Los gestos del Papa
Los gestos del Papa

El profesor de filosofía Diego García analiza algunas de las acciones del Papa Francisco.

Por Diego García
¿La verdad acerca de lo real sólo puede contenerse en una proposición descriptiva? ¿Lo debido sólo puede contenerse en una prescripción? ¿Por qué entonces Jesús – que se llamó a sí mismo camino, verdad y vida- enseñaba con parábolas, a veces crípticas? ¿Acaso el comportamiento no es un modo de enseñar: “Muéstrame tu fe sin obras, yo con mis obras te mostraré mi fe”-? (Santiago 2, 18-26) En cien días de papado, el papa Francisco no ha dicho ni escrito mucho, pero ha tenido muchos gestos, con pocas o ninguna palabra de por medio, y ha llamado mucho la atención por eso. No conocemos si ya tiene planes de gobierno, cuáles son ni si podrá llevarlos a cabo. Es un hombre mayor, no se augura para él un papado muy largo, y no sabemos con qué apoyos o resistencias se encontrará, viniendo él de tan lejos, y no habiendo formado parte de modo habitual del ambiente que rodea al gobierno del Vaticano. El catolicismo es un fenómeno tan amplio, que con seguridad lo que es motivo de esperanza para algunos, suscita irritación en otros. En el intermedio, hay disensos que se procesan con mayor cordialidad y fraternidad. Como pedía el fundador de los jesuitas, orden en la que se formó el nuevo papa, hay que mostrarse dispuesto a salvar la proposición del prójimo. El caso es que el papa Francisco ha suscitado expectación y esperanza -por sobre la posibilidad de una razonable cautela- debido a sus gestos. Aprovecho de recordar algunos.

Francisco: El papa ha contado por qué pensó en ese nombre cuando, viendo que sería elegido, otro cardenal amigo suyo le pidió al oído no olvidarse de los pobres. Pero el recuerdo del santo de Asís es, por fortuna, más que la posibilidad de reconciliación de los católicos con los pobres del mundo, ¡que no sería poco! A San Francisco lo recordamos también por su promoción de la paz -no por nada, fue el patrono de la Vicaría de la Solidaridad en Chile-. Asimismo, muchos le profesan su simpatía por ser el modelo cristiano para una reconciliación con la naturaleza. Hoy mismo, Asís se ha convertido en el símbolo geográfico del diálogo entre las religiones. Solidaridad con los pobres, paz, ecología, amistad entre las religiones: un bello programa de gobierno contenido en un sólo nombre.

“Somos hermanos”: No tenemos experiencia de vivir con dos papas simultáneamente vivos. Benedicto XVI, en mi opinión, ha razonado correctamente al decidir acerca de su renuncia. Más aún, ha mostrado un rasgo que suele ser olvidado por tantos teóricos, expertos y mercachifles en asuntos de liderazgo: somos vulnerables, y llegado el momento, hay que saber dejar oportunamente el testigo de la posta a quienes están en mejores condiciones de continuar la tarea del servicio a la comunidad. Cuando el papa Francisco visitó al papa Benedicto, tuvo sin embargo un gesto espléndido. Al acudir a rezar a la capilla, Benedicto quiso que el papa ocupara un lugar de privilegio reservado para él, y con cierto azoramiento lo vio dirigirse hacia una banca que estaba detrás. Cuando quiso conducirlo hacia el sitio de privilegio que le estaba reservado, el papa Francisco le dijo “somos hermanos”, para alegre desconcierto del anciano papa emérito. Quizás hacía bien el papa saliente al querer cumplir con una norma protocolar. Y sin embargo, no hizo mal el papa entrante al quebrar la norma (es el sábado el que ha sido hecho para el hombre...) y manifestar con este sencillo gesto que el poder es para servir, que tener poder es tener mayores responsabilidades, y que desde el poder sí se puede practicar la fraternidad que nos iguala.

Lavar los pies a los que la sociedad aisla: En semana santa, el papa ha tenido otro gesto impresionante: lavar los pies de jóvenes encarcelados, entre ellos, dos muchachos musulmanes, un hombre y una mujer. No preguntes a otro “quién eres, qué hiciste o en qué crees”, más bien pregunta “si puedo serte de alguna ayuda, para que cuentes con ella”. Es la viva imagen de la fe que se nos ha transmitido desde niños en la concordancia entre sus contenidos y la práctica de la misma, la que reivindica al publicano humilde y pone en su lugar al fariseo farsante. Es la fe que nos dieron quienes amorosamente nos cuidaron desde la infancia y que siempre tuvieron la disposición a abnegarse por nosotros cada vez que tuvimos necesidad, sin esperar un precio a cambio.

Durante el período del papa Benedicto, la Iglesia comenzó a dar pasos para sincerar y corregir sus fallos, a veces horrorosos. Eso precisará de acciones institucionales, evidentemente. Pero nada de eso podrá perdurar si falta calidad humana, tanto en quienes encarnen esas responsabilidades institucionales, como en los fieles en general. Sin hablar mucho aún, los numerosos gestos del papa Francisco tienen la virtud de inspirar por la vía del recuerdo lo medular del cristianismo, el don de sí mismo a los hermanos, a todo hermano, tal como nos fue dado por quienes nos quisieron primero. Todo esto hecho con jovialidad y sin dramatismo. La fe es una buena noticia que nos da motivos para estar contentos. ¿Por qué entonces nos cuesta tanto vivirla de ese modo? Estaba haciendo falta un buen cambio de zapatos en nuestro estado de ánimo...


Fuente: Comunicaciones Iglesia de Santiago
www.iglesiadesantiago.cl
Santiago, 18 de Junio, 2013
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