La Campaña Cuaresma de Fraternidad motiva, durante el tiempo de Cuaresma, a llevar una vida más sencilla con privaciones de algunos gastos para compartir el fruto de esos ahorros con quienes tienen más necesidades, colaborando en darles oportunidades para que puedan vivir en mejores condiciones. En este año, esta acción solidaria adquiere especial vigencia como respuesta a las graves consecuencias de la catástrofe ocurrida en febrero pasado, y se inserta en el llamado de los Obispos a vivir la Misión Continental como Iglesia discípula misionera que busca construir un país más inclusivo que sea una Mesa para todos y para todas.
Fruto de la generosidad cuaresmal, el total de su recaudación financia obras de acción social realizadas por la Iglesia. El 60%, en cada diócesis, se destina a obras sociales locales dirigidas al fin propio de la Campaña; el 10% financia los materiales publicitarios y de recaudación; y el 30% cada diócesis lo comparte en un Fondo Nacional, signo de solidaridad eclesial, que se distribuye totalmente a proyectos que postulan desde todo el país. Este Fondo Nacional, testimonio de fraternidad de la Iglesia chilena, está destinado a provocar equidad en el uso de estos recursos permitiendo a diócesis más pequeñas o con menos recaudación tener también los beneficios de las privaciones cuaresmales de otros hermanos en Chile.
Este año 2010, aplicando la indicación de la Comisión Pastoral de Obispos, el Fondo Nacional beneficiará proyectos orientados a jóvenes vulnerados en sus derechos, interlocutores prioritarios de la Misión Continental en el marco del Bicentenario, de todas las diócesis del país, priorizando a aquellos de las zonas más afectadas por el terremoto y tsunami del 27 de febrero.
Para más información, revisar los documentos que se presentan a continuación.
Fuente: Comunicaciones Pastoral Social-CARITAS