Jornada Nacional de Administradores de Bienes
Jornada Nacional de Administradores de Bienes

Desde el 17 y hasta el 19 de mayo los administradores de bienes de todos los obispados del país se dieron cita en la Casa de Retiros de Los Dominicos para reflexionar sobre su rol y compartir experiencias y herramientas que ayuden a realizar mejor esta tarea.

Temas como la planificación estratégica y de presupuestos, evaluación de impacto de acciones pastorales, normativas de contabilidad, asuntos tributarios y hasta cómo enfrentar catástrofes naturales estuvieron presentes en la VI Jornada Nacional de Administradores de Bienes realizada desde el 17 y hasta el 19 de mayo en Santiago.

Luego de la Eucaristía de inicio, Monseñor Fernando Chomali, Obispo Auxiliar de Santiago, expuso sobre la espiritualidad del administrador de bienes y destacó la importancia del trabajo en el desarrollo humano y trascendente de la persona y la sociedad tanto como los valores que exige a quienes trabajan, como la honestidad y la ética.

Espíritu y técnica en Melipilla
Alejandro Murillo, administrador de bienes del Obispado de Melipilla, destaca el compartir la espiritualidad y también las charlas técnicas que los ayudan eficazmente en su labor diaria. A pesar de la diversidad de realidades geográficas y humanas de los distintos obispados cree que se trata de una instancia que ayuda a todos los administradores en la tarea de ser “como padres de familia”, es decir, preocupados del funcionamiento y sostenimiento del obispado para que lleve a cabo con libertad la pastoral.

Buena Nueva en Punta Arenas
Julio Bórquez, administrador de bienes de la diócesis de Punta Arenas, cree que la Jornada ayudó para relevar el sentido del trabajo: “Nos realizamos como seres humanos a través del trabajo y por medio de él somos copartícipes en la creación de Dios. Por medio de él nos desarrollamos, nos humanizamos, socializamos”.

También cree que en estas jornadas salen nuevas ideas para mejorar la administración en las diócesis y que eso en este año tiene una importancia fundamental por la Misión Continental. Estas ideas van por la optimización de recursos, por medio de técnicas de gestión y de administración, la priorización y la transparencia “Es uno de nuestros ejes centrales”, explica. “Tenemos un documento de orientaciones y criterios para aplicar en los consejos económicos parroquiales”. Agrega: “Es un proceso que se viene dando hace tiempo. Hoy es común saber el balance de cada capilla y conocer cuánto se gastó en ornamentación, en velas, en luz, gas, etc. Para nadie es un misterio que la imagen de una Iglesia llena de dinero no es verdad. Hay parroquias que no subsisten si no es por la ayuda de la diócesis o de gente de buena voluntad”.

Da cuenta que el suyo es un obispado pequeño, con sólo 9 parroquias, pero en un vasto territorio de 320 mil kilómetros cuadrados. “Una visita pastoral a Tierra del fuego significan 600 kilómetros”, detalla. En este contexto comenta que el financiamiento es difícil, porque no tienen bienes, sino que se apoyan en la colaboración de sus fieles y la ayuda de Iglesias en el extranjero.

Solidaridad con Linares
Susana Sáez, contadora del Obispado de Linares, cuenta que a raíz del terremoto de febrero recibieron mucha ayuda que fue encauzada por medio de Caritas Linares proveniente de las mismas personas de la diócesis, también de Santiago e incluso de otros países. “A través de las radios hicimos las campañas, Caritas recepcionó la ayuda y ellos la canalizaron en las parroquias de los lugares más afectados, así es que fue bastante ordenado y llegó a la gente que más lo necesitaba, porque previamente se hizo un catastro”. Señala que la ayuda se continúa recibiendo hasta hoy, “porque hay gente que lo perdió todo, que no tiene trabajo y que tiene que comer y seguir pagando sus cuentas”. En este sentido la transparencia en las cuentas tiene un rol fundamental. “En la medida en que seamos más transparentes la gente va a confiar más en nosotros. Por eso abrimos una cuenta corriente y ahí fueron todas las operaciones son respaldadas podemos decir cuánto ingresó y en qué lo hemos gastado”.

Comenta que una sorpresa fue la campaña del 1% 2010 porque en marzo lograron lo presupuestado. A su juicio, porque la gente ha mantenido su compromiso y esto debido a que han experimentado una Iglesia cercana, preocupada de los más sufrientes y con sus propios templos también deteriorados. “Las zonas de mayor catástrofe siguen entregando su 1%”, sostiene Susana.

Austeridad en San Bernardo
Lilian Cartes, administradora del Obispado de San Bernardo, cree que el valor de estos encuentros pasa por “estandarizar nuestras actividades para hablar un lenguaje común, buscar soluciones en conjunto, sobre todo en este tiempo post terremoto, también hablamos de cómo masificar las cosas para abaratar los costos”.

A propósito de la catástrofe cuenta que en la diócesis hay 400 familias sin casa y 28 templos muy deteriorados, “pero hemos tenido muy buena respuesta, sobre todo de nuestra gente más humilde”. Expone que los sectores más vulnerables como La Pintana y El Bosque, no fueron tan afectado por el sismo como los sectores de Pirque y Calera de Tango. Es por esto que la ayuda ha llegado desde dentro de la zona, no tanto en dinero como en mano de obra. “Estamos agradecidos de mucha gente”, recalca.

Cuenta que para responder al sinnúmero de necesidades con recursos escasos, han tenido que echar mano al reciclaje: de libros, de materiales, etc. además, en el obispado son pocos como personal y todos tratan de ayudar en todo. “Damos muestras de nuestra austeridad para conseguir ayuda. Si nos dan dinero para catequesis, no podemos usarlo para comprar un proyector. Estamos enfocados en lo esencial”.

Planificando en Antofagasta
Marta Caño es la administradora de bienes de la Arquidiócesis de Antofagasta. La jornada le ha sido útil porque “muchos de los problemas que tenemos son comunes y vamos encontrando soluciones comunes”, asegura.

A su juicio, las claves para administrar bien pocos recursos son: racionalizar, planificar, priorizar y “acudiendo a los recursos que cada comunidad ya tiene”, ya sean económicos o humanos. La prioridad en este momento es la misión y en eso se está invirtiendo un poco más, lo importante es no improvisar, destaca.

Para la diócesis la transparencia es vital. Se preocupan que en todas las parroquias se publique en los paneles o puertas los ingresos y egresos “para que todo el mundo tenga conocimiento respecto a los ítemes en que se gasta el dinero”.

A pesar de estar lejos del desastre, el terremoto también remeció las conciencias de los antofagastinos, precisamente porque en 2007 hubo un gran movimiento telúrico en Tocopilla. “Vivimos lo que era la solidaridad, así es que no nos quedamos atrás y como Iglesia”. Como diócesis se ayudó a una parroquia en Curicó, sostiene, y en esa actividad el protagonismo de los jóvenes fue fundamental.

Fuente: DOP www.iglesiadesantiago.cl

Santiago, 19 de Mayo, 2010
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