En Fiesta de Todos los Santos Mons. Ezzati llamó a hacer el bien al mundo
En Fiesta de Todos los Santos Mons. Ezzati llamó a hacer el bien al mundo

Un llamado a la santidad y especialmente a vivir como auténticos cristianos, haciendo el bien al mundo, hizo Monseñor Ricardo Ezzati, Arzobispo de Concepción, a los numerosos fieles que acudieron a la Eucaristía en el contexto del día de Todos los Santos, en el Cementerio General de Concepción, que esta vez, producto del terremoto, debió celebrarse en las afueras de la capilla del crematorio y bajo una alta temperatura.

En su homilía, Monseñor se refirió a la santidad de los discípulos del Señor, que han hecho una respuesta fiel al llamado de Dios y al significado que ha tenido para la Humanidad. Por este motivo, llamó a pensar en santas y santos y ver cuánto bien han hecho. “Pensemos en una San Francisco de Asís, cuánto bien ha ejercido en tantas personas; pensemos en la santidad de la Madre Teresa de Calcuta, cuántos pobres, cuántos desdichados han podido encontrar en su acción, en su vida santa, un signo de la presencia de Dios. Cuánto bien ha hecho y sigue haciendo un Alberto Hurtado, que siguiendo las huellas de Jesús ha hecho de su vida, vida de solidaridad y amor para todos los pobres de nuestra patria. Pensemos en el ejemplo de santidad juvenil que ofrece Teresa de los Andes para tantos jóvenes, una joven santa que se convierte en un signo de espiritualidad para miles de jóvenes”, afirmó.

Expresó que la santidad es fecunda. “Quien vive siguiendo a Jesús realiza las mismas obras de Jesús y transforma muchas veces su vida, en un anticipo del cielo. La santidad, que nos hace seguidores de Jesús, dentro de la humildad de nuestra vida, se manifiesta también como la fecundidad grande de nuestra vida. Hoy queremos dar gracias a Dios, porque muchos discípulos de Él, muchos también de los que están descansando, en este cementerio, a lo largo de su vida han hecho el bien, han multiplicado el bien y han sido testigos del Señor en medio de la historia que han vivido”.

Subrayó que “la santidad no es privilegio de algunos”. Sostuvo que la santidad es la condición de vida de todos los bautizados. “Los que descansan en este cementerio y que han sido discípulos del Señor también participan de la gloria del Señor y son santos aunque alguien ya no lo recuerde y aunque nadie haya proclamado la gloria de su santidad en los diarios de este mundo. Hoy queremos alabar al Señor porque a todos nuestros hermanos difuntos, que fueron fieles a su seguimiento, que vivieron la bienaventuranza del Reino, han alcanzado la gloria del cielo y han sido constructores de una sociedad más fraterna y más justa para todos nosotros”

Se refirió, además, a que la Fiesta de Todos los Santos, la memoria de los difuntos, recuerda también la tarea que nos corresponde a nosotros vivir. “Efectivamente la gloria del paraíso, la vamos construyendo a o largo de toda nuestra existencia. Hoy, nosotros, los que estamos aquí, estamos llamados a construir la vida feliz y eterna de Dios; a nosotros nos corresponde la gracia que Dios ha regalado, los frutos que Él espera de nuestra vida. Por eso, el Evangelio nos invita a vivir las bienaventuranzas del reino”.

Hizo notar que la santidad consiste en hacernos de verdad discípulos del Señor y por eso, frente a los hermanos que están en los cementerios, frente a Dios, es importante renovar el propósito de vivir rectamente, es decir, “el propósito de vivir de acuerdo a las Bienaventuranzas del Reino de Dios, para que también al final de la vida se pueda decir: Pasó haciendo el bien a todos”.

Finalmente, Monseñor Ezzati dijo que “los años de nuestra vida, son como la hierba que luego se seca; nuestros años pasan inexorablemente, pero hay algo que podemos construir y que permanece más allá de nuestra muerte, es la bondad que sembremos, es la fe que construyamos, es la justicia que vayamos haciendo , en medio de nuestro mundo. Con la ayuda de nuestros santos, especialmente con a ayuda de la Virgen y de todos nuestros patronos y el auxilio de fieles que nos han anticipado en la casa del Padre, renovemos nuestros propósito de vivir como auténticos cristianos, haciendo de nuestra vida una obra maravillosa, la obra de Dios que nos quiere santos”.

Fuente: Comunicaciones Concepción
Concepción, 01 de Noviembre, 2010
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