendo que es el diálogo, los argumentos de razón, los argumentos jurídicos e históricos, los que han de primar en una controversia y enfatizó que ojalá nunca se recurra a la violencia.
“También es motivo de acción de gracias el clima pre fallo, que se ha vivido a todo nivel, teniendo claro que estas son las instancias en las cuales florece o puede florecer lo mejor del ser humano. Todos sabemos, por nuestra propia experiencia, que en la historia ha habido muchas controversias entre los hombres y las naciones, pero el asunto es cómo se resuelve. Aquí, se da un ejemplo para todos. Se resuelve por la vía institucional, la vida judicial propia de países civilizados, donde rige el estado de derecho y donde rige la fuerza de la razón”.
“Por eso que estamos aquí, en la catedral de Concepción, chilenos y peruanos, las más altas autoridades de la región, para decir que acataremos el fallo, que lo reconocemos como un fallo inapelable, definitivo y jurídicamente obligatorio. Estamos aquí para decir que obviamente queremos que la Corte de La Haya le encuentre la razón a nuestros propios países y, cómo quisiera yo, y rezo como chileno, para que Chile salga victorioso, pero por sobre todo queremos la paz de nuestros pueblos, la solidaridad y el desarrollo en la prosperidad”, añadió.
Pidió mirar con optimismo el futuro, pensando en las nuevas generaciones. “Este diferendo, una vez resuelto, nos permitirá mirar en un horizonte mucho más amplio y con mucha más esperanza, pensando en el desarrollo de los países. Ya no habrá nada pendiente, sólo trabajar por mayor prosperidad, por mayor fraternidad, por mayor vida en común de las naciones. Esta experiencia y es lo interesante de las lecturas leídas, es un don de Dios que tenemos que cultivar”, expresó.
Dijo que la paz es un don, pero es una tarea. “Es una de las virtudes teologales junto a la fe y la caridad y, por eso, estamos aquí como chilenos y peruanos y personas con actividades tan distintas en el ámbito pastoral, en el ámbito público, en el ámbito militar y de orden, en el ámbito sacerdotal, tantos sacerdotes nos acompañan como signo que la oración es nuestra primera tarea en la sociedad. Es en esta esperanza que reconocemos a Dios como artífice de la paz, como la fuente de una corazón pacífico y por eso que es tan importante que junto a los aspectos jurídicos , militares, que reconocemos forma parte de todo esto, la oración constituye un valor fundamental , porque nos da prudencia, nos da sabiduría, nos da entendimiento, nos da proyección de futuro, nos da temor de Dios y en definitiva nos da los dones del Espíritu Santo y es por eso que nos hemos congregado en este templo”, subrayó.
Invitó a todos a comprometerse , desde el lugar que corresponde a trabajar por la paz , a ser artífices de la paz a promover la paz y a desterrar todo atisbo de violencia en el corazón y que la acción de cada uno sea claramente una contribución en la creación de un clima que lleve a la justicia y a la prosperidad.
“Esto implica generar, lo que Juan Pablo II llama, una cultura de la paz, cultura que implica también capacidad de perdonar. Es necesario comprometerse a ser constructores de ella. Para ello, si queremos que sea real y verdadera, siempre hemos de estar cerca del príncipe de la paz, que es Jesucristo. Él es el Señor en quien ponemos nuestra confianza. El mismo Juan Pablo II nos recordaba que el corazón de la paz es la paz del corazón de cada uno de nosotros. Allí está la clave desde donde podemos avanzar como pueblo, como nación y como hermanos. Este es el mensaje de la Iglesia que quiere transmitir, en estos momentos tan decisivos para nuestros países. Dios quiera que bajo el amparo de la Virgen María nos vayamos con más esperanza, llenos de gozo, con un corazón deseoso y artífice de la paz, constructores de la paz y miremos el futuro con esperanza, con fe y sobre todo con amor”, concluyó.
Fuente: Comunicaciones Concepción