En su mensaje dirigido a los participantes del Congreso de Prensa Católica, procedentes de 85 países, el Papa se refirió a dos aspectos particulares del papel de la prensa católica: por una parte, "la especificidad del medio, la prensa, es decir la palabra escrita y su actualidad y eficacia, en una sociedad en la que se han multiplicado las antenas y satélites (...) y, por otra parte, la connotación de "católica", con la responsabilidad que se deriva de ser fieles de manera explícita y sustancial, a través del esfuerzo diario de recorrer el camino maestro de la verdad".
"Los periodistas católicos deben buscar la verdad -continuó- con mente y corazón apasionados, pero también con la profesionalidad de operadores competentes y dotados de medios adecuados y eficaces". Tras poner de relieve que hoy "el mundo de la imagen tiene un peso cada vez mayor", Benedicto XVI señaló que "aunque esto es sin duda positivo, sin embargo, la imagen también puede llegar a ser independiente de la realidad, dando vida a un mundo virtual, con consecuencias diferentes, la primera de ellas, el riesgo de la indiferencia con la verdad".
Añadió que “la noticia sobre un evento, feliz o triste, se puede consumir como un espectáculo y no como una ocasión para la reflexión. (...) Estos aspectos invitan a considerar el peligro de que lo virtual aleje de la realidad y no estimule a la búsqueda de la verdad".
El Papa subrayó que "en este contexto, la prensa católica está llamada a expresar todas sus capacidades y a dar cuenta cada día de su misión irrenunciable. (...) La fe cristiana tiene en común con la comunicación una estructura fundamental: el hecho de que el medio y el mensaje coinciden, porque el Hijo de Dios, el Verbo encarnado, es al mismo tiempo, mensaje de salvación y medio por el cual se realiza la salvación. Y esto no es un simple concepto, sino una realidad accesible a todos".
"La Palabra de Dios llegó a los seres humanos y se ha transmitido a nosotros a través de un libro, la Biblia. La palabra sigue siendo la herramienta fundamental y, en cierto sentido, constitutiva de la comunicación: hoy se utiliza en diversas formas, y también conserva todo su valor en la llamada "civilización de la imagen".
El Santo Padre señaló que "los cristianos no pueden ignorar la crisis de fe en la sociedad, o simplemente confiar en que el patrimonio de valores transmitido a través de los siglos puede seguir inspirando y dando forma al futuro de la familia humana. La idea de vivir "como si Dios no existiera" se ha demostrado perjudicial: el mundo necesita sobre todo vivir "como si Dios existiera", incluso si no existe la fuerza de creer; de lo contrario sólo produce un "humanismo inhumano".
Recordando que los que trabajan en los medios de comunicación deben "poner siempre a Dios en lo alto de la escala de valores", Benedicto XVI afirmó que la tarea de la prensa católica "es ayudar al hombre contemporáneo a orientarse a Cristo, único Salvador, y a mantener encendida en el mundo la antorcha de la esperanza, para vivir con dignidad hoy y construir adecuadamente el futuro. Por ello, os exhorto -concluyó- a renovar constantemente vuestra opción personal por Cristo, empleando los recursos espirituales que la mentalidad mundana subestima, cuando en realidad son preciosos, es más, indispensables".
Los chilenos en el Congreso
En este congreso participaron por Chile los periodistas Jaime Coiro, director del Área de Comunicaciones de la Conferencia Episcopal; Paz Escárate, del Departamento de Opinión Pública del Arzobispado de Santiago; y María Eugenia Quitral, Encargada de Comunicaciones del Obispado de Valparaíso.
La bandera que entregaron al Papa tiene la siguiente historia: la esposa del minero Claudio Yáñez solicitó a su esposo la posibilidad de llevar al colegio Pedro León Gallo, de Copiapó, una bandera chilena firmada por los 33 mineros. El trabajador colocó un mensaje en la bandera "Estamos vivos en el refugio los 33", con una dedicatoria al colegio, los nombres de todos y luego pidió a cada uno que estampara su firma.
Pero, para asegurarse que este signo llegara a su destino, hicieron lo mismo con dos banderas. Una de las banderas fue enviada al colegio, y la otra la entregó la esposa de Yáñez a la periodista Doris Pons, directora de Comunicaciones de la diócesis de Copiapó, para que la llevara como ofrenda a una jornada nacional de comunicadores y periodistas que se realizó en Santiago la semana pasada. En dicha Jornada, los comunicadores acordaron que esa bandera fuera llevada por la delegación chilena a Roma, para agradecer a los países hermanos la solidaridad que las Iglesias locales han manifestado con los mineros, y su comprometida oración por su pronto rescate.
"Pero la oportunidad de entregársela al Papa fue una verdadera sorpresa, porque Dios habla a través de estos misterios"- señala Jaime Coiro, al precisar que fue elegido como parte del grupo que saludaría hoy al Santo Padre en su calidad de expositor en el Congreso, rol que no estaba previsto y que debió asumir ante la imprevista ausencia de un representante del CELAM.
Cuando exhibió la bandera en el Congreso, espontáneamente los delegados de decenas de naciones se acercaron para expresar lo preocupados que estaban en sus Iglesias y países por la situación de los mineros. Fotos con la bandera se tomaron periodistas católicos de todas las latitudes.
Los delegados chilenos, en comunión por redes sociales con los comunicadores del país, decidieron entregar la bandera al Papa. "Porque en definitiva esta bandera no es nuestra, es de los mineros y representa la esperanza con que millones de personas en todo el mundo confiamos a Dios su vida, su salud y su pronto reencuentro con sus familias", explicó el director de Prensa de la CECh.
Fuente: VIS y CECh