Según explicó el sacerdote Franklin Luza, este tiempo resume y exige tres actitudes de los cristianos: conversión, solidaridad y oración. “Estas tres características corresponden a lo que antiguamente se llamaban: ayuno, oración y limosna. No se trata de tener un tiempo de una austeridad rigurosa como se pensaba antiguamente en el tiempo del ayuno sino que un espíritu, una preparación, una disponibilidad para caminar juntos hacia la Pascua. Me parece que la mejor manera de definir la cuaresma es diciendo que es el camino hacia la Pascua de preparación para vivir los misterios centrales de nuestra fe que son la pasión, la muerte y resurrección del Señor”.
La solidaridad cuaresmal, en Chile se inició en el año 1981 y la Iglesia la vivencia a través de la campaña Cuaresma de Fraternidad, una instancia que ha sido un proceso creciente en toda la Iglesia chilena y particularmente en la diócesis de Iquique.
“Durante muchos años vivimos con los aportes de la Cuaresma alemana, ya que los católicos alemanes se desprendían de unos dineros para ir en ayuda de los países subdesarrollados. El año 81, la Conferencia Episcopal de Chile comprendió que llegó el tiempo para que nosotros maduramente asumiéramos esta responsabilidad, y desde entones hemos ido creciendo en compromiso y en integración de toda la gente. En nuestra diócesis ha sido notable, hemos progresado mucho en la conciencia de la comunidad”, expresó el notario canciller del Obispado.
Solidaridad
La cuaresma de la fraternidad consiste en dedicar en estos cuarenta días una parte de nuestros ingresos para compartirlos para una finalidad concreta. La Cuaresma de la Fraternidad 2009, permitió a la Iglesia de Iquique, apoyar 18 proyectos que benefician directamente a los niños y niñas más necesitados y en situación de vulnerabilidad en algunos sectores que la componen: Iquique, Alto Hospicio, La Pampa
Fuente: Comunicaciones Iquique