S.S. Juan Pablo II entregó simbólicamente este Domingo de Ramos a los jóvenes del mundo los cuatro pilares sobre los que se fundamenta la paz --verdad, libertad, justicia, amor-- y les pidió solidaridad a favor de sus coetáneos víctimas de la violencia, en particular en Irak y Tierra Santa.
Los fundamentos de la cultura de la paz, contenidos en la encíclica «Pacem in terris» del Papa Juan XXIII, publicada hace cuarenta años, volvieron a ser propuestos por el actual Pontífice a los muchachos de inicios de milenio, en la solemne misa celebrada ante más de 40.000 personas en la Plaza San Pedro del Vaticano.
En este día la Iglesia católica celebraba a nivel diocesano la XVIII Jornada Mundial de la Juventud, tras las celebraciones de carácter mundial que tuvieron lugar el pasado mes de julio en Toronto.
«¿Cómo no expresar fraterna solidaridad a vuestros coetáneos que sufren por la guerra y la violencia en Irak, en Tierra Santa y en diversas partes del mundo?», preguntó el Papa durante la homilía a los que le escuchaban, muchos de ellos jóvenes.
Cristo, dijo, «es rey de verdad, de libertad, de justicia y de amor. Son estos los cuatro pilares sobre los cuales es posible construir el edificio de la verdadera paz, como hace 40 años escribía en la encíclica "Pacem in Terris" el beato Papa Juan XXIII».
«Os entrego simbólicamente a vosotros, jóvenes del mundo entero, este histórico documento, más que nunca actual: leedlo, meditadlo, esforzaos por ponerlo en práctica. Seréis entonces "bienaventurados", pues seréis auténticos hijos del Dios de la paz», afirmó el Santo Padre.
«La paz es un don de Cristo, que nos alcanzó con el sacrificio de la Cruz --siguió diciendo el Papa--. Para conseguirla eficazmente es necesario subir con el divino Maestro hasta el Calvario. Y, ¿quién mejor puede guiarnos en esta subida que María, que nos fue entregada precisamente como Madre bajo la Cruz?».
«Para ayudar a descubrir esta maravillosa realidad espiritual, he escogido como tema del Mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud de este año las palabras de Cristo agonizante: "¡Ahí tienes a tu Madre!"», explicó.
Juan Pablo II y más de 40 mil peregrinos fueron testigos este Domingo de Ramos de la entrega de la Cruz de los jóvenes de una delegación de jóvenes canadienses a sus coetáneos alemanes, que acogerán las próximas Jornadas Mundiales de la Juventud de 2005 en Colonia.
El simbólico gesto tuvo lugar en la plaza de San Pedro del Vaticano al concluir la solemne misa al aire libre en el día en el que la Iglesia católica celebraba el día de los jóvenes a nivel diocesano.
El Papa explicó que la Cruz «atravesará en primer lugar los diferentes países de Europa central y oriental; y después, a partir del Domingo de Ramos del próximo año, visitará las diócesis de Alemania, hasta llegar a Colonia».
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