Monseñor Pedro Ossandón: “La catástrofe debe ser escuela de solidaridad”
Monseñor Pedro Ossandón: “La catástrofe debe ser escuela de solidaridad”

Con una masiva presencia de voluntarios y voluntarias se celebró la eucaristía de la Solidaridad, en la catedral de Concepción, teniendo vivo el recuerdo, la figura y la obra de San Alberto Hurtado. La misa fue presidida por el obispo Auxiliar, monseñor Pedro Ossandón y concelebrada por varios sacerdotes, entre ellos, los padres jesuitas.

Durante la celebración hubo signos que resaltaron la acción. Un matrimonio llevó hasta el altar los manteles para adornar la mesa de la eucaristía; el director de la Pastoral Social, Pbro. José Cartes llevó al altar una reliquia.

Monseñor Ossandón expresó, en su homilía, los agradecimientos al activo voluntariado de la Iglesia; agradeció a las autoridades, a la Pastoral Social y especialmente a los padres jesuitas, por su gran aporte pastoral.

“Con alegría nos hemos dejado que el Señor nos vuelva a convocar a nuestro templo catedral, que es el alma de nuestra región , para alabar y bendecir al Señor”, afirmó, para luego referirse ampliamente a los efectos que tuvieron el terremoto y maremoto, en que se vio de manera concreta la acción solidaria. En este sentido, precisó que “la catástrofe del 27 de febrero debe transformarse en una escuela, donde precisamente, el Señor nos siga mostrando el camino de la verdad y la vida”.

Recalcó que los principios de la unidad, “con criterio de la solidaridad”, en deben estar siempre pendientes uno de otro y complementarnos en un trabajo integrado, y el respeto a la autoridad,” para que esta autoridad sea eficaz”.
Monseñor compartió dos testimonios. Por un lado recordó la experiencia vivida por el párroco de Tomé, presbítero Ángel Jiménez, quien en un gesto de solidaridad, pese haber sufrido los efectos del terremoto en su parroquia y su casa, no descansó en ir en ayuda de muchas personas y, entre ellas, acudió hasta el cuartel de Carabineros donde preguntó: “¿Usted ha comido? ¿Han comido los carabineros? “, sabiendo que la jornada había sido sacrificada y agotadora. Luego el párroco hizo entrega de canastas familiares al jefe de la unidad y al personal. Posteriormente, el jefe policial llegó hasta la parroquia para agradecer el gesto, emocionándose al extremo de derramar lágrimas y abrazar al sacerdote.

El otro gesto compartido fue a la gran convocatoria que hizo el presbítero Claudio Placencia, párroco de Santa Juana, para agradecer a toda la comunidad y especialmente a quienes trabajaron de manera incesante por ir en ayuda y apoyo de los que más sufrieron. “Celebró una misa de acción de gracias, con participación de todos los actores: autoridades, Carabineros, Fuerza Aérea, Bomberos, juntas de vecinos, establecimientos de salud, el voluntariado”, dijo, valorando la acción como un gesto de unidad y llamando a construir el país de manera fraterna, con justicia, paz y solidaridad.

Finalmente, el Obispo Auxiliar hizo notar que “la catástrofe no haga olvidar nunca lo que nos enseñó San Alberto Hurtado, quien nos mostró, con su testimonio de vida de hombre, de cristiano, sacerdote y santo, que Dios se encuentra en el pobre, en el que sufre. A Dios lo necesitamos como el pan cotidiano para vivir, necesitamos del amor auténtico y definitivo de Cristo, quien nos reveló, en la cruz, su amo. La solidaridad no es un momento o una actividad pasajera o un hobby que nos hace bien, es un don y regalo gratuito, es la gracia de Dios. No desperdiciemos este tesoro. Hay que reconstruir viviendas, caminos, puentes, escuelas, hospitales, pero el fundamento y la roca sólida se encuentra en el Señor”, concluyó.

Fuente: Comunicaciones Concepción
Concepción, 20 de Agosto, 2010
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