En un ambiente de mucha atención e interés, un grupo de miembros de comunidades educativas y laicos en general, acudiendo a la invitación de la Vicaría para la Educación, asistieron a la conferencia que el Sr. Cardenal Giovanni Battista Re ofreció en la mañana del 25 de noviembre en el auditorio del Colegio San José de Puerto Montt.
La claridad, la penetración y la cercanía del estilo de la exposición de Monseñor Re hicieron del momento un verdadero encuentro formativo. Sus palabras y ánimo que se desprendían de ellas, avalados por su larga experiencia al servicio de la Iglesia universal, fueron el telón de fondo de una exposición rica en sugerencias y sabios consejos para el quehacer educativo.
Transcribimos algunos de los párrafos principales de la conferencia:
“A los Docentes en particular, quisiera decir que tienen sobre los estudiantes una influencia no solamente por la materia que enseñan, sino también como modelos de vida para los jóvenes y que constituyen puntos de referencia…
Algunos educadores hoy, frente a los desafíos que la hora presente trae consigo, se desalientan porque tienen la impresión de escribir sobre arena o de hablar en el vacío. No. Es necesario volver a creer que la educación es insustituible e imprescindible…
Todo lo que se hace a favor de la educación es importante; yo diría que merece una prioridad, pues siempre trae algún fruto: lo que siembre en el corazón de las nuevas generaciones tiene en sí una fuerza que tiende a desarrollarse…
Las semillas de bien echadas en el terreno del alma de los jóvenes no dejan nunca de germinar, tarde o temprano…
Y educar no es sólo dar información o nociones. Educar es transmitir valores y certezas. Es dar una visión grande de la vida e indicar los ideales, invitar a mirar a la cumbre, con el cansancio de la subida y la alegría por la conquista…
Los jóvenes de hoy en general son más atentos que en el pasado a algunos valores como la tutela de la dignidad de la persona humana, el respeto de la naturaleza, la solidaridad mundial, la defensa de los débiles y de los marginados. Es una sensibilidad que está en sintonía con el Evangelio y con las enseñanzas de la Iglesia, que se debe cultivar y alentar”.
Fuente: Vicaría para la Educación del Arzobispado de Puerto Montt