Homilía del Cardenal Errázuriz durante la oración por Chile y su nuevo gobierno
Homilía del Cardenal Errázuriz durante la oración por Chile y su nuevo gobierno

El Cardenal Francisco Javier Errázuriz, Arzobispo de Santiago, presidió una solemne oración por Chile y su nuevo gobierno. En el atrio de la Catedral Metropolitana señaló: "Orar por nuestra patria implica recordar a todos los chilenos".

"En las actuales circunstancias, compartiendo el dolor de tantos compatriotas, oramos de modo especial por los que más han sufrido y siguen sufriendo a causa de la devastadora destrucción que causaron los movimientos telúricos que golpearon buena parte del país, sobre todo a causa de las pérdidas de familiares y amigos muy queridos".

- Lea completa la homilía del Cardenal Francisco Javier Errázuriz, Arzobispo de Santiago

- Video completo de la solemne oración ecuménica por Chile (Gentileza Canal 13)

Fuera de la Catedral, como signo de solidaridad con todas las víctimas y damnificados por el terremoto del 27 de febrero, se realizó la solemne oración por Chile y su nuevo gobierno a mediodía del 12 de marzo.

El Cardenal Francisco Javier Errázuriz, Arzobispo de Santiago, señaló al inicio de su homilía: "Acogiendo una significativa tradición, el Presidente de la República, Don Sebastián Piñera Echenique, ha querido iniciar su mandato, invitándonos a orar por nuestro país, como también por él y sus colaboradores en el Supremo Gobierno. En este año, en que celebramos el Bicentenario de nuestra Nación, quisiéramos incluir en nuestra Oración por Chile a los miembros de los demás Poderes del Estado, de manera que Dios bendiga generosamente cuanto emprendan en bien del país aquellos que han sido convocados a servirlo".

Haciendo alusión a la primera lectura, el Cardenal destacó la figura del rey Salomón. Señaló: "Pídeme lo que haya de darte fueron las palabras de Dios cuando Salomón, al inicio de su reinado, recurrió a la oración. Con la confianza que inspiran en nosotros esas promisorias palabras, nos dirigimos esta mañana al Señor. Salomón no le pidió honores ni riquezas, tampoco otra cosa en provecho de sí mismo. Le pidió algo en bien del pueblo: “un corazón que entienda para juzgar a tu pueblo, para discernir entre el bien y el mal” . Agradó a Dios la petición de Salomón y le concedió el don de la sabiduría. Hoy nos unimos a su petición, rogando al Señor que otorgue al Sr. Presidente de la República y a todos los servidores públicos, un corazón sabio, atento para escuchar y para discernir, y dispuesto siempre a hacer el bien".

El Evangelio, proclamado por el Arzobispo Metropolitano Ortodoxo de Chile, Sergio Abad, versó sobre el servicio. En el capítulo 10 del Evangelio de San Marcos dice: "El que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes y el que quiera ser el primero, que se hagaservidor de todos". Dirigiéndose a los asistentes, el Cardenal Errázuriz sostuvo: "En esta mañana pedimos a Dios por el nuevo Gobierno y por todos los servidores públicos de nuestra Patria, para que realicen su voluntad de servir, y no de ser servidos, subordinando sus propios intereses al bien del país, inspirándose en Jesucristo, el Siervo de Dios, que lavó los pies a sus discípulos y pasó por la vida haciendo el bien . Así podrán abrirle siempre camino a la vida, la reconciliación y la felicidad. De manera particular pedimos que la acción del nuevo gobierno continúe vigorosamente en la línea trazada por el esfuerzo del país y por sus últimos gobernantes, esfuerzo que suscita toda nuestra gratitud, por procurar la derrota de la denigrante pobreza, y de todos los dinamismos sociales, económicos y culturales que conducen a ella o la mantienen".

Añadió: "Pero no se trata tan sólo de alcanzar ciertos niveles mínimos de vida, de producción y de convivencia. Siempre el inicio de un gobierno es un tiempo adecuado para anhelar y comprometernos con la realización más plena de nuestra vocación humana. Y como el horizonte cultural de nuestra patria es inseparable de la revelación judeo cristiana acerca de la dignidad inconmensurable de la persona, para expresar estos anhelos me valgo de la luz que la Biblia nos proporciona".

En este sentido dijo que el valor inconmesurable de la vida se había hecho presente en los días posteriores a la catástrofe: "Palidece el valor de las cosas perdidas, por útiles que nos hayan sido, ante la certeza de la vida de los familiares y amigos, que nos es entrañablemente querida. En efecto, cuando lo meditamos, nos sobrecoge saber que cada persona fue creada y es vivificada por el mismo Dios a su imagen y semejanza, y fue amada y salvada en Jesucristo, por su amor hasta el extremo de dar su vida por nosotros".

