Parroquia de Tomé es primer templo reconstruido
Parroquia de Tomé es primer templo reconstruido

Un gran fiesta vivió la comunidad de Tomé en los actos de bendición del templo restituido de la parroquia Nuestra Señora de la Candelaria, la que resultó seriamente dañada por el terremoto del 27 de febrero.

El templo fue reparado gracias al importante apoyo de la comunidad de la parroquia San Francisco de Sales, de la comuna de Vitacura, con la que surgió un hermanamiento con hermoso resultado.

Prácticamente todo el pueblo, con sus autoridades a la cabeza, se movilizó para estar presente en la acción litúrgica que fue presidida por monseñor Ricardo Ezzati, quien estuvo acompañado del obispo auxiliar, monseñor Pedro Ossandón y varios sacerdotes del Decanato Penco – Tomé. La celebración se inició en dependencias del colegio Margarita Nassau, lugar donde se celebraron las misas mientras el templo era reparado. En signo de agradecimiento, Monseñor Ezzati obsequió una hermosa Biblia a la religiosas del colegio. Desde ese lugar, se inició una procesión hasta el templo, a la cual se sumaron el alcalde y parlamentarios de la zona.

Las puertas se abrieron tras el golpe de báculo que dio Monseñor Ezzat. En cuestión de minutos, la Iglesia se llenó de fieles que siguieron con gran atención el rito de bendición, que consideró también un nuevo altar. En el interior del templo resaltaba, al fondo del altar, la imagen de la Virgen, enmarcada en un gran retablo dorado, que recientemente la Universidad San Sebastián había donado a la Iglesia de Concepción. Monseñor Ezzati recordó que este ornamento fue confeccionado por un artista ecuatoriano que diseñó la imagen de la Virgen Misionera.

“Este es un gran signo de esperanza, porque así es la Iglesia: una realidad que se renueva constantemente gracias al Señor, la fuerza de Cristo resucitado, que siempre hace nuevas todas las cosas, con la fuerza también del espíritu. Yo creo que la bendición de la Iglesia reestructurada, el altar y la imagen de la Virgen de la Candelaria, es todo un gran signo de lo que la Iglesia está llamada a ser en su realidad más profunda. Es la Iglesia que se renueva para servir a su pueblo y lograr que de verdad la comunidad llegue a ser un signo de esperanza para todos la gente.

Monseñor agregó que este el primer templo que se ha logrado reconstruir en la arquidiócesis después del terremoto, enfatizando que “hay mucho por hacer”. Recordó que se está trabajando en la catedral, pero que aún hay varios templos en el suelo. “Se requiere de una cantidad grande de dinero, que no tenemos. Por consiguiente, esperamos que brote de la solidaridad de la misma gente, de sus comunidades y parroquias y pueda también seguir brotando de hermanos y hermanos de otras diócesis, aunque hay algunos signos de esperanza”, comentó.

Informó que algunos templos se levantarán con paneles pre construidos. Así ocurrirá con capillas en San Ignacio, Chiguayante, Villa Mora y Tomeco. “Estos son pequeños granitos frente a la enorme necesidad que tenemos de levantar sus templos”, enfatizó.

El Pbro. Ángel Jiménez, párroco de la parroquia Nuestra señora de la Candelaria dio gracias a Dios por lo logrado. Lo propio hizo el vicario parroquial, Pbro. Héctor Rivera, quien dijo que se “celebrar la acción de Dios que se ha manifestado en que nuestra parroquia, que quedó muy dañada el 27 de febrero. Éste nuevamente se pone de pie. No celebramos el edificio, sino que celebramos la acción de Dios que el edificio se recompusiera y que la torre se reconstruyera. Hemos reconocido el paso de Dios en nuestra parroquia, lo que nos llena de esperanza. En Dichato, lo comentábamos, este es el signo para que sepamos esperar y confiar. Cuando veíamos la posibilidad de reconstruir, me parecía un desafío titánico. Los 120 millones de pesos no los teníamos, pero luego descubrimos cómo Dios va construyendo la casa”.

El padre Marcelo Gálvez, párroco de la parroquia San Francisco de Salles, Vitacura, estaba feliz de cómo la comunidad de Penco celebraba y agradecía. “Me doy cuenta de la emoción de las personas. A nosotros también nos hace vibrar este hermanamiento que nos ha enriquecido a nosotros también. El hecho de compartir nuestra fe y también las posibilidades que tenemos, ha hecho que nos hermanemos con Tomé de una manera muy preciosa. Siento, aquí, la presencia de Dios”, señaló junto a una nutrida delegación de laicos que lo acompañaron y quienes se emocionaron hasta las lágrimas, cuando un grupo de niños de la catequesis obsequiaron cajas de rosarios confeccionadas por sus propias manos.

Fuente: Comunicaciones Concepción
Concepción, 12 de Septiembre, 2010
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