Desde tempranas horas de este caluroso domingo 28 de marzo, miles de fieles concurrieron junto a sus familias a parroquias, capillas y a los principales templos de Santiago para participar de la Misa de Domingo de Ramos, dando inicio a Semana Santa. La celebración principal tuvo lugar en la Catedral Metropolitana y fue presidida por el Cardenal Francisco Javier Errázuriz y concelebrada por Monseñor Fernando Ramos, rector del Seminario Pontificio Mayor; y por el Pbro. Guillermo Green, secretario del señor Arzobispo.
A la entrada del templo, el Arzobispo de Santiago bendijo los ramos que con fervor portaban los cientos de fieles. Luego, en procesión se dirigió al altar, mientras los asistentes agitaban las ramas de palma y olivos recordando así la entrada triunfal de Jesucristo a Jerusalén.
En el momento de la lectura del Santo Evangelio, con profundo recogimiento los fieles siguieron el relato de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según San Juan. Especialmente emotivo resultó el momento en que se narra su muerte en la cruz.
En su homilía, el Cardenal Errázuriz reflexionó sobre las lecturas bíblicas del día. Dijo que resultaba impresionante de cómo un pueblo que aclamaba al Señor un día luego pedía su muerte en la cruz, siguiendo así ciegamente el parecer de sus lideres y autoridades. “Cómo fue un posible que se pidiera la muerte en la cruz de un inocente, de quien pasó por el mundo sólo haciendo el bien”, dijo el Arzobispo de Santiago.
Solidaridad con el dolor de Jesucristo
Luego en conversación con los periodistas, el Cardenal Errázuriz destacó que Domingo de Ramos es la celebración religiosa que más toca a los chilenos, junto con la fiesta de la Inmaculada Concepción. “Se llenan las Iglesias en todas partes. Hay una solidaridad con Jesucristo que comienza el camino hacia la cruz y que nos expresa su amor hasta el extremo. También las personas vienen este día a las Iglesias porque quieren llevarse a sus casas este signo que son los ramos, como un signo de protección del Señor, pero también como de un signo de la voluntad nuestra de alabar a Jesús junto con todas las personas que lo acompañaron entrando a Jerusalén”.
El dolor de los chilenos
Por otra parte, el Arzobispo de Santiago dijo que esta Semana Santa está marcada por el dolor de muchos chilenos, especialmente de quienes perdieron a sus seres queridos en el reciente terremoto y maremoto “Nosotros ponemos nuestro dolor junto al dolor de nuestro Señor, y se clarifica cuando es un dolor que puede abandonarse también en la bondad de Dios: Dios me va a proteger, Dios me va acompañar en mi camino. Dios me espera en esa patria que no se deshace, que no se derrumba, que no tiene terremoto. Hay un anhelo muy hondo de una patria, en el pleno sentido de la palabra, y que está expresada en que lo Jesucristo nos conquista a nosotros a través de su muerte y resurrección. Eso es la gente lo siente en forma muy honda, y por eso estos días lo celebra con especial devoción”.
Fuente: DOP Santiago - www.iglesiadesantiago.cl