Los datos de la región
La Región del Libertador Bernardo O’Higgins tiene 852.219 habitantes. La diócesis abarca toda la región menos la comuna de Navidad que pertenece a la diócesis de Melipilla.
Si bien el borde costero fue muy afectado por el efecto del maremoto (Boyeruca, Bucalemu, Pichilemu) el terremoto en el interior de la región se dejó sentir con fuerza muy destructiva.
La región del Libertador contabilizó 48 fallecidos.
17.244 viviendas destruidas.
19.378 viviendas con daños mayores
24.917 viviendas con daños menores
Datos provisorios de nuestros templos
La diócesis tiene 66 templos que son sedes parroquiales y aproximadamente 700 capillas. De este total de templos el 90% ha sufrido daños que, sin ser datos definitivos, desglosamos de la siguiente manera:
El 30% ha quedado totalmente destruido.
Otro 30% ha quedado muy dañado y se tienen que hacer estudios técnicos que determinarán si se demuelen o si es factible su recuperación.
Otro 30% de los templos ha quedado con daños reparables y, solamente el 10% se considera que no ha sufrido daños.
Las iglesias que los párrocos han informado no se podrán recuperar (esta lista podría aumentar dependiendo de los estudios técnicos que se hagan):
Santuario de Malloa, Guacargüe, Coinco, Santa Gemita en Rancagua, Madre de la Divina Providencia en Rancagua, San José de Chimbarongo, San Agustín de San Fernando, Doñihue, San Vicente, Las Cabras, El Manzano, La Compañía, Graneros, Ciruelos, Santa Cruz, Peralillo, Pumanque, Paredones, Litueche, Chepica.
De las iglesias que son patrimonio han quedado totalmente destruidas (en el suelo) La Compañía en Graneros, y el templo de Guacargüe. El convento franciscano de San Pedro de Alcantara se estaba restaurando y quedó muy mal. La iglesia de san Francisco en San Fernando la terminaban de restaurar (hacían entrega el 8 de marzo) ha quedado muy mal. Ha quedado en pie pero muy dañada (a simple vista irrecuperable) el templo de La Merced de Rancagua. De los templos que no son patrimonio pero que son emblemáticos para la diócesis ha quedado muy dañado el Santuario de Santa Rosa en Pelequén y el templo de San Andrés en Ciruelos (donde nació el cardenal Caro) también la catedral de Rancagua ha sufrido daños severos.
Primeros pasos después de la tragedia
Las redes solidarias de la Iglesia se han activado y están recolectando la ayuda para los hermanos que están sufriendo por no tener cubiertas las necesidades más básicas y por el estrés y el dolor producido por la tragedia.
Monseñor Alejandro Goic, Obispo de la diócesis, ha constituido un comité de emergencia que está realizando un catastro exhaustivo de los daños materiales y de las necesidades más inmediatas. Él personalmente está recorriendo todo el territorio para acompañar al personal consagrado, fieles y a todos los hermanos y hermanas que están sufriendo. En una carta dirigida a toda la comunidad diocesana nos decía: “Muchos de nuestro hermanos, especialmente los más pobres, perdieron todo lo que tenían. La mayoría de nuestros templos y capillas, casas pastorales, casas parroquiales están destruidas. Pero la fe en el Señor está más viva que nunca, el amor a su Iglesia es más fuerte. ¡La Iglesia esta viva! La Iglesia somos nosotros. Unidos saldremos adelante. Demos –con la gracia de Dios- testimonio de amor y solidaridad, de fe y de esperanza.
Ruego a los sacerdotes, religiosas y laicos y a los diversos equipos de pastoral social hacer todas las acciones posibles para mitigar en parte el dolor y el sufrimiento de nuestros hermanos”
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Fuente: Comunicaciones Rancagua