"El indecible dolor por quienes fallecieron o desaparecieron se convirtió en nuestro dolor… compartimos con toda el alma su inmensa tristeza" señala el Arzobispo de Santiago en sus palabras.

A continuación indica que "tres días de duelo pueden ser asimismo tres días de emocionada gratitud. En estos días puede renacer esa verdad fundaste de nuestra convivencia: somos hijos del mismo Padre y somos hermanos solidarios."

"Días de duelo y gratitud, días de oportunidades y solidaridad, son también días de silencio interior… nuestra vida no se acaba, se transforma… encaminemos nuestros pasos hacia Jesús, quien es el origen de todo consuelo, del amor, la alegría y la esperanza", concluye el Cardenal en su mensaje.

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Fuente: Prensa CECh - DOP Santiago