Los obispos católicos del sur de Chile invitaron a todas las comunidades cristianas a avanzar en un proceso de discernimiento de la realidad que viven los pueblos indígenas, para poner los actuales conflictos en una debida perspectiva histórica y, al mismo tiempo, contribuir a alcanzar la paz fruto de la justicia.
"Al servicio de un nuevo trato con el pueblo mapuche", se denomina el documento preparado por los obispos del sur y promovido por la Comisión Nacional de Pastoral Indígena de la Conferencia Episcopal de Chile.
Fue presentado por el Obispo emérito de Temuco y Presidente de dicha comisión, Mons. Sergio Contreras, quien abogó por el reconocimiento constitucional de los pueblos originarios como integrantes de la común nacional chilena.
El documento, presentado para la reflexión de las comunidades eclesiales, expresa su apoyo a las acciones no violentas de las organizaciones indígenas que buscan la recuperación de sus tierras usurpadas, y respalda también las políticas de Estado orientadas en tal sentido.
Oportunidades de educación
El documento invita a todos los cristianos a apoyar los esfuerzos que se realicen para ratificar y/o aprobar distintos instrumentos jurídicos que tiendan a dignificar a los pueblos originarios y a proteger sus derechos.
Asimismo, estima justo y provechoso promover y participar en una reflexión y discusión nacional y regional sobre el modelo de desarrollo que se debe crear para las regiones del sur de Chile y sobre el modo en que ese modelo considera a los diversos grupos sociales y culturales que conforman nuestra sociedad.
Formula, además, un llamado a los cristianos, a través de instituciones educativas, a hacer un gran esfuerzo en la capacitación para un desarrollo integral y ecológicamente sustentable, como un compromiso con la superación de la pobreza injusta en que se encuentran muchas familias y comunidades indígenas. "La educación intercultural no es una mera opción sino más bien una urgencia. El respeto a las culturas locales es garantía de un desarrollo humano equilibrado", sostiene.
Explica que se trata de avanzar, con los conocimientos y las técnicas del mundo moderno, para resolver la grave pobreza en la cual hoy viven la mayoría de las comunidades indígenas. "Tanto o más que de tierras, el pueblo mapuche requiere más amplias oportunidades de educación y capacitación", afirma.
El documento insiste en que el común empeño por la construcción de la justicia social en la región sureña implica la voluntad de reparar el daño histórico que se infligió a los pueblos originarios y cuyos efectos están vigentes. Sin embargo -aclara- esta voluntad se ve menoscabada con el desconocimiento o la criminalizacióno de las legítimas demandas de reconocimiento de los derechos del pueblo mapuche.
En este sentido, llama a los medios de comunicación a esforzarse seriamente por informar más allá de los hechos de violencia, para que, sin ocultarlos, se los ubique en un marco de comprensión superior al de los meros conflictos. También les pide contribuir a la verdadera solución de los mismos, destacando los esfuerzos que se hacen para acrecentar el respeto, la comprensión, el amor, la justicia social y la paz.
Los obispos del sur consideran necesario asumir una actitud nueva por parte de todos para eliminar toda clase de discriminación, y exhortan a los indígenas que se avergüenzan de sus orígenes, dejándose influir así por actitudes abusivas y discriminatorias: "Si bien los comprendemos, sabemos que con esa actitud están dando la razón a los que discriminan, como si fuera cierto que unas personas o grupos humanos tienen más dignidad que otros".
Desprotección de derechos
Después de una mirada general a algunos hechos históricos relevantes que ayudan a comprender la realidad de nuestros pueblos originarios, el documento concluye que los actuales problemas del pueblo mapuche se encuentran agudizados, en buena parte, por el modelo neoliberal de mercado que impera en el país.
Recuerda que las tierras indígenas están catalogadas de improductivas para la agricultura tradicional, y que la mayor parte está calificada como apta para la industria forestal, lo que ha provocado una gran presión sobre la propiedad mapuche.
