Por Paz Escárate.
En un templo repleto de fieles se celebró la solemnidad del apóstol Santiago en la tarde del miércoles 25 de julio en la Catedral Metropolitana. Feligreses, comunidades cristianas, religiosas y familiares de los condecorados con la Cruz apóstol Santiago se reunieron con el fin de dar gracias a Dios por la presencia evangelizadora de la Arquidiócesis en la capital de Chile.
Al principio de la Eucaristía, Camilo Rojas, representante de la pastoral juvenil de la Parroquia Sagrada Familia, hizo el ofrecimiento de esta misa por la Misión Joven. Dirigiéndose al patrono de la diócesis sostuvo: “Con la alegría de sabernos discípulos y misioneros de Jesucristo estamos viviendo este tiempo de Misión Joven”. Añadió: “No es la vida una tarea fácil, pero hemos vivido estos tiempos con entrega, fuerza y fe. La esperanza ha sido nuestro lema y la Palabra nuestra inspiración”. Luego dio a conocer lo que se ha vivido en los diálogos de esperanza y sus anhelos de construir una civilización del amor. “Ponemos a nuestra arquidiócesis en sus manos”. Terminó pidiendo “que en el amor y la esperanza seamos todos uno para la Iglesia”.
Experiencia que cambia la vida
En su homilía, monseñor Ezzati destacó la historia del apóstol Santiago como una experiencia que cambia la vida de manera radical. “Jesús irrumpe en la vida de Santiago y de Juan con un llamado que pide un cambio total de perspectivas, que implica una total y progresiva conversión a los criterios del Maestro y la adhesión a una fecundidad que escapaba totalmente a sus cálculos”. Explicó que “no será el poder, sino el servicio; no será ocupar los primeros lugares, sino hacerse servidores de los últimos, a ejemplo del Maestro que no sabe dónde reclinar la cabeza, que ha venido para servir, no para ser servido”. Y es el aprendizaje del servicio, del morir para que otros tengan vida, el que llevó al apóstol a morir decapitado, explició. “La compañía y el discipulado llevó a Santiago a creer en la esperanza que no engaña y a descubrir que lo más fecundo de la existencia es compartir el proyecto de vida abundante que Jesús vino a revelar con su palabra y con su obra”, manifestó el Arzobispo a los asistentes.
Discípulos misioneros hoy
“Más que nunca nuestra sociedad inquieta advierte la necesidad de un principio que dé esperanza a sus búsquedas y que permita mirar el futuro con ojos relucientes de esperanza, sin las lágrimas de la desesperación y del fracaso”, indicó el Pastor.
“Con la humildad de saberse pecadora, una vasija de greda, pero con la audacia de ser portadora de un tesoro que viene del Espíritu, está llamada a ofrecer el testimonio de la fuente de esperanza que la habita: Jesucristo, muerto y resucitado, presente en medio de nosotros con su Espíritu”, dijo. “Por eso en este día, como Iglesia de Santiago queremos renovar el propósito de hacerla nuestra, palabra viva para nosotros y para nuestros contemporáneos en el territorio donde vivimos y testimoniamos nuestra fe”, continuó. “Es la esperanza que queremos asumir como fundamento de nuestras acciones pastorales, de nuestra presencia en el tejido de nuestra ciudad de Santiago, no con el dominio de los poderosos, sino haciéndonos servidores a semejanza del Hijo del Hombre que no vino a ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud”, aseguró.
Respecto a quienes recibieron la cruz del apóstol Santiago, monseñor explicó que “recae en hombres y mujeres que viven la única vocación de ser pueblo de Dios convocado, de acuerdo a la vocación peculiar que han recibido”. Añadió que “cada uno de ustedes nos recuerda el deber de despertar la identidad bautismal de cada uno en la Iglesia, para ser auténtico testigo del Evangelio y para dar razón de nuestra propia fe como un valioso servicio para los hombres y mujeres de hoy”. Finalmente expresó la gratitud a cada uno de los galardonados, porque con su testimonio se muestra “que la fe cristiana es respuesta a los problemas existenciales de la vida”.
Fortaleza y protección
“Celebramos 451 años de vida y misión de la Iglesia en Santiago. Una historia hecha de luces y de sombras humanas, pero y sobre todo, entretejidas de perdón, de benevolencia y de gracia divina”, dijo el Arzobispo. “Con confianza hemos pedido a Dios todopoderoso que consagró las primicias de la predicación apostólica con el martirio del apóstol Santiago, que fortalezca a nuestra Iglesia con testimonio de su sangre y la proteja siempre con su intercesión”, señaló finalmente.
