Cardenal Errázuriz: "Celebremos esta fiesta que nos une y recemos con renovada confianza".
Cardenal Errázuriz: "Celebremos esta fiesta que nos une y recemos con renovada confianza".

La buena noticia de la ubicación de los 33 mineros atrapados en las cercanías de Copiapó, "nos habla de la Providencia sabia y poderosa de Dios", dijo Arzobispo de Santiago, al ser consultado por El Mercurio.

A continuación el testimonio completo que el Cardenal Francisco Javioer Errázuriz entregó a El Mercurio:

"Venía de regreso de la diócesis de Catamarca, en Argentina. Alrededor de las 3 y media (domingo 22 de agosto), hora chilena, en el aeropuerto de Córdoba se me acercó una señora joven para decirme: Soy chilena. Acabo de saber que ya se dio el primer contacto con los 33 mineros. Todos están vivos. Me emocionó profundamente la noticia. Fui a comunicársela a otros chilenos que estaban en la sala de espera. Casi no me salía la voz por la alegría, la gratitud y la emoción. Después le pedimos al piloto del avión que comunicara la noticia a todos los pasajeros. El aplauso fue cerrado.

Conociendo el admirable temple de nuestros mineros, nunca perdí la esperanza, si bien toda la operación de rescate se hizo tan difícil. En las parroquias y las comunidades de Santiago nos unimos en la oración a ellos, a sus familias, a la diócesis de Copiapó y a su Obispo, y a todo Chile. A lo largo del país, éramos una gran familia acongojada y triste, mientras compartíamos la esperanza en la oración.

La sobrecogedora noticia ha llenado de alegría a todo el país, y de gratitud a Dios, como también a la Virgen de la Candelaria, su venerada patrona, en el mismo día en que celebramos a María Reina. También nos ha congregado en la más honda solidaridad, que ha unido a trabajadores, al gobierno, a técnicos, a empresas mineras, al Sr. Obispo, don Gastar Quintana. La buena noticia nos habla asimismo de la Providencia sabia y poderosa de Dios, que inspiró los pasos de los mineros de manera que no estuvieran en el lugar mismo del derrumbe cuando éste ocurrió, que apresuraran su caminar hacia el refugio, que colaboraran unidos los encargados del rescate, y que en el fondo de la mina nunca perdieran ni la disciplina interior y social que exigía la situación por la cual atravesaban, ni la esperanza en Dios, su Padre y Pastor, y en la comunidad, que harían todo lo posible para que se produjera el reencuentro con sus familiares, y sus compañeros.

Celebremos esta fiesta que nos une, y recemos con renovada confianza y gratitud para que todos puedan ser ayudados en las próximas semanas y, lo antes posible, sanos y salvos, rescatados".


Fuente Dop Santiago www.iglesiadesantiago.cl
Santiago, 23 de Agosto, 2010

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