El obispo de Oporto comentó a la agencia Ecclesia que el objetivo de estos días era “proporcionar a todos estos jóvenes, en especial a los de la diócesis, un tiempo fuerte de encuentro, en el sentido más completo del término: encuentro con Dios en la oración y, a partir de ahí, un encuentro con los otros, una experiencia de Iglesia”.
“No hay cristianismo serio, ni para los adultos ni para los jóvenes, que no tenga este doble dimensión de oración y compartir”, dijo monseñor Manuel Clemente.
La alegría fue el lema de esta fiesta, una alegría que “perdura”, afirmó el obispo. Los participantes, “muy activos y muy disponibles”, son un testimono de esa alegría que no es “de encargo” o “periférica”.
En los varios días del encuentro, se centraron en la oración y meditación del hermano Alois, prior de Taizé. En la despedida de los peregrinos, dejó su agradecimiento “por la acogida que hemos recibido”.
En su mensaje final, el hermano Alois hizo un llamamiento a los participantes: “Queremos elegir una sencillez de vida para promover el compartir, la solidaridad, una utilización responsable de los recursos de nuestro planeta”.
Fuente: www.zenit.org