La Jornada Mundial del Enfermo, que se celebrará del 9 al 11 de febrero en Washington, servirá para relanzar el sentido de la atención que la Iglesia ofrece a los enfermos y a los agentes del mundo de la salud, aseguró uno de sus organizadores a la agencia Zenit.
El arzobispo Javier Lozano Barragán, presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, en una entrevista a dicha agencia, reconoce que «en el mundo actual hay problemas muy fuertes en el tema de la Pastoral de la Salud».
En las últimas décadas, aclara, se ha extendido en algunos ambientes la idea de que la pastoral de la salud es algo simplemente «filantrópico», y esto, «junto a otras causas ha provocado que muchas órdenes y congregaciones religiosas se vacíen. Con la filantropía se puede hacer algo, pero no se suscitan vocaciones a la vida religiosa, que puedan tomar la antorcha».
La Jornada Mundial del Enfermo se celebra todos los años el 11 de febrero, día de la Virgen de Lourdes, con el patrocinio del Consejo pontificio encargado de orientar, coordinar, y promover la comunión de los servicios de pastoral de la salud que se realizan en las diversas Iglesias particulares.
Dado que la Iglesia es la institución del mundo más comprometida en la asistencia sanitaria a todos los niveles, para afrontar de manera más específica los amplios desafíos que plantea, la Jornada se celebra cada año en un continente distinto, en esta ocasión América («toda América», insiste monseñor Lozano Barragán).
«El país que acoge las celebraciones es muy importante, pero no es para el país, sino para todo el continente», aclara el prelado. De hecho, el programa prevé los cuatro idiomas que se hablan en todo el continente. Se ha convocado a las 24 conferencias episcopales que existen en toda América.
Participarán, por tanto, 48 obispos --el presidente de la Conferencia Episcopal de cada país y el encargado de la Pastoral de la Salud.
El encuentro, en el marco de los 53 programas que impulsa el Consejo Pontificio, busca «retomar profundamente la Pastoral de la Salud», aclara Lozano Barragán. Es decir, «la auténtica caridad lleva consigo la fe. Por tanto, la Pastoral de la Salud es una pastoral de la Resurrección del Señor, es una pastoral para dar respuesta a la muerte. No una pastoral simplemente para hacer primeros auxilios o compadecerse de quien tiene sida».
«Es el mensaje que responde a las cuestiones más profundas del hombre --añade--. Y, por tanto, nos anclamos en una sólida esperanza. De manera que, sin una esperanza total, incondicional en la Resurrección del Señor no es posible una Pastoral de la Salud».
«Esta Pastoral se articula después concretamente en los ministerios de la Iglesia, que son palabra, santificación, y comunión. Nosotros proponemos a los obispos del mundo además 53 programas entre el año 2002 al 2007 para aplicar esta propuesta. Puede haber otros programas, pero lo que está claro que en la Iglesia sólo hay estos tres ministerios», reconoce.
El encuentro servirá precisamente para hacer esta presentación a los obispos americanos, y a este objetivo se dedicará todo el primer día del encuentro, el 9 de febrero, consagrado al diálogo.
El 10 de febrero, la Jornada hará un doble llamamiento a la «justicia» y a la «fidelidad». Se afrontarán cuestiones de solidaridad, como por ejemplo, la cuestión de los medicamentos genéricos. Al pedir «fidelidad», se hará un llamamiento «a la moralidad en la salud», explica el arzobispo.
«Se tocarán todos los gravísimos problemas de la biogenética: especialmente, la clonación terapéutica», añade. «El principio básico será: la finalidad de la ciencia y de la técnica debe ser el hombre. El hombre es el criterio ético. La tecnología puede avanzar sin saber a dónde va. Nosotros diremos: ""sí, toda la tecnología, pero para que viva el hombre, no para que muera""».
El tercer y último día, se dedicará a visitar alguna institución católica al servicio de enfermos de Washington, y en la tarde tendrá lugar la liturgia solemne del Día Mundial del Enfermo, con Unción de los Enfermos, en la Basílica-Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción, en Washington.
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