A continuación los dieciocho premiados subieron al altar para recibir su medalla y un diploma de manos de monseñor Ezzati. Ellos fueron: Bernardino Arancibia, Mariana Cañete, Enriqueta Escalona, el diácono Miguel Escanilla, el padre Mario Garfias, Ricardo González, Rebeca Lara, Lucila López, Juana Maturana, Pedro Ortiz, Mercedes Pacheco, el diácono Enrique Palet, Sara Rodríguez, Carlos Saini, Paulina Vargas, Helma Wagner, Sara Paineo y Dagoberto Lagos (Lea biografías más adelante).
Reconocimiento a deportistas del Mundial del 62
También futbolistas, dirigentes y periodistas que participaron en el Mundial de 1962 fueron reconocidos, esta vez con un galvano y un diploma por parte del Arzobispo. En la ocasión se hicieron presentes Sergio Navarro, Leonel Sánchez, Humberto Cruz, Alberto Fouillioux, Manuel Astorga, Carlos Campos, Jorge Toro, Carlos Contreras, Sergio Valdés, Manuel Rodríguez, Braulio Musso, Patricio Vildósola, Luis Eyzaguirre en representación de su padre Luis; Adriana Godoy, viuda de Goñi, Soledad Alvear en representación de su padre Ernesto e Isabel Arias en representación de don Fernando Riera. Asimismo se recordó a los difuntos: Misael Escutti, Honorino Landa, Mario Moreno, Mario Ortiz, Jaime Ramírez, Eladio Rojas y Hugo Lepe.
“La selección chilena logró el tercer lugar en un hecho único hasta ahora”, dijo monseñor Cristián Contreras Villarroel, Obispo Auxiliar de Santiago, a la feligresía. “Por eso ha sido bueno para un país tensionado que se recuerde el triunfo del 62”, explicó. “Por esta y por muchas otras razones nuestro Arzobispo, monseñor Ricardo Ezzati, ha querido distinguir con un sencillo, pero emotivo homenaje a jugadores, dirigentes y periodistas del 62. A ellos, a sus familias, a quienes ya han fallecido es el homenaje agradecido de la Iglesia de Santiago en el día solemne del apóstol, patrono de la ciudad y de la Arquidiócesis”, culminó.
Finalmente un grupo de folclor gallego adornó esta solemnidad con su música y su baile y le rindió un homenaje a la Arquidiócesis frente a la imagen de su patrono.
Biografías de los condecorados con la Cruz Apóstol Santiago
Señor Bernardino Arancibia Tureo
Casado con la Sra. Gloria Labarca Villarroel. Su trabajo pastoral comienza en Punta Arenas, donde fue dirigente de la Acción Católica. En Santiago participa en el Movimiento Cristiano de Empleados, encargado de la Pastoral del Colegio de los Sagrados Corazones de la Alameda, además, encargado de la Pastoral Educacional de la Zona Centro.
Desde el año 1985 colabora en la Parroquia María Auxiliadora donde estuvo a cargo del Equipo de Misiones de la Parroquia antes mencionada, preparando a la Comunidad para la visita del Papa Juan Pablo II.
Señora Mariana Cañete Herrera
Queremos dar gracias a Dios por las madres que han regalado un hijo a la Iglesia, ella es la mamá del Padre Francisco Javier Romo Cañete. Participa activamente en la Parroquia Santa María de la Esperanza de Maipú, donde se destaca por el amor a la Eucaristía que expresa en el servicio a la sacristía de dicha Parroquia.
Señora Enriqueta Escalona Becerra
83 años, viuda de Don Manuel Pérez Lara, madre de seis hijos, cinco nietos y tres bisnietas. Entre sus hijos cuenta a uno sacerdote, el Padre Belarmino Pérez Escalona.
Diácono Permanente Don Miguel Escanilla Ahumada
Don Miguel ha desempeñado su ministerio en la Parroquia Santa Isabel de Hungría, particularmente, en la Capilla San Simón. También colabora con mucha responsabilidad en el equipo de discernimiento diaconal de esta zona.
Enviudó hace cerca de 12 años y ha dedicado su vida a la familia y a la iglesia. Es reconocido como un hombre bondadoso, sencillo y siempre disponible para el servicio a los demás.
