La “Misa de la memoria y la Esperanza” fue presidida por el Obispo de Talca, Monseñor Horacio Valenzuela Abarca, y tuvo lugar en la Plaza de Armas de la Ciudad, hasta donde llegaron autoridades de gobierno encabezadas por el Intendente de la Región del Maule, Rodrigo Galilea, parlamentarios y cientos de personas que acudieron al llamado de la Iglesia de Talca para recordar a las víctimas y orar por la reconstrucción.
En su homilía monseñor Valenzuela homenajeó a las víctimas del terremoto señalando que “hay un dolor por los que todavía no han podido encontrar a sus seres queridos y solucionar sus problemas”, destacando además el espíritu solidario que reinó por esos días al mencionar que “Junto con recordar esas duras horas, a nuestros difuntos y heridos en el cuerpo y en el alma, hoy queremos volver a dar gracias al señor porque a las horas siguientes a la tragedia se comenzó a percibir una reacción de solidaridad que superó todas las expectativas. Junto a tantas cosas que se quebraron esa noche, el terremoto también quebró un frasco que guardaba oculto el perfume del amor fraterno, del compromiso solidario que se esparció por todas partes sin importar diferencias ni ideologías, no podemos olvidar todo el bien que desencadenó esta tragedia porque ese día despertó esa verdad que somos hijos del mismo Dios”, finalizó el Obispo de Talca.
La Eucaristía se inició con la lectura de los nombres de las 37 personas fallecidas en Talca durante el terremoto de febrero de 2010 y durante el ofertorio se entregaron al Obispo de Talca la maqueta de una vivienda representando el esfuerzo de reconstruir los hogares, y de la catedral de Talca para recordar los templos caídos durante la tragedia. En el signo final las diversas instituciones que participan de la reconstrucción de Talca se reunieron en un símbolo de esperanza para lograr las metas de reconstrucción en nuestra ciudad.
El Director del Departamento de Pastoral Social de la Diócesis de Talca, Jorge Brito Obreque, comentó que “esta fecha es una oportunidad para recordar la amistad cívica y solidaria que desencadenó el 27/F en todos nosotros, y si bien la reconstrucción es un proceso lento y doloroso, cada vez más vemos con esperanza que las familias están saliendo adelante”.
La jornada estuvo marcada por la emotividad y el recuerdo, pero también por la esperanza de que el espíritu solidario vivido en esa fatídica fecha se cultive en todos, para rehacer una mejor ciudad.
Fuente: CRATE diócesis de Talca