En Cristo Rey, hacer de Chile una mesa para todos
En Cristo Rey, hacer de Chile una mesa para todos

El Arzobispo de Santiago, Cardenal Francisco Javier Errázuriz, ofreció al Señor y a Chile el compromiso de la Iglesia para trabajar por hacer realidad los valores del Evangelio en nuestra sociedad.

En su homilía en la Misa por Chile, el Cardenal Francisco Javier Errázuriz resaltó el sentido profundo del momento del perdón realizado en instantes previos. "Cristo el Señor ha querido extender su realeza en nosotros y el mundo. (...) Sin embargo, la luz de Cristo no siempre ha disipado todas nuestras sombras. Nos duelen profundamente todos nuestros extravíos y toda la oposición que a lo largo de esta historia le hemos hecho a su plan de amor, por indiferencia, por dureza de corazón y por impiedad, dañando vidas, convivencias y esperanzas, o tronchando existencias y fidelidades, actuando como instrumentos de la injusticia y del mal y no de Aquel que es rico en misericordia y origen de todo bien".

Agregó el Cardenal Errázuriz que "los males que hemos causado de diferentes maneras, contradicen nuestra vocación cristiana, nos duelen y avergüenzan profundamente y quitan confiabilidad a la Iglesia. El grave daño que causan estos pecados, que a veces son verdaderos delitos, nos llevó a la petición de perdón con que hemos iniciado esta eucaristía. Al pedir perdón al Señor y a todos nuestros hermanos, estamos expresando nuestra conciencia de ser una comunidad de hombres y mujeres que el Señor ha llamado a la santidad por el camino de la conversión y de la renovación incesantes".

Añadió el Arzobispo de Santiago que "pedir perdón no es resultado de una mera introspección voluntarista, sino conciencia lúcida de nuestra debilidades, de nuestros pecados e indigencias, para caminar en la libertad a la que fuimos llamado; pedir perdón no destruye a la Iglesia; es reconocimiento de la necesidad de redención, es un camino que hace creíble la fuerza transformadora del Evangelio; pedir perdón no nos impide vivir con esperanza, ya que “Dios hace redundar todo en bien de los que lo aman”. Para que todo redunde en bien, es necesario entonces luchar para crecer en el amor, y colaborar con el Espíritu Santo, quien es capaz de hacer nuevas todas las cosas".

Memoria agradecida

Más adelante, el Cardenal Errázuriz invitó a agradecer a "tantos chilenos y chilenas, y a personas venidas de otras latitudes, que animados por el Testigo de la Verdad, hicieron brillar la verdad en nuestros hogares, en los templos, en las instituciones de enseñanza, en los Poderes del Estado, en el trabajo y en la creación cultural". Evocó a quienes velaron por proteger la vida y la familia, y por darles las mejores oportunidades a los niños y a los jóvenes para que pudieran desplegar sus talentos, su amor y su fe.

"Con mucha gratitud tenemos presente asimismo a los padres de familia y a los abuelos, a los sacerdotes y a los pastores, a las religiosas y a los santos desconocidos, que junto a santa Teresa de Jesús de Los Andes, a san Alberto Hurtado y a Laurita Vicuña, han sido testigos, apóstoles y catequistas del conocimiento de la Verdad: del verdadero Dios y de su amor hasta el extremo a nosotros, alejándonos de la mentira de los ídolos y de la engañosa confianza en ellos, de los cuales nada podemos esperar. De corazón les agradecemos que nos hayan enseñado a orar y contemplar, a agradecer y a confiar, como también a desvivirnos por los demás en obras de misericordia y de justicia, de amor filial a Dios y realmente fraterno a los hermanos".

También recordó con gratitud "a quienes lucharon con energía y sin temor alguno, a pesar del costo para sus personas que ello involucraba, contra el Príncipe de la mentira, el odio, la violencia, la injusticia y la muerte! Es mucho lo que le debemos a quienes delataron y combatieron las injusticias, dejaron al descubierto las calumnias, trabajaron para superar la ignorancia, las enfermedades, la inseguridad, la miseria, los abusos, las opresiones, la violencia y sus causas, por disipar los errores, y por combatir la intolerancia, las discriminaciones, la criminalidad y las guerras fratricidas, para que todos nuestros pueblos y nuestros compatriotas pudieran vivir conforme a su dignidad".

