“De aquí no sale ninguna carpeta”
El Padre Cristián Precht, Vicario General de Pastoral y ex Vicario de la Solidaridad, afirma que “Don Sergio despertó un cariño inmenso en los trabajadores de la Vicaría y, por cierto, en todas las personas que acudieron a su servicio. Creo que ellos aquilataron mucho su enorme humanidad, su capacidad de conmoverse ante el dolor y su sentido de justicia. No hay que olvidar que en tiempos de don Sergio se quiso incautar los archivos de la Vicaria y él se plantó en la negativa, porque, dijo, ‘este es un secreto confiado a la Iglesia y los secretos confiados no se revelan’, sentando una doctrina moral en la cual yo también creo. Él tuvo la fortaleza y audacia de decir ‘me llevan preso a mí, pero de aquí no sale ninguna carpeta’. Hombres así nos hacen bien, a la Iglesia y al país”.
Muere como si casi no tuviera recursos
El Vicario de la Zona Cordillera, Padre Fernando Vives, asegura que la vida de Monseñor Valech “es un testimonio monumental de un hombre de Dios y muy inserto en la vida humana. El mismo don Sergio manifestaba muy claramente su propia humanidad, su sentido humanista y su sentido religioso enorme. Don Sergio fue muy generoso con sus bienes –que tenía muchos- y esos bienes los compartió con muchísima gente que fue beneficiada con esos dineros. Él mismo dio un testimonio de sobriedad y austeridad tremenda. Fallece casi como si fuera un hombre sin recursos. Tenía mucho cariño por la Iglesia y por cada uno de los sacerdotes. También fue un hombre muy abierto al acontecer de la vida nacional y trabajó muchas veces silenciosamente, otras veces con más protagonismo público, en la defensa de los derechos humanos.
Puertas abiertas para los más pobres
El Padre Rodrigo Tupper, Vicario de la Pastoral Social y de los Trabajadores, destaca a Monseñor Valech como “un testimonio admirable de amor a la Iglesia, de compromiso y de entrega, de evangelización al mundo de los más pobres y especialmente su testimonio de sencillez y de austeridad. A mí siempre me impresionó mucho esa característica de don Sergio. Y después, que tenía las puertas de su oficina permanentemente abiertas para que llegaran los más pobres a estar con él. Eso lo veíamos en las reuniones de vicarios, cuando salíamos, siempre había personas pobres y don Sergio estaba allí dispuesto a ayudarlas.
“Un gallo de Dios”
Por otra parte, el Padre Alfonso Baeza, párroco del Sagrado Corazón de Jesús de la Alameda y ex vicario de la Pastoral Obrera, hoy Vicaria de pastoral Social y de los Trabajadores, dice que “don Sergio era un gran amigo, una persona con la cual se podía conversar de todo. Me agradaba mucho su buen humor, su disponibilidad frente a la gente. El podía tener una opinión desde lejos negativa de lo que hacíamos nosotros, pero cuando conversábamos, él cambiaba muchas veces. Así fue con la Vicaría de las Solidaridad. Al principio no estaba muy convencido de que realmente estuviéramos haciéndolo bien, pero después pensó distinto. Lo que lo conmovía era la realidad, aparentemente parecía muy indiferente desde lejos, pero cuando se metía, lo hacía a ful. Don Sergio tenía una calidad humana, una bondad, una comprensión de los problemas de las personas extraordinarias. Era un gallo muy de Dios, ponía todas las cosas en manos del Señor”.
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Libro virtual de condolencias
Fuente DOP www.iglesiadesantiago.cl