Sin embargo, desde hace 25 años está en Chile el
Liceo Intercultural Técnico Profesional “Guacolda”, en la Región de La Araucanía, Diócesis San José de Temuco, el que desde sus inicios ha optado por privilegiar la educación de estudiantes mapuche en contexto intercultural.
En dicho establecimiento de la comuna de Cholchol, anualmente, se desarrolla una completa secuencia de actividades pedagógicas generadoras de aprendizajes significativos mediante la celebración del WIÑOY TRIPANTU, tradición mapuche que determina un conteo cíclico del tiempo de acuerdo a la observación del desplazamiento astronómico del sol.
El PEI del Liceo Guacolda plantea la necesidad de implementar un modelo educacional que permita la autoafirmación cultural del estudiante mapuche, en el contexto de los planes de educación del Estado chileno. De allí surge la opción por la Educación Intercultural, como herramienta para avanzar en el fortalecimiento de la autoestima, la identidad cultural, la tolerancia, la reconstrucción sociocultural y en definitiva el mejoramiento de la calidad de los aprendizajes.
Se asume que la comunidad es el espacio de interrelaciones en el que se desarrolla el estudiante que se está formando, por lo que el medio comunitario constituye un espacio socializador que la escuela, ni ninguna de sus disciplinas puede olvidar o no tener en cuenta al incidir sobre la personalidad de los educandos, imponiéndose la necesidad de acoger prácticas culturales propias como elementos caracterizadores del currículum escolar. El proyecto educativo, en la perspectiva cultural mapuche, acepta el desafío de la formación del AD-CHE (la persona) en sus cuatro dimensiones fundamentales: KIMCHE (que valora el saber); NORCHE: (Con buenos hábitos); NEWENCHE: (Con fortaleza interior); KÜMECHE: (Solidario y recíproco).
Entre los objetivos pedagógicos planteados por la comunidad educativa para el W. Tripantu se encuentra en primer lugar agradecer a Ngünechen, Ngünemapun ka Elchen (espiritualidad mapuche) por la oportunidad de haber cumplido un nuevo ciclo en la vida individual y colectiva, tanto de las personas como de la naturaleza en general, pidiendo energía, fuerza, bienestar personal, familiar y para la comunidad escolar del Liceo Guacolda, generando con ello un espacio de vivencia y aprendizaje activo-participativos de aspectos culturales de la cosmovisión mapuche.
En términos de transversalidad educacional queda claro que se trata de profundizar valores familiares y de convivencia comunitaria (amor, fraternidad, respeto, solidaridad, reciprocidad), recreados y vivenciados en las actividades y ceremonias propias de la celebración del wiñoy tripantu.
La secuencia de experiencias culturales mapuche de Wiñoy Tripantu comienza con el llamado a valorizar el Kimün comunitario por parte de profesores y profesoras, que en reflexiones instruyen a estudiantes y profesores respecto de la importancia de la nueva vuelta del sol para la naturaleza y el ser humano; así como del correcto comportamiento del Che (ser persona) en las rogativas y encuentros que se desarrollarían en la semana de actividades.
23 – 24 de junio noche mágica en el Liceo Guacolda
En el mes de junio se observa un alegre ajetreo en todas las salas de clase del Liceo Guacolda y es que cada curso se organiza, ornamenta sus espacios de trabajo y prepara representaciones culturales mapuches, los que serán calificados por un exigente jurado y severa pauta de evaluación preparadas por docentes especializados en la temática cultural mapuche. Al llegar el día de celebración oficial del W. Tripantu el edificio ha cambiado su fisonomía habitual, presenta sus ventanales completamente decorados con representaciones de mitos y tradiciones mapuche, y cuando por la noche al ser iluminadas las salas, el Liceo ofrece una apariencia mágica en una noche mágica para los mapuches.
El aspecto ceremonial religioso comienza a eso de las 20:00 horas con la firme e irrenunciable convicción de realizar el llellipun a pesar del frío y la humedad de esta época del año y en donde la persona (estudiante, educadores, padres o madres) se presentan ante Ngünechen, Ngünemapun ka Elchen en la condición distintiva de hombre y mujer. El Machi Víctor Caniullán, docente del Liceo Guacolda, preside la rogativa, presentando a la divinidad las ofrendas rituales de la comunidad escolar y transmitiendo las enseñanzas ancestrales del pueblo mapuche a la comunidad estudiantil allí reunida. Esta etapa de la celebración culmina a medianoche compartiendo los alimentos propios del ritual: sopaipillas, caldo y cazuela de ave de campo, muday etc.
El día 24, muy temprano, el Kulkul del LonKo llama a toda la Comunidad escolar a reunirse nuevamente ante el Rewe para comenzar con fe y gratitud el primer día de este nuevo ciclo solar para el pueblo mapuche. Así estudiantes, padres, apoderados docentes y auxiliares de la educación, nuevamente conducidos por el Machi Víctor Caniullan, hacen sus oraciones, ofrendas, y danzas rituales de la tradición mapuche para obtener las bendiciones de Ngünechen, Ngünemapun, Elchen, los Püllü y Newen (espíritus ancestrales y energías) que mediante el trance del machi hacen llegar sus concejos a la comunidad escolar reunida. Este momento de oración, culmina con el alegre baile del choike, que con singular agilidad y picardía practican los estudiantes varones del Liceo Guacolda, y en el cual integran a estudiantes y profesores nuevos, compitiendo en destreza física y capacidad de conquista.
Llellipun al amanecer del 24 de junio
La jornada de celebraciones va a culminar en un espacio mayor, donde se han construido y habilitado ramadas para realizar el esperado llafutun ka ayekan de los distintos cursos. Es una actividad para atender a las visitas y compartir alimentos consagrados por la tradición culinaria mapuche. Aquí alumnas y alumnos muestran destrezas pocas veces observadas en las aulas escolares y los docentes tienen la oportunidad de evaluar aspectos complementarios al currículo formal del sistema educativo, integrando en sus alumnos conocimientos culturales valiosos para el pueblo mapuche como la importancia social de la reciprocidad como valor distintivo de lo humano.
Complementariamente se realizan justas de Palín. Juego tradicional mapuche en que los alumnos nuevos y antiguos tratan de emular a sus mayores, quienes les han enseñado que no se trata de ganarle al oponente o debilitarlo sino de que ambos se diviertan, y si algún jugador se lesiona el oponente es solidario y sale del campo de juego con él para ayudarlo y atenderlo como corresponde a un Kon (compañero de juego)
En lo esencial se trata de una secuencia de experiencias de aprendizaje- enseñanza en la escuela que permite que los estudiantes interactúen en el proceso de construcción del conocimiento, apoyado en aquello que él conoce y que le es familiar, garantizando la integración de lo cognitivo y lo afectivo, de lo instructivo y lo educativo, como requisitos psicológicos y pedagógicos esenciales. Proceso que tiene en cuenta las potencialidades que el entorno brinda, y en el que se desarrollan los estudiantes, para que reconozcan y comprendan la realidad del mundo en el que viven.
Al finalizar el día un saludo de la naturaleza: todo ha salido bien.
Fuente: Comunicaciones Temuco