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La liturgia presidida por el Obispo, Monseñor Gaspar Quintana, se centró en el relato del evangelio que narra la presentación del niño Jesús en el templo, cuando es llamado por el anciano Simeón “luz de las naciones”. El su homilía, el Obispo llamó a los padres a preocuparse de que los niños vayan conociendo a Dios a través de Jesucristo, para ser sus discípulos misioneros. “Hoy en todo el mundo, – dijo- la Iglesia se preocupa que la familia y sus hijos lleguen a ser una pequeña iglesia familiar, donde el Señor tenga su espacio, también la oración, la Palabra, la misa dominical; donde conozcan la solidaridad y la preocupación por los demás”. Don Gaspar señaló que “en este año dedicado a los jóvenes queremos hacer una referencia a Jesús joven, para que nuestra juventud aprenda a dar a Dios el primer espacio de su corazón, y también al prójimo, y a tener grandes ideales, no sólo el dinero, los estudios, sino el corazón bien ordenado, lleno de amor”. “Pidamos a Maria, que fue iluminada por su hijo, ayude a que los papás y mamás aprenda a educar y tratar a sus hijos, para que Chile sea una gran familia, con paz respeto y alegría para todos”, concluyó.
Luego el Pastor bendijo el agua que los sacerdotes llevaron hasta la asamblea, para asperjar con agua bendita a las más de cinco mil personas reunidas en el Santuario. Este es el momento más esperado de la celebración, que se realizó en un ambiente de fiesta y de alegría.
Fuente: Comunicaciones Copiapó