En esta oportunidad, Monseñor Pablo Lizama volvió a reiterar el deseo de la Iglesia chilena, que "Chile sea una mesa para todos", una mesa en donde cada uno aporta lo suyo, que es el donde Dios que le ha dado a cada persona y que debe compartir.
Destacó en su homilía que Jesús, amaba a su pueblo , por eso es que la Iglesia reza por el país, para que el amor de los fieles creyentes sea instrumento de unión, fraternidad y solidaridad y, así, construir una sociedad más justa para todos.
Por lo mismo, encomendó de modo particular a la Virgen María todos los acontecimientos actuales, para que ella como Madre los presente a su Hijo Jesús.
La actividad, fue engalanada por el colorido de los bailes religiosos, que danzaron desde la una de la tarde para también, desde su particular devoción, aportar a esta celebración de amor por Chile.
Fuente: Comunicaciones Antofagasta