La celebración se realizó en la plaza Independencia de Concepción y a los pies del templo catedral. Junto a Monseñor Ezzati concelebraron el Obispo Auxiliar, monseñor Pedro Ossandón; el Obispo de la Iglesia Anglicana, Patricio Viveros; el pastor de la Iglesia Metodista y Fraternidad Ecuménica, Osvaldo Herreros; el pastor Alex Aedo Vilugrón de la Iglesia Ortodoxa, el Rabino y los presbíteros Pablo Leiva y Luis Figueroa, entre otros.
Monseñor dijo que “hace un mes, nuestra región y parte importante de Chile ha sido sacudida por un tremendo maremoto, acompañado también por un maremoto que ha sembrado muerte, destrucción y ha ido creando en el corazón de mucha gente, el miedo y la desesperanza”.
Luego agradeció a Dios. “Frente al Señor queremos elevar nuestra oración y dar gracias por estar vivos. Una mujer me manifestó: “cómo no estar agradecida si el Señor me ha conservado estos dos hijos maravillosos y mi esposo que me quiere; lo hemos perdido todo, pero no hemos perdido lo más esencial y bello de la vida”, agregó.
Monseñor señaló que “este ha sido un tiempo de dolor, de desesperanza, de confusión, pero ha sido también de mucha esperanza, de mucha solidaridad. El terremoto no solamente ha destruido nuestros edificios, nuestros puentes y nuestras carreteras, el terremoto ha sacudido, también el interior de cada persona, suscitando en ella lo mejor que Dios ha sembrado en el corazón humano”.
Recordando la reflexión bíblica de un anciano sacerdote, Monseñor indicó que “me he preguntado cuál es la consistencia de la persona humana y cuál es la consistencia de nuestro país. Muchas veces hemos pensado que el desarrollo se limitaba sólo al crecimiento económico o al crecimiento de las estructuras, pero bastaron tres minutos y todo eso vino al suelo. ¿Cuál es la consistencia que nos hace personas en este momento? ¿Cuál es la consistencia que nos hace un pueblo dichoso? ¿Será solamente el desarrollo económico o de nuestras estructuras materiales? Y ese sacerdote invitaba a todos a preocuparnos para hacer crecer no sólo el producto interno bruto, sino para hacer crecer el producto interno de bondad, de solidaridad, porque allí en la verdad de nuestros valores humanos, allí en los valores cristianos revelados por el Señor está la consistencia de lo que significa ser persona y lo que significa ser pueblo”
Por otro lado, junto con condenar lo que definió como “segundo terremoto”, los saqueos, valoró la solidaridad, la entrega y la generosidad de jóvenes y de adultos, de instituciones públicas, privadas, de la Iglesia. “Esta generosidad nació de la consistencia de los valores humanos, de los valores cristianos de construir nuestra vida sobre roca. El terremoto nos deja una gran lección, la lección de construir la calidad de la vida personal, la vida social, de la educación, no solamente en el aprendizaje de conocimientos, no solamente en el desarrollo de obras materiales, sino también en el desarrollo de aquellos valores espirituales y éticos que nos hacen un pueblo de hermanos”
Finalmente, llamó a trabajar por la reconstrucción entre todos. “Al inicio del gobierno de la nueva intendenta yo le pedí que podamos construir una nación sinfónica”, afirmó, explicando que una sinfonía tiene siempre una hermosa partitura muy estudiada. “Se necesita la participación y colaboración entusiasta e inteligente de todos los músicos que tengan que dar, en el momento oportuno, su nota, su sonido”, precisó, haciendo hincapié en que la reconstrucción necesita de todos: trabajadores y generadores de trabajo, privados y públicos. “Queremos desear, de una manera particular, al Señor Presidente de la República y a todas las autoridades, sean los maestros que dirigen esa orquesta con sabiduría, sabiendo que a veces desafinamos y hay que intentar nuevamente ensayar hasta que la ejecución sea perfecta. Que todas las autoridades de nuestro país tengan la sabiduría que viene de Dios para dirigirnos, para orientarnos en esta tarea hermosa, desafiante que es reconstruir nuestro país para que de verdad vuelva a ser la copia feliz del Edén”, concluyó.
Al concluir la acción litúrgica, el Presidente Sebastián Piñera dirigió un mensaje, señalando: “le pido a Dios que nos ilumine, nos dé sabiduría y fortaleza para reconstruir sobre roca y no arena (…) La reconstrucción es mucho más que poner ladrillos, necesitamos reconstruir el alma de Chile con los valores y nobleza que han manifestado miles de chilenos en estos días”.
Fuente: Comunicaciones Concepción
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