El cubo de Talca para la gran Cruz de Chile Misionera
Hito de la Misión Joven
El cubo de Talca para la gran Cruz de Chile Misionera

La obra está tallada en madera y en sus cuatro caras se representa la Catedral, el terremoto, la Virgen María y San Pedro de Llico.

"Cuando me dijeron que la madera del cubo podía ser de Raulí o Lingue, me acordé que hace muchos años había comprado de ocasión dos tablas de Raulí secado natural. En ese momento supe que desde entonces el Señor me estaba preparando para esta pega", asegura Ricardo Espinoza Morales, quien estuvo a cargo del tallado del cubo.

Este artesano de 52 años, es casado desde hace casi 30 años y es padre de dos hijos, Ricardo y Pamela. Vive en la comuna de Maule donde tiene un pequeño taller artesanal de muebles donde elabora altares, ambones, sagrarios, bancas, imágenes, entre otros.

Cuenta que cuando el Padre Felipe Egaña, Vicario Pastoral de la diócesis, se le acercó con la propuesta, le encantó la idea. "Primero por que se trataba de algo original y también por el significado que tiene. Me siento honrado de poder aportar con un granito de arena en esta obra, que me imagino tendrá tanta vida y riqueza personal de todos los que trabajaron en ella. Agradezco al Señor esta linda experiencia".

La primera cara refleja la catedral con una visión misionera representando a todos los laicos y consagrados con su obispo como pastor, con una cruz misionera y las cinco imágenes representan las zonas de esta diócesis.

La segunda cara se relaciona con el terremoto. Es un cuadro de la solidaridad que expresa las realidades sufrientes, lo más marcado en el último tiempo. El terremoto, el dolor que vivió tanta gente, y también la solidaridad de un pueblo, que ayuda, que acoge, que acompaña, que consuela. Realidad y riqueza especialmente de los jóvenes.

La tercera cara muestra a la Virgen del Carmen. Ella está presente en muchos lugares y es venerada de distintas formas. Es el pueblo que alaba, una familia que expresa la comunidad, un hombre de campo que ofrece la riqueza de la tierra, y los consagrados que animan esta vida de fe.

En la última cara está San Pedro de Llico. Se trata de una fiesta tradicional que expresa la relación del hombre de la costa, de los pescadores que en compañía de él realizan sus labores de trabajo y luego lo veneran en procesiones.

Fuente: www.iglesiaenmision.cl
Talca, 13 de Mayo, 2013
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