Alegre y satisfecho por el rescate de los 33 mineros en el norte del país, se mostró el obispo de Aysén Luis Infanti de la Mora, más aún cuando uno de los trabajadores atrapados, Richard Villarroel, es oriundo de Coyhaique. Además el prelado valoró el uso de la tecnología y la labor realizada por el equipo a cargo de la operación y de las autoridades.

La fe en Dios fue un aspecto que estuvo presente en el “Campamento Esperanza” durante el tiempo que quedaron atrapados los 33 trabajadores en la Mina San José, y más aún en cada uno de los izamientos de los mineros. A través de las imágenes de televisión se pudo observar que muchos de ellos, una vez fuera, se arrodillaban dando gracias a Dios por la vida.

En este sentido, Monseñor Luis Infanti comentó que en las reiteradas comunicaciones que sostuvo con su par de Copiapó, Monseñor Gaspar Quintana, este le manifestó que la fe fue un elemento central en todo este proceso, que generó comunión y solidaridad entre todas las familias afectadas por este accidente.

Respecto de las reiteradas peticiones hechas por los 33 rescatados al Presidente de la República de que “esto no vuelva nunca más a ocurrir”, haciendo alusión a las condiciones laborales en que se desempeñan los trabajadores de la minería en Chile, el obispo de Aysén precisó que la búsqueda de su seguridad debería ser una garantía siempre, y no consecuencia de una tragedia de esta naturaleza. Asimismo recordó que la Iglesia Católica siempre ha estado en sintonía con las luchas de los trabajadores, defendiendo su dignidad.

Finalmente Monseñor Luis Infanti de la Mora informó que se comunicó con la familia de Richard Villarroel Godoy, para saludarlos y manifestarles su interés de que cuando el minero visite la Región de Aysén próximamente, puedan celebrar una misa de acción de gracias por la vida de Richard y sus 32 compañeros con los que permaneció atrapados durante 70 días en la Mina San José.

Fuente: Comunicaciones Aysén