Benedicto XVI inicia su viaje a Alemania subrayando el valor de la libertad y la responsabilidad
El Papa Benedicto XVI comenzó hoy su vigésimo primer viaje apostólico internacional y su primera visita de estado a Alemania. Al aterrizar en el aeropuerto de Tegel, el Santo Padre fue acogido con veintiún salvas de cañón, como prevé el protocolo de las visitas de Estado, mientras en las escalerillas del avión le esperaban el Presidente federal de Alemania Christian Wulff y la Canciller Federal, Angela Merkel. Junto a ellos, estaban presentes también el arzobispo de Berlín, Rainer Maria Woelki y el presidente de la Conferencia Episcopal alemana y arzobispo de Freiburg im Breisgau , Robert Zollitsch..
Después de una breve pausa en la Sala de Honor del aeropuerto, el Papa se trasladó en automóvil al castillo de Bellevue, residencia oficial del Presidente federal de Alemania donde tuvo lugar la ceremonia de bienvenida en los jardines del castillo.
"Aunque este viaje sea una visita oficial que fortalecerá las buenas relaciones entre la República Federal de Alemania y la Santa Sede -dijo el Papa en su discurso- no he venido aquí en primer lugar para lograr determinados objetivos políticos o económicos, como justamente hacen otros hombres de estado, sino para encontrarme con la gente y hablar de Dios (...) Notamos hacia la religión una creciente indiferencia de la sociedad, que en sus decisiones, considera que la cuestión de la verdad es más bien un obstáculo, y concede, en cambio, prioridad a las consideraciones utilitarias".
Sin embargo, prosiguió el Pontífice "es necesaria una base fundamental para nuestra convivencia, de lo contrario, cada uno vive siguiendo su individualismo. La religión es una de las bases para la buena convivencia”.
Benedicto XVI señaló además, que "La libertad necesita un ligamen originario con una instancia superior. El hecho de que haya valores que no son absolutamente manipulables, es la verdadera garantía de esa libertad" que "se desarrolla sólo en la responsabilidad ante un bien mayor. Ese bien existe solamente para todos juntos (...) En la convivencia humana no hay libertad sin solidaridad (...) Esto se aplica no sólo a la esfera privada, sino también a toda la sociedad. De acuerdo con el principio de subsidiariedad, la sociedad debe dar a las estructuras más pequeñas un espacio adecuado para su desarrollo y, al mismo tiempo, servir de apoyo para que un día puedan sostenerse solas".
Finalizado su discurso el Papa mantuvo un coloquio privado con el presidente Wulff y sus familiares, después del cual, se desplazó a la sede de la Conferencia Episcopal Alemana (DBK) donde fue recibido por el arzobispo Robert Zollischt. En la biblioteca de la DBK lo esperaba la Canciller Federal, Angela Merkel, con la que departió en privado. Al coloquio se unieron más tarde el consorte y los colaboradores de la Canciller y, una vez acabado el encuentro, el Santo Padre se desplazó a pie al refectorio de la Academia Católica donde almorzó.
Fuente: Servicio Informativo Vaticano