Pbro. Mario Garfias Villarreal
El Padre Mario Garfias, sacerdote diocesano, fue ordenado en 1955. A lo largo de su ministerio ha servido en la Arquidiócesis de Santiago, como Vicario Parroquial y Párroco en diversas Parroquias de la ciudad.
En el año 1980, prestó servicios pastorales en la entonces Pastoral Universitaria. Desde mayo de 1984 a mayo de 1987, como Vicario Episcopal de la Zona Oriente. Desde 1987 a marzo de 1993, como Vicario Episcopal de la Zona Oeste; a contar del año 1993 al año 2001 en el Área Laicado al servicio de los Movimientos Apostólicos, nuevas Comunidades y Apostolados Ambientales y Secretario adjunto en la Conferencia Episcopal de Chile.
Actualmente se desempeña como Vicario Parroquial en la Parroquia San Alberto de Sicilia de la Zona Norte, con la alegría y dedicación de pastor que siempre lo ha caracterizado.
Señor Ricardo González Cortés
Ingeniero Civil de la Universidad Católica de Chile. Casado con María Isabel Alemany Méndez, tienen 8 hijos, 32 nietos y 3 bisnietos. Siempre preocupado de los temas de la familia, de ayuda a los más necesitados, inculcando la fe y amor a la Iglesia.
Siendo una persona tan cercana a la Iglesia, pensó en la creación de una Fundación que fuera en beneficio de los sacerdotes ya mayores y jubilados, dando origen a PRO ECCLESIA, además, de contribuir al mejoramiento de capillas y parroquias de escasos recursos en diferentes lugares de Chile.
En su vida profesional formó la empresa Ávalos y González Ingenieros, desarrollando durante más de 30 años grandes obras, tales, el primer tramo del Metro, Cementerio del Parque del Recuerdo, Centro Comercial Plaza Lyon, entre otras obras.
Señora Rebeca Lara Muñoz
Viuda, con tres hijos. Coordinadora de la Capilla del Sagrado Corazón, perteneciente a la Parroquia Santa Catalina de Siena de la Villa Olímpica. Al principio su mayor preocupación fue la mantención del Templo, donde fue tomando responsabilidades hasta hacerse cargo de los Adultos Mayores, siendo una de las primeras voluntarias de Caritas en la Arquidiócesis, servicio que sigue realizando hasta el día de hoy.
Es una persona alegre, dinámica y muy querida por la comunidad, posee una fe que conmueve pues la mantiene vital y siempre atenta a hacer lo que Dios le pide, especialmente, si tiene relación con Adultos Mayores.
Señora Lucila López Álvarez
Pertenece a la Parroquia Santa María Magdalena de Puente Alto, donde asiste diariamente a la Santa Misa, con una profunda devoción a la Virgen María. Ha trabajado pastoralmente más de 40 años como voluntaria en el Hospital Sótero del Río en acompañamientos de enfermos y personas de la tercera edad.
Se destaca su permanencia y disponibilidad a su comunidad Parroquial.
Señora Juana Liria Maturana Vda. de Valdés
Viuda, una hija. Desde el año 1996, trabaja pastoralmente en la Parroquia San Antonio María Claret de San Miguel, en el campo de la Pastoral Social, en especial, en la Ayuda Fraterna, atención a los hermanos en situación de calle, preparando comida y saliendo a repartirla. Actualmente, casi con 90 años, es la Coordinadora de la Comunidad del Adulto Mayor “Padre Mariano Avellana”.
Señor Pedro Guillermo Ortiz Calderón
Nacido y criado en el Fundo de Santa Filomena de Colina. Educado en el seno de una familia católica, a los 11 años corre cuasimodo y desde ese momento nunca más ha dejado de hacerlo, llevando a la fecha actualmente 55 años corriendo cuasimodo.
Durante 30 años ha sido dirigente y agente pastoral, ya sea en su agrupación y como vicepresidente de esta asociación en Colina; es un hombre de trabajo, que durante su vida ha ido dejando su huella de ser católico y cuasimodista comprometido con su Iglesia.
Señora Mercedes Pacheco Silva
Nació en Santiago. Casada, 3 hijos y 4 nietos. El mayor de sus hijos es sacerdote diocesano de Santiago, Pbro. Cristián Roncagliolo Pacheco.
Pertenece a la Parroquia Nuestra Sra. de las Mercedes de Los Castaños desde 1975, colaborando en diversas tareas pastorales.
A partir de 1983 se compromete con la Fundación Las Rosas de Ayuda Fraterna. Desde esa época inicia un voluntariado haciéndose cargo del Comedor de la Divina Providencia destinado a atender a indigentes (1984 – 1999).
