Los nuevos Diáconos Permanentes son: Raúl Aranda Riveros, Luis Basso Arévalo, Avelino Fernández Salcedo, Giuseppe Formolo Monti, Luis Jara Mendoza, Héctor Pacheco Rifo, Samuel Rodríguez Gutiérrez, José Santibáñez Barrera, Alfonso Varas Aranda y Luis Zubicueta Neira.
En su Homilía, Mons. Gonzalo Duarte, recordó la lectura de los Hechos de los Apóstoles que relata el nacimiento del servicio del Diaconado Permanente. La palabra diácono es de origen griego que significa servicio.
“El diaconado es una actitud espiritual, es un estilo de querer vivir la propia vocación cristiana en la línea del servicio, en especial de los hermanos más necesitados”.
“Es una vocación nada fácil; sin embargo, Jesús les dijo yo estoy entre ustedes como el que sirve. Nada es fácil. La actitud espiritual diaconal debe ser de todo bautizado y aún más si está confirmado. Es vocación de todos esta vocación de Cristo servidor, de Cristo que da su vida”.
“Mirando a Jesús como el gran Diácono de nuestra fe, estamos llamados a dar la vida por nuestros hermanos, en especial por los más necesitados. Es difícil pero no estamos solos, el Señor viene en nuestra ayuda”.
“Después del Concilio Vaticano II fue restaurado el Diaconado Permanente. Ellos prestan muchos e importantes servicios en nuestras comunidades. Lo más importante de un diácono es su actitud diaconal al servicio de la Iglesia y de la comunidad de hermanos que les toca servir”
Mons. Gonzalo Duarte agradeció a las esposas de los diáconos, a sus familias, a las parroquias de origen y a nuestra Escuela “Felipe Diácono” para la Formación al Diaconado Permanente.
El diácono permanente tiene la misión de ser un colaborador en el ministerio del Obispo y del presbítero, un animador de las Comunidades Eclesiales de Base (capillas). Su carisma radica en animar a los cristianos en su propia vocación de servicio, tanto en el orden de la solidaridad como de la evangelización y edificación de la comunidad eclesial.
Fuente: Comunicaciones de Valparaíso