Cuaresma: creer en el amor
Cuaresma: creer en el amor

Mons. Ricardo Ezzati espera que tiempo cuaresmal nos lleve a la profundidad de Dios y que nuestro compromiso fraterno y solidario en favor de la niñez sea un signo de la revitalización de nuestra fe.

Como "una pausa necesaria en nuestra vida, oasis en el desierto" resume Mons. Ricardo Ezzati, arzobispo de Santiago y presidente de la Conferencia Episcopal la espiritualidad del tiempo de Cuaresma que la Iglesia Católica inicia hoy, con la celebración del miércoles de ceniza.

En un artículo de opinión publicado en El Mercurio, el arzobispo explica que Cuaresma es un tiempo precioso para contemplar el paso amoroso de Dios por la vida y discernir en su Espíritu los mejores caminos para responder a su amor. "Oportunidad inmejorable para alimentar la fe mediante una escucha atenta y prolongada de la Palabra de Dios, la participación en los sacramentos y, al mismo tiempo, para crecer en la caridad, en el amor a Dios y a los hermanos".

Destaca la invitación que nos hace en su Mensaje para la Cuaresma el Papa Benedicto XVI a meditar en la íntima relación que existe entre la fe y el amor, y a vivir la preparación a la Pascua reavivando la fe en Cristo, “para entrar en su mismo torrente de amor por el Padre y por cada hermano y hermana que encontramos en nuestra vida”.

Cuaresma de fraternidad

Mons. Ezzati recuerda que la campaña ‘Cuaresma de Fraternidad’ que la Iglesia desarrolla en Chile desde 1981, es signo de una vivencia de fe que no puede separarse del compromiso solidario y fraterno con el prójimo. Y que después de haber destinado durante varios años los recursos de la Campaña a financiar proyectos de apoyo a mujeres jefas de hogar y, luego durante otro período, a jóvenes en situación de vulnerabilidad, a partir de este año los Obispos han "acogido la invitación a dirigir la mirada y la prioridad de la caridad hacia el desarrollo de la niñez, especialmente de los menores de edad, que enfrentan condiciones de vulnerabilidad, como pobreza material, el abandono o el abuso".

"Emociona la ternura con que Jesús acoge a los niños, relegados a un lugar marginal por la sociedad de su tiempo, los reconoce en su dignidad y los hace sus predilectos. En la sencillez de los niños el Señor muestra un modelo nítido de los valores del Reino de Dios y la pedagogía para acompañarlos. Por eso, en una sociedad donde los menores de edad también son víctimas del abandono, del abuso y de las duras consecuencias familiares de una sociedad de consumo, la Iglesia hace suya la opción de Jesús. Eso se traduce en un compromiso por ofrecer y promover para ellos, experiencias y espacios sanos y seguros de convivencia donde sean tratados con cariño, sus derechos sean respetados y puedan recibir una formación integral que los convierta en honestos ciudadanos y buenos cristianos", agrega el presidente del Episcopado chileno.

Junto con destacar las incontables obras apostólicas de solidaridad para niños y adolescentes que tiene la Iglesia, afirma que ellas han sido fieles a su vocación de servir en la primera línea del sufrimiento humano, haciendo suyos "el dolor y la vulnerabilidad de los niños, procurando ofrecerles, además de las condiciones necesarias para vivir dignamente, las herramientas indispensables para crecer y desenvolverse en un mundo tan competitivo, excluyente y estigmatizador".

Aclara Mons. Ezzati que la Cuaresma de Fraternidad es mucho más que una campaña de recolección de dinero. "Surge a partir de la espiritualidad de este tiempo y, en consecuencia, apela a la decisión personal de mirar primero la necesidad apremiante del hermano y la hermana que más sufre. En ese sentido, se nos invita a privarnos de lo suntuario e incluso de lo legítimo, para ayudar a que otros cuenten con lo mínimo para vivir y desarrollarse dignamente". En ese sentido, invita a recordar el mensaje del Papa "Creer en la caridad suscita caridad" y a tenerlo en cuenta "cuando recibamos, en nuestras parroquias y colegios, la tradicional alcancía de Cuaresma de Fraternidad".

"Que la necesaria pausa de este tiempo cuaresmal nos lleve a lo más profundo de Dios en nosotros. Y que nuestro compromiso fraterno y solidario en favor de la niñez sea un signo de la revitalización de nuestra fe. Porque, como señala el Papa en su mensaje para la Cuaresma 2013, 'en definitiva, todo parte del amor y tiende al amor'", concluye la reflexión de Mons. Ricardo Ezzati.

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Fuente: El Mercurio - Prensa CECh
Santiago, 13 de Febrero, 2013
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