Añade que las grandes empresas forestales han adquirido las tierras que eran reclamadas por comunidades indígenas dificultando así su recuperación y explica que la reconversión forestal ha transformado profundamente el ecosistema del territorio mapuche, dejando a las comunidades mapuche en deterioradas situaciones tanto económicas como ecológicas.
A juicio del documento de los obispos del sur, el desarrollo de megaproyectos en territorio indígena es otro punto conflictivo, por cuanto ha hecho evidentes las dificultades para armonizar una economía liberal de mercado con las economías de subsistencia características de los mapuche rurales.
"La desprotección de los derechos de indígenas sobre sus recursos naturales, tierra, agua y subsuelo, está haciendo crisis frente a un modelo económico basado en la competitividad y la explotación por parte del más fuerte", sostiene. Y agrega que la nueva Ley Indígena se ha mostrado insuficiente para proteger efectivamente a las comunidades indígenas y sus territorios.
Escucha y discernimiento
El texto, que no constituye un documento definitivo, se ofrece a las comunidades eclesiales de base, a las parroquias y movimientos apostólicos, para darles a conocer la realidad y las causas de la emergencia mapuche, con el fin de lograr un cambio de actitud de quienes se sienten confundidos o tienen una visión errada. Luego de recibir los aportes de las comunidades, los Obispos del sur entregaán orientaciones pastorales sobre la materia.
El texto es el resultado de un estudio serio, acucioso, fundado en un acopio de información recogido con responsabilidad y trabajado con expertos. Considera que los conflictos hay que juzgarlos también a la luz de la justicia y legalidad vigentes y ha procurado emitir juicios con fidelidad a a misión evangelizadora de la Iglesia.
El propósito de los obispos del sur es sumarse con creatividad a esta nueva dinámica que nace del reconocimiento de la pluralidad étnica y cultural de nuestro país, contribuir a la dignificación de los pueblos originarios y comprometerse, desde los valores del Reino que anuncia la Iglesia, en la construcción de una sociedad más justa y fraterna.
Por eso invitan a todas las comunidades cristianas a avanzar en un proceso de discernimiento comunitario que ayude a emprender con valentía y audacia el camino hacia una Iglesia capaz de encarnarse en la cultura de las comunidades indígenas."Todos estamos llamados a ser protagonistas de este proceso", señalan.
Afirman que la inculturación del Evangelio en las culturas indígenas no será liberadora si no son protagonistas los propios hermanos indígenas. Para avanzar en este camino, proponen a cada comunidad eclesial desarrollar una actitud de escucha y discernimiento de la realidad actual.
Los pastores abogan por la apertura a un verdadero diálogo interreligioso que permita conocer y valorar la cosmovisión y las diversas tradiciones religiosas que sustentan la vida del pueblo indígena mapuche. ·"Como Iglesia no podemos tratar sus expresiones culturales como folclore ni pretender que su religión se limite a pura tradición del pasado. (& 133) Es urgente desarrollar una nueva sensibilidad frente a una cultura, que de muchos modos hemos influido para que no fuera apreciada ni respetada debidamente", puntualiza el documento.
Consideran fundamental los obispos que las comunidades cristianas no aborígenes se aproximen a las comunidades indígenas, para establecer relaciones sinceras de respeto y de solidaridad., conociendo más y mejor a los grupos originarios -sus necesidades, sus esperanzas y dificultades- y que en la medida de lo posible apoyar los procesos de recuperación de su propia identidad cultural y de reivindicación de sus derechos sociales, políticos y económicos.
"No es posible seguir viviendo como si no existieran o en el simple desconocimiento de su realidad. Debemos informarnos adecuadamente para opinar sobre sus demandas. No bastan los titulares de los diarios", afirman.
El documento concluye invitando a todos, en la consciencia de una responsabilidad histórica en la construcción de una patria chilena más justa y fraterna, a reflexionar y dejarse iluminar por la sabiduría de Dios para que todos en la Iglesia"emprendamos un decidido proceso de conversión en el plano de nuestras actitudes personales y pastorales en vistas a la asunción de nuestra realidad pluriétnica y pluricultural"
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