Con mucho entusiasmo y devoción, los Colegios de Iglesia de la Arquidiócesis de la Santísima Concepción dieron inicio al Mes de María, con una peregrinación al Cerro la Virgen.
Según afirmó Álvaro Tapia, director de Pastoral del Liceo ‘La Asunción’ y uno de los coordinadores de la actividad, “el objetivo fue que los jóvenes, en este camino hacia el cerro, pudieran encontrar en la Virgen María las claves para celebrar este mes, que nos invita a fijar nuestra mirada en ella como reconstructora del alma de Chile y a descubrir cómo está presente en este plan de salvación que Dios tiene destinado a los hombres”.
Las delegaciones se reunieron en la plaza don Bosco, reflexionando durante el camino en tres estaciones: La Anunciación, a cargo del Colegio Madre Paulina de Chiguayante; la Visitación, con el Colegio Inmaculada Concepción de Talcahuano; y las Bodas de Caná, representada por el Colegio María Inmaculada.
La Eucaristía en el cerro estuvo presidida por el Pastor, Monseñor Ricardo Ezzati, quien compartió con los jóvenes un bello mensaje desde donde se concluye que lo esencial que es la presencia de la Virgen María en nuestra vida. Aquí, a los pies de María, expresó el arzobispo, “queremos decir que nuestra vida sí tiene sentido, que sí vale la pena tener proyectos de vida hermosos, que sí podemos luchar para ser mejores, más transparentes, más libres, más capaces de amar, más solidarios, porque en nuestra vida no nos falta la mamá, porque Jesús nos ha dejado a su misma mamá como madre nuestra”. “La Virgen siempre está presente en la vida de cada uno de nosotros porque en su corazón de madre tienen cabida nuestras penas, ideales, alegrías y también nuestras derrotas. Siempre podemos pensar y experimentar que en el corazón de María hay espacio para cada uno, con todos nuestros problemas, deseos de bien, esperanzas, luchas para ser mejores. Es cierto, en la adolescencia uno tiene que luchar con muchas cosas para ser bueno. Es cierto que a veces somos derrotados en esta lucha por el bien. Pero lo que también es cierto es que María nunca nos va a dejar solos si nos confiamos a ella con un corazón de hijo”. “Y ¿qué cosa quiere María de cada uno de nosotros? Quiere que seamos como su hijo, que alcancemos la estatura alta de su hijo, pero no tan sólo una estatura alta física, sino también una estatura moral alta, una estatura de cultura alta, una estatura alta de solidaridad, de comprensión, y María nos enseña a su hijo como modelo de estatura alta de humanidad y de hijos de Dios. Hoy día también a cada uno de ustedes la Virgen les dice que pueden alcanzar la felicidad plena en su vida si miran a su hijo Jesús, y si se proponen en la vida reproducir en cada uno de ustedes al mismo Hijo de Dios. María a cada uno de nosotros nos dice, ‘hagan lo que Él les diga’, lo que Jesús nos dice para ser de verdad hombres y mujeres felices de la vida y también felices de compartir la vida con todos los demás”.
Fuente: Comunicaciones Concepción