La reunión fue presidida por monseñor Ricardo Ezzati, y en la oportunidad se abordaron importantes temáticas pastorales relacionadas con la grave situación vivida por el terremoto y maremoto y los desafíos como Iglesia particular. La acción pastoral estará marcada por importantes signos.
“Quiero destacar la presencia masiva del personal apostólico y de la mayoría de las comunidades religiosas, lo cual ha sido un signo de mucha comunión y de mucha fraternidad”, comentó muy contento, agregando que “lo primero fue mirar con los ojos de Dios y el corazón del Señor, lo que hemos vivido. Nuestro mirar no ha sido un mirar sociológico, o simplemente un mirar económicamente lo que son los gastos o desde una perspectiva estructural lo que han sido los daños de edificios, sino que quisimos mirar lo que ha acontecido con la mirada de Dios y con el corazón del pastor. Desde la caridad pastoral hemos querido mirar cuáles son los llamados que el Señor nos ha hecho y creo que compartir esa mirada nos ha hecho un bien enorme a nivel espiritual para todos quienes hemos participado en esta reunión”, comentó Monseñor.
Fue un encuentro en que se abordaron los ejes fundamentales de la acción pastoral de este año, teniendo en cuenta las OO. PP. y los proyectos pastorales parroquiales (PPP) de acuerdo a la realidad de cada parroquia y de cada comunidad cristiana.
“En esta reunión hemos fijado nuestra mirada en el segundo eje pastoral, que nos debiera ayudar a potenciar el camino sinodal que estamos haciendo. El año pasado trabajamos y reflexionamos sobre el encuentro con Jesucristo que nos lleva a la conversión, a la comunión y a la solidaridad. Este año queremos reflexionar y trabajar en torno a la comunidad. El encuentro está llamado a modificar, a mejorar nuestra vida comunitaria, la vida comunitaria de cada parroquia, la vida comunitaria de cada base, de cada comunidad de base y nuestra vida misionera. Por eso hemos pedido que ojalá cada parroquia pueda regalarle a la Iglesia diocesana una nueva comunidad de base a lo largo de este año”, explicó.
En tercer lugar, se reflexionó sobre la acción de la Iglesia frente al tema de la solidaridad, frente a todo lo que significa la tarea a corto y largo plazo, en lo que es la reconstrucción del tejido diocesano y parroquial. “Hemos visto la necesidad de trabajar muy unido y en comunión. Las dificultades son muy grandes y los desafíos son enormes, pero Dios nos ha dado inteligencia, nos ha dado manos y también nos ha dado un corazón para poder unificar nuestro trabajo y poder llevar adelante el peso uniendo nuestros hombros y uniendo también nuestras intenciones”, manifestó.
Solidaridad de la Iglesia
Monseñor expresó que frente a los difíciles momentos vividos, sin duda alguna se ha sentido expresamente la solidaridad de la Iglesia entera desde el Santo Padre, del CELAM, de la Conferencia Episcopal de Chile y también el apoyo a través de numerosos mensajes recibidos por los obispos, sacerdotes y laicos esparcidos por el mundo. “Hemos sentido la cercanía solidaria de muchas instituciones de Iglesia, sobre todo en el ámbito de las necesidades sociales. En este sentido, quiero destacar la labor extraordinaria que ha hecho CARITAS y a nivel local, la labor que ha hecho la Pastoral Social, los voluntarios, los jóvenes, los adultos, los movimientos, instituciones de Iglesia que han colaborado con mucha generosidad en esta tarea”, enfatizó.
Añadió que “la Iglesia ha respondido con la generosidad de su gente y con los medios que tiene a su disposición, pero en este caso se ha multiplicado como los 5 panes y los 3 peces del Evangelio del Señor. Puesto en sus manos, hemos visto la multiplicación de los panes, del agua, del vestido, de su presencia, un verdadero milagro de presencia solidaria en medio de la gente. Uno siempre se siente pequeño, se siente desafiado por la magnitud de los problemas y como Iglesia sentimos esa pequeñez frente a estas grandes necesidades, que es esto, ante tanta gente y tantas necesidades. Pero nos queda la conciencia de haber y de estar haciendo todo lo que está en nuestras manos para multiplicar y poner en las manos de Jesús todo lo que tenemos y Él los multiplique y así lo hemos visto”.
Signos
Dio a conocer que hay tres signos que, en este momento, interpelan fuertemente. “Lo digo en orden cronológico: primero será el 19 y 20 de marzo, la festividad de San Sebastián, que llevará nuevamente a nuestra Iglesia al pulmón espiritual de nuestra diócesis, donde miles y miles de personas se encuentran con el Señor, a través de San Sebastián. Queremos ofrecer un servicio pastoral que sea de calidad a todas las personas que concurran a Yumbel y que es un espacio espiritual de encuentro con el Señor”.
Agregó que el segundo acontecimiento será vivir la Semana Santa. “En todas partes la estamos preparando para vivir el acontecimiento de la Pascua del Señor, en medio de las dificultades, porque tenemos templos destruidos. La misma catedral, por varios meses, no la podemos abrir; celebraremos los ritos de Semana Santa como diócesis, en la parroquia de San José de los padres Capuchinos, que generosamente han puesto a disposición su templo. Tenemos la posibilidad de vivir una Semana Santa muy intensa, especialmente en el Triduo Santo, comenzando el miércoles con la consagración de óleos, el jueves con la eucaristía, el viernes santo con la celebración del Vial Crucis – camino de la cruz – y el sábado con la gran fiesta de la resurrección”.
Recalcó que el Domingo de Ramos junto con recordar a todos los difuntos, las personas que han perdido la vida a consecuencias del terremoto y el maremoto, se celebrará la Eucaristía como signo de gratitud y de petición de bendición de Dios para todos los voluntarios que han participado tan generosamente en socorrer a los hermanos; voluntarios, Bomberos, Carabineros, Ejército e instituciones civiles, religiosas, pastoral Juvenil y Universitaria de la diócesis.
Precisó que tercer hecho que anima a la Iglesia de Concepción es la visita de la Virgen del Carmen, la que definió como “una visita extraordinaria” que la Conferencia Episcopal de Chile ha establecido justamente para las diócesis que han sufrido por la catástrofe. La visita de la imagen se planifica en aquellos lugares más impactados por el terremoto y maremoto. “Será una visita rápida, pero esperamos después tener la visita de la Virgen con los días apropiados para que sea signo de consuelo y esperanza para todo nuestro pueblo”. Dijo que se trata de una imagen que el Santo Padre bendecirá el día de la Anunciación y que el Cardenal Tarcisio Berttone traerá a Chile con ocasión de su visita.
Y respecto a la visita del Cardenal Berttone, anunció que ésta se realizará el viernes 9 de abril, y que constituirá un signo de cercanía del Santo Padre y de la Iglesia Universal con la Iglesia de Chile y particularmente de Concepción. “Con él daremos gracias al Señor por la Mediación Papal y por el Bicentenario de Chile, asumiendo el propósito de construirlo como una gran mesa de hermanos. El Cardenal tendrá la ocasión de visitar nuestra UCSC, los proyectos que tiene, y sobre todo un encuentro con las comunidades más pobres de nuestra zona, visitando y celebrando lo que será posible, a esa altura, del inicio de un pequeño santuario de la Virgen de la Paz y un centro comunitario dedicado al Padre Damián de Molokai”, concluyó Monseñor.
Fuente: Comunicaciones Concepción
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