La declaración firmada por el presidente del Instituto, P. Giglio Linfati Cantergiani, y la secretaria Ejecutiva, Soledad Molinet Huechucura, señala que en “estos últimos días hemos sido testigos de nuevos hechos de violencia, casas, camiones, herramientas de trabajos quemados y destruidos por el fuego, hechos que duelen a la comunidad regional entera. Queremos expresar nuestra sincera solidaridad con los agricultores y familias que han sufrido esta acción irracional de un pequeño grupo de personas. Esperamos que los encargados de investigar y hacer justicia actúen con celeridad y transparencia.
Como Fundación Instituto Indígena no podemos dejar de denunciar y condenar esos hechos de violencia, provengan de donde provengan, creemos que el diálogo verdadero debe primar y la invitación es hacerlo con convicción y con respeto a las diversas realidades que enfrenta la región. Reafirmamos que sólo el camino de la justicia nos conduce a la paz.
Por otra parte, somos conscientes de la vocación de paz y fraternidad de las comunidades mapuche. Hacemos un llamado a conocer las causas profundas del denominado 'conflicto mapuche', a encontrarse entre las partes y a comprender que las promesas no cumplidas son heridas que se acrecientan con el tiempo. Confiamos en que las futuras acciones para superar estas situaciones de emergencia sean instancias plurales, donde puedan participar todas las partes interesadas en encontrar de verdad un camino de solución y reconocimiento a la interculturalidad presente en la región. No queremos más mujeres, niños, niñas y ancianos heridos o amedrentados, ya que con ello se van formando nuevas generaciones, que solo crecen en más violencia.
El Estado tiene muchas posibilidades de acompañar estos procesos, tanto como para responder a las exigencias del pueblo mapuche como también para proteger la propiedad de los afectados por los incendios. Tal vez, por las experiencias que se ha tenido, la Ley Antiterrorista o el Estado de Sitio, no son un buen camino para buscar la paz, al contrario, pueden transformarse en un instrumento de mayor violencia. Por eso creemos en la capacidad que tiene el Estado y la sociedad civil en general para buscar alternativas de consenso entre las partes afectadas.
En Cristo renace una nueva vida llena de fuerza y de esperanza. 'Sus heridas nos han curado' (Is 53, 5). El Señor quiere mostrarnos sus heridas para que construyamos la paz. Él nos ofrece la posibilidad de que el odio y la violencia sean vencidos por el amor. En las llagas de Jesús vemos a quienes han sufrido. Con la ayuda de Dios deseamos que prevalezca la razón de la paz en la verdad, en la justicia, en el amor, en la libertad y en el respeto de unos por otros”, concluye el texto.
Fuente: Comunicaciones Pastoral Social Caritas