Discípulos misioneros del Señor

El Cardenal Errázuriz manifestó que "lo que más queremos es ser discípulos de Jesucristo con el corazón plenamente abierto a escuchar de sus labios la verdad y a ponerla en práctica como la Virgen María, con el espíritu colmado de asombro y con la disponibilidad de los primeros apóstoles y de los santos, con la sed de escuchar a Jesús de María de Betania, de los pobres en espíritu y de los menesterosos de su tiempo y del nuestro".

Y agregó: "En esta tierra santa, queremos asegurarle a Dios, y pedirle su gracia para ello: que también nosotros queremos ser santos, y compartir como misioneros, por desborde de gratitud y alegría, la felicidad de haber conocido a Jesús y de conocer que sus designios son de amor y salvación para cada uno de nuestros hermanos, para Chile entero".

Junto a María misionera, hacer de Chile una mesa para todos

Destacó el Cardenal Errázuriz que la Virgen María viene hasta nosotros para apoyar nuestra firme resolución de tomar partido por la Verdad, y de colaborar con amor y determinación en construir el Reino de Cristo. "Con el corazón abierto como el suyo en Nazaret, queremos acoger en nuestra vida y en todas nuestras iniciativas a Jesús, que viene a nuestro encuentro. Como ella, queremos hacer nuestra la voluntad de servir, que la llevó a la casa de Isabel, y a rogarle a Jesucristo el milagro de Caná. Con ella estamos resueltos a ubicar nuestra existencia y nuestros proyectos en las coordenadas y en el dinamismo del Magnificat, comprome-tiéndonos con nuestro pueblo y con la omnipotencia y la misericordia de Dios. Queremos hacerlo como lo hizo ella: con mucha fe, convicción y alegría. Y ante su imagen, que ha acogido tantas peticiones en su peregrinación por Chile, queremos prometerle que también nosotros tendremos siempre compasión efectiva con los que necesitan ternura, solidaridad y justicia".

"Ante su imagen, seguros de que Jesucristo nos invita a todos a la mesa de su Reino, y que la Virgen María acoge y dignifica a todos sus hijos, queremos ofrecerle al Padre de los cielos nuestra firme voluntad de hacer cuanto esté de nuestra parte para que Chile sea una Mesa para todos, una nación de hermanos, donde nadie sufra hambre y carezca de educación, donde los niños cuenten con el apoyo de sus padres y tengan hermanos, donde ningún niño sufra la burla de sus compañeros o la violencia de otros niños o de los mayores, donde todos los chilenos puedan encontrar trabajo y disfrutar del sentido de su vida, alejándose así del daño de la drogadicción, el alcoholismo y la violencia", enfatizó el purpurado.

Finalmente, expresó que la "Madre Dolorosa" puede contar "con nosotros dondequiera que sus hijos sufran abandono, enfermedad, discriminación, aislamiento carcelario, desesperanza e increencia. En esta celebración de la Soberanía de Cristo, los laicos aquí reunidos y los que nos acompañan por la radio y la televisión, como también los religiosos y las religiosas, los diáconos y los sacerdotes, y todos nosotros que prolongamos la misión de los apóstoles, le ofrecemos a Cristo y a Chile nuestra disponibilidad valiente para luchar contra las cuevas de la mentira, la calumnia, la injusticia, la enemistad, la indiferencia, la desconfianza, la desesperanza, la violencia y la guerra, y le manifestamos que cuente con nosotros para construir con Él y con su santa Madre, implorando el Espíritu Santo, el Reino del amor y la verdad, la solidaridad y la esperanza, la justicia, la confianza y la paz; la mesa que Dios nos ofrece, para que todos se enriquezcan con la sobreabundancia de sus dones".

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Fuente: Equipo Comunicaciones Misa por Chile
Santiago, 21 de Noviembre, 2010
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