Monseñor Ezzati Presidió Misa por los 30 años de la Comunidad Católica Coreana en Chile
Por Fabiola Aburto
La Misa se realizó en la Iglesia Santa Filomena ubicada en Recoleta y en ella participaron numerosas familias católicas coreanas que viven en Santiago. Monseñor Ezzati destacó el significado de este aniversario que da testimonio de una Iglesia universal, que aunque hablen idiomas y que tengan costumbres diversas profesa el mismo Evangelio y la misma fe.
“Quiero dar gracias a Dios porque la Iglesia de Chile y la Iglesia de Corea se han unido desde hace tres décadas en esta preocupación por los migrantes, para ofrecerles continuar el don que habían recibido como herencia de sus tantos mártires: una fe muy sólida” expresó.
En su homilía el pastor se refirió a la presencia de la fe en la vida de las personas y como ésta es una de las dimensiones esenciales de la existencia humana y de mucha importancia, sobre todo cuando los obstáculos parecen cerrar el camino.
“También nosotros hemos encontrado una y mil dificultades. ¿Quién da sentido a la existencia?, ¿quién permite superar los obstáculos de la vida?, ¿quién permite que la esperanza vuelva a reinar en nuestros corazones?, ¿quién da la fortaleza para que podamos caminar a lo largo de nuestra vida confiados, seguros que podemos llegar al monte Santo de Dios?. Jesús ha sido enviado para llenar el corazón humano de auténtico significado, Él es el pan que ha bajado del cielo y el pan que Dios Padre nos envía, Él es quien da sentido a la existencia humana. Es la esperanza, es aquel que viene a saciar el hambre y la sed”, dijo el Arzobispo de Santiago.
Un momento significativo de la Misa fue cuando monseñor Ezzati agradeció a monseñor Lázaro Yoo Heugnsik la cercanía a la Iglesia de Chile y la ayuda que la Conferencia de Obispos de Corea brindó para el terremoto de 2010 a la Arquidiócesis de Concepción, de la cual él era Arzobispo en ese tiempo. Destacó su solidaridad y apoyo y el ser la primera de todo el mundo en hacerlo.
También se refirió a cómo la palabra de Dios nos anima a cultivar sentimientos de solidaridad, de cordialidad y amistad. “Esta invitación puede ser muy fecunda para la comunidad coreana establecida en Chile y que está llamada a vivir un espíritu de fraternidad, especialmente entre quienes compartimos la misma fe en Cristo y participamos de la misma Iglesia”, expresó el Arzobispo de Santiago.
En las ofrendas, se presentó un cuadro de un puzzle con 200 mil oraciones del santo Rosario, con mártires coreanos, realizado para conmemorar el aniversario de la comunidad.
Compartiendo la misma fe
Matilda Yoom es estudiante universitaria, hace 9 años que vive en Chile y es una activa participante en la comunidad católica. “Desde chica iba a la Iglesia cuando estaba en Corea y acá lo sigo haciendo porque me hace muy bien y me gusta apoyar en lo que puedo, como enseñar a los niños en la catequesis y tocar el órgano en el coro de la misa”.
Ana Lee también participa de la comunidad y vive hace 26 años en Santiago junto a su familia, tiempo en el que ha mantenido su religiosidad y las tradiciones de su país. Vestida con el traje típico coreano llamado hanbok,compartió su experiencia: “Me acostumbré a Chile, ya no extraño tanto porque me gusta mucho este país”.
Entre los asistentes también había personas provenientes de otros países quienes destacaron los valores de los coreanos. “Hay tanto por aprender de ellos, estuvimos en la entrada de la Iglesia y pudimos ver el amor con que acogían a cada persona que llegaba y cómo hacían especial atención de los ancianos, de hecho nos presentaron a la persona más antigua de la comunidad”, expresó Elisa Caresami de Argentina.
Fuente: Comunicaciones Santiago www.iglesiadesantiago.cl