Desde 1999 se hace cargo del Hogar Sacerdotal Santo Cura de Ars, destinado a la atención de Obispos, sacerdotes ancianos y enfermos, tarea que cumple hasta el día de hoy.
Diácono Permanente Don Enrique Palet Claramunt
Nació en Concepción. Casado en 1964 con Eliana Araneda Amigo, cinco hijos, once nietos.
Periodista de profesión, fue ordenado Diácono Permanente en 1979.
Entre 1981 y 1989 se desempeña como Secretario Ejecutivo de la Vicaría de la Solidaridad del Arzobispado de Santiago.
Como Secretario de Pastoral de la Arquidiócesis, le correspondió participar activamente, junto al Vicario, en la organización de la Misión General de 1992.
Ha servido en la Conferencia Episcopal de Chile y como Secretario General Adjunto.
Señora Sara María Teresita de Jesús Rodríguez Villasol
Casada, 54 años de matrimonio, 3 hijos, 6 nietos, 2 bisnietos. Pertenece a la Parroquia Nuestra Señora de Montserrat de Puente Alto. Sus trabajos pastorales han sido en catequesis familiar, bautismo, matrimonios, comunidades cristianas de base, Escuelas de verano e invierno en la Zona Oriente por 6 años, además, trabajó en el plan de formación de los laicos.
Hoy ejerce su apostolado como coordinadora Zonal de la Pastoral de Adulto Mayor en la Zona del Maipo.
Señor Carlos Alberto Saini Baroni
Nacido en Santiago el 24 de Diciembre de 1925. Casado y padre de 7 hijos. Médico Radiólogo en ejercicio hasta 1983, después jubilado y al servicio de la Iglesia.
Se ha destacado como Catequista de Primeras Comuniones y Catequesis de Adulto.
Desde 1997 a la fecha, Ministro Extraordinario de la Santa Comunión en la Parroquia Santo Cura de Ars.
Don Carlos, a pesar de su delicada salud sigue entregando su vida y amor al servicio de los más necesitados de la Zona sur.
Señora Paulina Vargas Briulet de Moro
Nació en Santiago. Casada hace 48 años con Dn. Davor Moro Vuskovic. Tienen 4 hijos, el mayor sacerdote diocesano de Santiago, Pbro. Andrés Moro Vargas.
Trabajó desde el año 1992 en la Pastoral de la Salud de la parroquia "Nuestra Señora de Las Mercedes - Los Castaños" hasta el año 2000.
Fue coordinadora zonal de la pastoral y miembro del Equipo Arquidiocesano de la Vicaría de Pastoral Hospitalaria en tiempos de Monseñor Augusto Larraín.
Desde el año 2000 coordina el "Círculo de oración por las vocaciones" en la Zona Cordillera, donde más de 2500 enfermos y adultos mayores ofrecen su enfermedad y sus dolores por las vocaciones, tanto de quienes entran a la vida consagrada, como por los sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas que ya están sirviendo en nuestra Iglesia diocesana.
Señora Helma Wagner Voelsen
La Sra. Helma Wagner Voelsen, nació en Yumbel el 3 de septiembre de 1928. En Santiago conoció a don Antonio Domínguez, se casaron al año siguiente y fueron padres de 5 hijos varones.
Madre dedicada a la educación y cuidado de su familia, en una ocasión, su hijo Rodrigo de 7 años sufrió un accidente ocasionándole un traumatismo encéfalo craneano con peligro de muerte, permaneció 15 días junto él, día y noche a su lado rezando, cuidándolo, animándose con esperanza para que no falleciera en el único hospital donde recibieron a su pequeño hijo moribundo. Hoy gracias a esa confianza en Dios y a su cuidado, la iglesia de Santiago tiene un sacerdote, el Pbro. Rodrigo Domínguez Wagner.
Matrimonio de Don Dagoberto Alfonso Lagos Hevia y Doña Sara del Carmen Paineo C.
Casados desde el 8 de Enero de 1977, dos hijos. Trabajan pastoralmente en la Pastoral Familiar desde hace 25 años, en la Parroquia Pedro Bonilli de Puente Alto. Además prestan servicio como asesores familiares en el Centro de Familia de la Parroquia Divino Redentor de La Florida, proclamando con alegría el valor de la familia como patrimonio de la humanidad, que anuncie la buena noticia de la familia y el cuidado que ella merece.
Fuente: Comunicaciones Santiago www.iglesiadesantiago.cl