Por Haydée Rojas Escobar
“Desde hace casi 30 años que aquí en nuestra casa se reúnen amigos y hermanos de diversas tendencias políticas y religiosas para celebrar en conjunto un año más la fiesta de la libertad, el relato de la salida de Egipto donde como pueblo judío celebramos la recuperación de nuestra libertad, ocurrida hace ya más de 3 mil años. Esto tiene un significado muy profundo y poderoso para nosotros como comunidad y como individuos, y nos da la oportunidad de dedicarle al menos una vez al año un tiempo de reflexión al hecho de ser personas libres”. Con estas palabras dio inicio a la cena de Pesaj (Pascua Judía) Eduardo Weinstein, el presidente de la comunidad de B’nai B’rith, organizadores de la tradicional celebración a la que están invitados autoridades de los poderes ejecutivos, legislativo y judicial; políticos, representantes de todas los credos religiosos, embajadores, diplomáticos, alcaldes, entre otros.
En su discurso Weinstein señaló que Pesaj representa la aspiración de todo ser humano de vivir en plenitud y libertad. Asimismo, en dos oportunidades mencionó al Papa Francisco y leyó una cita “del entonces Cardenal Bergoglio”, como lo mencionó: “El diálogo nace de una actitud de respeto hacia otra persona; del convencimiento de que el otro tiene algo bueno que decir. Supone hacer un lugar en nuestro corazón a su punto de vista, a su opinión y propuesta. Dialogar entraña una acogida cordial y no una condena previa; para dialogar hay que saber bajar las defensas, abrir las puertas de la casa y ofrecer calidez humana”.
Terminó su discurso preguntándose,” ¿por qué esta noche es diferente a las demás noches? “Y la respuesta fue que porque “un grupo de amigos y hermanos nos unimos y ofrecernos un canto a la vida, a la fraternidad, a la tolerancia, y todos juntos hacemos un llamado a la paz”.
En tanto, el Nuncio Apostólico, Ivo Scapolo afirmó que no tendría sentido celebrar solamente una liberación del pasado, agregando que “estamos aquí porque sabemos que Dios como ha liberado al pueblo de Israel puede liberarnos hoy a nosotros de nuestras necesidades, miedos, dificultades, pobrezas materiales, espirituales y comunitarias”.
Monseñor Scapolo llamó a reflexionar sobre el rol de cada uno en la construcción de un mundo mejor. Recordó que “eso lo podemos hacer no solamente con buena voluntad, sino que es necesario la solidaridad y la unidad”.
“Hago votos a todos ustedes para renovar nuestra confianza en Dios omnipotente y también para renovar nuestro compromiso a colaborar con esta obra de liberación”, concluyó.
El Arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati destacó el sentido interreligioso de esta celebración, “que nos hace bien a todos, porque busca las raíces comunes de nuestra fe, especialmente con el pueblo de Israel”.
Y resaltó el hecho de que sea un recuerdo no solamente del tipo intelectual “sino uno que pasa por el corazón, porque esta celebración es memorial, hace presente en el hoy lo que significa el don de la Pascua del Pueblo de Israel, que es también lo que nosotros celebramos el Sábado Santo. Entonces, el sustento de la amistad judeo- cristiana, está en la fe”.
Susana Epelbaum, de la comunidad B’nai B’rith, cuenta que los dos últimos años le ha tocado compartir con los seminaristas y sacerdotes católicos. “El año pasado estuve con algunos que se acaban de ordenar sacerdotes y fue maravilloso. Es impactante que hayan tomado ese camino. Si hasta me bendijeron. Compartir con ellos fue muy enriquecedor, lo mismo que ahora. La diversidad nos une, porque todos creemos en un solo Dios. Este seder (en hebreo oficio) interconfesional es maravilloso”, puntualizó.
El rabino Eduardo Waingortin, de la comunidad israelita de Santiago y capellán de La Moneda, apeló al sentido ecuménico de la libertad, “que implica sentirnos hermanados y dejar plagas y esclavitudes de lado. Por eso esta noche nos impele a analizar cómo nos hemos liberado de prejuicios y preconceptos, y cómo podemos unirnos cada día más”.
Fuente: Comunicaciones Iglesia de Santiago
www.iglesiadesantiago.cl