Dado los movimientos estudiantiles que se han estado desarrollando en el país, tanto a nivel universitario, pero principalmente secundario de los últimos días (paros y tomas), Mons. Edgardo Fernández Apablaza, Vicario para la Educación del Obispado de Valparaíso hizo llegar una carta a los Directores de los Colegios Católicos donde comparte algunas reflexiones en torno a estos hechos.

En esta misiva Mons. Fernández recalca que “muchos de los planteamientos dicen relación con un malestar que se ha expandido y que está vinculado al deterioro de la calidad de la educación” y que estas demandas provienen del sector municipalizado. La que, en muchos establecimientos, mantiene una infraestructura “que requiere con urgencia arreglos y reparaciones que hagan más confortable la labor educativa”. Además, de los efectos del terremoto que aún se dejan traslucir “en la ocupación de espacios transitorios por parte de los estudiantes para desarrollar sus clases y llevar adelante los procesos de enseñanza aprendizaje correspondientes”.

El Vicario de Educación señala que este fenómeno social ha despertado “la inquietud en algunos estudiantes de nuestros colegios por ocupar los mismos mecanismos de presión, (paros y “tomas”), para hacer presente sus demandas y necesidades locales” y que reconoce “muchas de ellas bastante razonables y de interés común”, además de hacer gestos de “solidaridad”, unidos a las exigencias planteadas por quienes se encuentran en el ámbito municipal.

Por ello en esta reflexión, el Vicario de Educación diocesano recomendó a los directores de los colegios católicos de la diócesis abrir caminos de “diálogo fraterno entre Docentes Directores y Directivas de Centros de Alumnos de los Colegios, incluyendo a los presidentes de cursos superiores, si fuese necesario, para explicar el significado de este Paro a nivel Nacional y que involucra sólo a los Colegios municipalizados”. Así se aporta en la tarea educativa de motivar la reflexión ante el acontecer nacional y la situación de sus pares, pero desde una mirada crítica y constructiva, objetiva y en la óptica de implementar soluciones por la vía pacífica.

En el punto 5 de la carta, Monseñor Fernández invita a poner atención respecto a que ”de una u otra manera, en estas movilizaciones está presente la influencia de ciertas corrientes de pensamiento que atentan contra la educación particular en sus diversas expresiones. Esto pone en peligro la libertad de enseñanza y la diversidad de proyectos educativos institucionales. La Iglesia, en este sentido, ha sido y sigue siendo un aporte relevante no sólo para las familias que han optado por nuestras comunidades educativas, sino también para el país”, destaca el Vicario.

Finalmente, en la carta reafirma y hace un llamado a educadores y equipos directivos que “el camino del diálogo debiera ser motivado por los adultos”, ya que “somos nosotros los llamados a orientar y tomar la iniciativa para generar los espacios de reflexión”. Pero no se queda ahí, sino que también hace un llamado a involucrar y hacer partícipes a los apoderados, “quienes libremente han adherido a nuestros proyectos educativos institucionales” ya que “si los padres son los primeros y principales educadores de sus hijos, y la propuesta educativa del colegio es un apoyo en esa labor, nadie sobra y todos somos corresponsables” asegura Monseñor Edgardo Fernández.

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Fuente: Comunicaciones de Valparaíso