Hasta de Curanilahue llegó un grupo de jóvenes a vivir, junto a otros jóvenes de la diócesis, esta fiesta de Pentecostés, que se desarrolló en el Colegio Instituto de Humanidades de Concepción, entre las 22 horas del sábado 22 y las 6 horas del domingo 23 de mayo. Tanto al inicio como al término de la vigilia los jóvenes estuvieron acompañados de Monseñor Pedro Ossandón, Obispo Auxiliar y el padre Galo Fernández, Vicario de la Esperanza Joven de la Arquidiócesis de Santiago.
“Hay muchos signos de esperanza en los jóvenes y los jóvenes están sedientos de Dios”, comentó con una inmensa alegría el presbítero Nino San Martín, coordinador arquidiocesano de la Pastoral Juvenil, al concluir la actividad, en que más de 300 jóvenes tuvieron un ejemplar comportamiento. Dijo que los jóvenes vivieron responsablemente los distintos momentos.
La Pastoral Juvenil de la Arquidiócesis preparó la vigilia recogiéndose la invitación de los pastores en Chile para hacer de la patria un Chile que es una mesa para todos. Para ello, se acogió el lema de la vigilia nacional de Pentecostés: “Jóvenes invitados a vivir la gran mesa del Señor”.
Según explicó el padre Nino, el objetivo de la vigilia fue que los jóvenes experimentaran que “Cristo los llama a vivir en esta mesa, que nadie está excluido de ella mesa, porque los jóvenes son parte importante de la Mesa del Señor y que nosotros, los jóvenes comprometidos en la Iglesia, queremos mostrarles con el testimonio que hemos preparado, que esta Iglesia los necesita hoy más que nunca, para hacer de la Iglesia un lugar de encuentro con Cristo, un lugar de búsqueda de la santidad, un lugar donde se cultiva un proyecto de vida”.
La vigilia tuvo como contenido, un primer momento de testimonios de jóvenes que han enfrentado dificultades en su vida, para pasar a un momento de acoger ese testimonio como una posibilidad de que cada joven se sienta interpretado en sus propios dolores y dificultades y ver cómo ellos pueden recibir el Espíritu Santo que les ayuda a enfrentar los problemas de su vida juvenil. Luego vino un momento de compartir la presencia del Señor en un momento de adoración del Santísimo; posteriormente hubo un momento de encuentro con el Señor, en la Palabra de Dios. Se concluyó con algunos signos importantes del servicio a que los llama el Señor, siendo portadores del Espíritu Santo con la renovación de las promesas bautismales, luego un momento fuerte de oración con el Santo Rosario y la clausura con la eucaristía, a las 6 de la mañana.
La vigilia se caracterizó también por el ambiente de alegría y de alabanza. El padre Nino dijo que “Pentecostés es una fiesta de mucha alegría, de música, sonrisas, fiesta donde encontramos unidad. Los jóvenes han mostrado, en los últimos años, en la Pastoral Juvenil, un gran aprecio por la alabanza y por eso comenzamos la vigilia a hacer oración por medio de la alabanza, a través de los cantos. Las canciones de los grupos musicales que nos acompañaron, Discípulos y Guerreros de la Fe, hablan de la palabra de Dios y hemos ido cambiando juegos que no aportan mucho por estas alabanzas que dejan una semilla del amor de Dios en el corazón de los jóvenes”.
Monseñor Ossandón señaló que “hay que dar gracias a Dios por la presencia de estos chiquillos y chiquillas, que nuevamente nos han dado el ejemplo. Qué hermoso fue verlos comprometerse durante el terremoto; fueron los más solidarios, quienes nos conmovieron con su sentido de sacrificio, de generosa entrega y además, con un gran compromiso con los más pobres. Y, ahora, en esta fiesta de Pentecostés, con tanto fervor y con tanto entusiasmo para que, llenos del espíritu de anunciemos la Buena Noticia, los jóvenes vuelven a darnos un muy buen ejemplo. Estoy muy contento, los felicito y han hecho una labor extraordinaria”. Luego añadió: “Creo plenamente en los jóvenes. Y más que eso, los jóvenes me edifican, me dan el ejemplo; los jóvenes me dan buenos consejos y además, esa fuerza de espíritu que a uno lo anima a seguir”.
El padre Galo Fernández, vicario de la Esperanza Joven de la Iglesia de Santiago, quien tuvo a su cargo la homilía de la Misa de clausura de la celebración, manifestó su alegría de compartir con los jóvenes. “Me alegra mucho poder compartir con los jóvenes de la arquidiócesis y ser testigo de su diversidad y la fe que manifiestan. Es una muy buena noticia saber que en todas las diócesis del país los jóvenes se reúnen especialmente en Pentecostés, para poder estar abiertos al Espíritu; creo que nos dan mucho ánimo; ellos son portadores del Espíritu”.
Indicó que claramente la zona ha sufrido mucho, “pero me ha gustado ver cómo los jóvenes han sido protagonistas de la solidaridad desde las primeras horas de la tragedia, mostrando su corazón y la fuerza del espíritu que los impulsaba, comprometiéndose con el servicio con los que estaban más afectados. Creo que estos jóvenes nos animan a construir un país mucho más fraterno y donde hay espacio para todos”.
Alex Ríos, coordinador diocesano de la Pastoral Juvenil, informó que trabajo muy duro, más de un mes, en preparar la vigilia. “La misión era hacer llegar a Cristo, a través de este encuentro, para que los jóvenes recibieran el Espíritu Santo. Que ellos lo sientan, vivan con él y día a día vayan sintiéndose acompañados, para que incida en la vida de cada uno de ellos. Estamos muy contentos y satisfechos, porque la respuesta de los jóvenes fue importante. La acogieron de muy buena forma. Felices por estar con Cristo”, subrayó.
Norma Berríos, coordinadora de la Pastoral, expresó que la respuesta fue muy buena. “Esperábamos unos 300 jóvenes, a nuestro juicio, un número adecuado para poder trabajar de mejor manera con ellos y pudieran vivir los momentos que habíamos preparado. Hubo momentos que les llegó profundamente. Sin duda que se van muy contentos a sus hogares”, concluyó.
Fuente: Comunicaciones Concepción