-
Video de la homilía del Cardenal Errázuriz
-
Reviva la transmisión completa del Te Deum
-
Texto completo de la homilía del Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa
“Chile entero está de fiesta. Celebran en la profundidad de la tierra nuestros treinta y tres mineros; también los damnificados por el terremoto y el maremoto. Unidos a ellos y a sus familias, deseamos manifestarle a Dios nuestra gratitud. ¡Cómo quisiéramos que los comuneros que hacen huelga de hambre, también estuvieran de fiesta!”, señaló el Cardenal Francisco Javier Errázuriz, Arzobispo de Santiago, durante el comienzo de la
homilía en el solemne Te Deum del Bicentenario.
En esta acción de gracias, Te Deum significa “A ti, oh Dios, te alabamos”. El Cardenal aludió a la geografía de nuestro país y su condición telúrica y los valores que suscitó: “¡Qué gran don del cielo el admirable despertar de nuestro espíritu fuerte, creyente y solidario, cuando el 27 de febrero nos sacudió el violento terremoto y se introdujo el mar devastador por caletas, puertos y por playas! ¡Qué ejemplar colaboración la que un gobierno recién constituido impulsó entre el sector público y el privado! ¡Qué profunda la confianza y gratitud a Dios por el don de la vida, la capacidad de ponerse de pie de tantos chilenos, y de compartir la mesa familiar, mesa de pan, de amor y de dolores! Son actitudes propias del alma de Chile, que abren un camino de gran esperanza a esta patria con vocación de esfuerzo solidario y fe en su futuro”.
En un segundo momento, el Arzobispo de Santiago reconoció el profundo aporte de los pueblos originarios en la constitución de nuestra identidad, que junto con el aporte de los españoles, que trajeron el Evangelio, y de los migrantes formaron la nación de la que hoy gozamos.
Valorar la vida
“Hemos logrado abolir la pena de muerte. Adherimos al castigo internacional que reciben los crímenes de lesa humanidad y, optando nuevamente por nuestra independencia, al oponernos a nuevos colonialismos culturales e ideológicos, hemos defendido la vida que está por nacer”, recalcó el Arzobispo. En este sentido destacó el trabajo por rescatar a los mineros con vida y llamó a hacer esfuerzos por detener la huelga de hambre de comuneros mapuche. “Nos enorgullece el valor que nuestro país le da a las treinta y tres vidas de nuestros mineros, y que lo lleva a no escatimar recursos, por elevados que sean, para rescatarlas. Y nos preocupa profundamente la huelga de hambre de nuestros hermanos mapuches, que puede dejar en ellos daños irreparables. De corazón les pedimos a ellos y a las autoridades restablecer las confianzas imprescindibles para que cese la huelga de hambre y se instaure un diálogo generoso y visionario”.
El Cardenal Errázuriz también reforzó el trabajo que se realiza para hacer de Chile un país más justo: “¡Bienvenidos los esfuerzos que se sigan haciendo para superar las desigualdades realmente intolerables en el orden educacional, económico, laboral y cultural! El alma de Chile ama la justicia y rechaza la arbitrariedad. Tenemos vocación fraterna. Por eso, le agradecemos a Jesucristo nuestra voluntad de ser un pueblo de hermanos, que no quiere descansar mientras cada uno no tenga, conforme a su dignidad, hogar, trabajo, respeto y alegría”.
Familia, un valor para la vida
“Agradecemos el gran aprecio que tenemos los chilenos por la familia unida, considerada como el valor más importante de nuestras vidas, y damos gracias de corazón a tantas mujeres que con mucha generosidad y ternura, a lo largo del tiempo han entretejido su unidad, cuya raíz está en los designios del Dios de la Creación”, dijo el Arzobispo. “Es por eso que nuestra alabanza se vuelve también plegaria para que nuestra patria, en sus familias y escuelas, sea un semillero de jóvenes capaces de amar, de cultivar la lealtad, la alegría, la gratitud, la sinceridad y la generosidad, de preparar a conciencia su alianza matrimonial, y de abrazar un proyecto común de vida, conscientes de que dando la vida seguimos a Jesucristo, que nos amó hasta el extremo de dar su vida por nosotros”.
Construir sobre roca
Finalmente el Cardenal Errázuriz recordó con gratitud a “todos los que lucharon por hacer de nuestra patria una tierra de encuentro y esperanza, acogedora de sus familias y de sus hijos, una tierra de la justicia y la solidaridad, de la vida y la alegría, del progreso, la reconciliación y la paz. Comprometámonos a asumir la herencia que hemos recibido, como lo haremos en unos instantes más, junto a quienes hoy conducen los destinos de Chile”.
Añadió: “De nuestra parte, los Obispos y pastores presentes nos comprometemos a hacer cuanto nos incumbe, con nuestras palabras e iniciativas, para que Chile siga valorando el tesoro que recibió desde sus inicios, el Evangelio de Jesucristo”. Explicó que el ejemplar del Evangelio de Chile que se entregó al Presidente Sebastián Piñera fue escrito a mano por miles de chilenos en distintos poblados del país, ”así expresaron su compromiso de escribirlo en sus vidas, en sus proyectos y en sus corazones, para seguir construyendo nuestra Patria sobre la Roca de la Palabra de Dios, que da sólido fundamento y belleza a nuestra convivencia”.
Concluyó diciendo: “Nuestra alabanza culmina poniéndonos en manos de Aquél que hace nuevas todas las cosas. No queremos descansar en nuestro esfuerzo común de colaborar con Él en la edificación de una patria que sea la “copia feliz del Edén”, un reflejo de la Patria hacia la cual peregrinamos. (Hb 11, 14-16)”.
-
Video de la homilía del Cardenal Errázuriz
-
Reviva la transmisión completa del Te Deum
-
Texto completo de la homilía del Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa
Fuente: DOP Santiago www.iglesiadesantiago.cl