Cuidar a los más débiles
"Uno de los deberes prioritarios de todos nosotros, y particularmente del Estado, es la preocupación por los más débiles -señaló el Arzobispo-. Para ello le pedimos a nuestro Señor que otorgue a los gobernantes espíritu de justicia y entrañas de misericordia. Esto importa doblemente en las dolorosas y difíciles circunstancias en las cuales viven incontables chilenos después del reciente cataclismo. Que en sus proyectos nunca olviden a los más pobres y postergados, de manera que no sólo reciban subsidios del Estado para poder sobrevivir sino, sobre todo, las oportunidades y condiciones adecuadas que les faciliten el acceso a un trabajo dignificante, y los conviertan en gestores del progreso personal y social. Para ello confiamos en que los espíritus emprendedores reciban las facilidades necesarias para crear empleos, y se mantenga y crezca en ellos la adhesión a la justicia y la solidaridad". También pidió que los internos en cárceles que están enfermos o de avanzada edad y que no sean un peligro para la sociedad, puedan tener una reducción de sus penas u obtener la libertad condicional.

El Cardenal también se refirió a los pueblos originarios. Manifestó: "Nuestra oración quiere abarcar la tarea prioritaria de todo Gobierno y de los demás Poderes del Estado, de garantizar la justicia y la equidad, acortando brechas que son injustas, y de promover la seguridad ciudadana, la reconciliación y la paz, el diálogo intercultural, la integración humana y participativa, la responsabilidad social de toda empresa, y el espíritu de amistad cívica en la sociedad. De manera especial le encomendamos al Señor el bienestar de los pueblos originarios de Chile, de modo que experimenten que somos hermanos, que sientan la valoración de su historia y sus aportaciones culturales, y tengan respuestas satisfactorias y pacíficas a sus justas demandas".

Apoyar a la familia
El Cardenal Errázuriz indicó que la promoción de la familia y el aumento de la natalidad son tareas fundamentales. "En este ámbito es tarea primordial del Estado, de los comunicadores sociales y de toda la sociedad civil, ayudar a la familia a constituirse y a cumplir con su misión, como también ofrecerle los medios adecuados para ello. Es decir, ayudarla a que sea unida y estable, próspera y feliz; a que los hijos tengan el respaldo afectivo y moral que necesitan, y los esposos no vivan afligidos ni agobiados; a que el hogar pueda ser centro de transmisión de los valores más nobles de nuestra cultura, comenzando con la trasmisión de la fe, y un lugar en que se ayude a superar sufrimientos y dificultades, gracias a la calidad de las relaciones humanas entre sus miembros y a su confianza en Dios; y a que sea también una escuela de ciudadanos que saben poner sus talentos al servicio de los demás, atentos a los más débiles".

Evangelio de Chile
El Arzobispo de Santiago destacó la vocación de ser amigos de Jesús y el Evangelio de Chile como un regalo de la Iglesia para el Bicentenario de la nación. "Sabiendo que para nuestro pueblo la Palabra de Jesús y su persona han sido y serán su mayor bendición, en vísperas de la celebración del Bicentenario hemos reunido a miembros de nuestras confesiones cristianas para que escribieran de su puño y letra el Evangelio y los demás textos que guardan la memoria de Jesucristo. Miembros de las comunidades judías hicieron otro tanto con el libro de los Salmos. Lo que más queremos es que las sagradas Escrituras nos iluminen en los años y los siglos venideros, y que se prolonguen como Palabras vividas, fecundas en nuestras acciones, y así queden grabadas en nuestros corazones, como se grabaron ya en la vida de los profetas y de los discípulos de Jesús, y de manera eminente en María, la madre del Señor. Ellas convertirán cada vez más a los que adoramos a Dios, en bendición para una Patria que quiere acoger a todos sus hijos, y ser una casa y una mesa para todos, sin exclusión alguna. Para ella anhelamos que se multiplique la bendición que Dios nos regaló con grandes hombres y mujeres a lo largo de nuestra historia, con santos como el P. Alberto Hurtado y Teresita de Los Andes, con beatos como Laurita Vicuña y Ceferino Namuncura, con grandes historiadores, poetas, jueces, profesores, trabajadores, emprendedores, políticos y militares, con grandes obispos, y con tantos chilenos bondadosos y sabios de nuestro pueblo, que amaron y engrandecieron al País, y cuya vida fue muy fecunda gracias a su fe".

Por último, el Cardenal dijo al Presidente SEbastián Piñera: "Concluyo, excelentísimo Sr. Presidente, ofreciéndole a nombre de todas las comunidades religiosas que representamos, nuestros mejores deseos a Usted y al Supremo Gobierno que encabeza, como también a los legisladores, a los miembros del Poder Judicial y a los demás servidores públicos en los cuales el pueblo ha puesto su confianza. De corazón le deseamos que pueda prestar un fecundo servicio al país, y contar con la colaboración de todos los chilenos, también de los partidos de oposición, en todo cuanto emprenda en bien de nuestra Patria, sobre todo ahora, cuando ha despertado tanta solidaridad y debemos abordar juntos la gigantesca tarea de la reconstrucción material y espiritual de Chile después de las recientes desgracias".

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Fuente: DOP www.iglesiadesantiago.cl
Santiago, 12 de Marzo, 2010

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