Vicario de Pastoral Social entrega documental a Museo de la Memoria
Este miércoles 25 al mediodía la Vicaría de Pastoral Social y de los Trabajadores entrega ese documental histórico recuperado del Simposio Internacional de los Derechos Humanos de 1978 “El Año de los Derechos Humanos” -encargado por la Vicaría de la Solidaridad y dirigido por Eduardo y Carlos Tironi- a la Cineteca Nacional y al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos.
Con la presencia de sus autores, de artistas que participaron de estos históricos eventos, representantes de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, autoridades del Arzobispado de Santiago, el Secretario Ejecutivo de la Comisión Bicentenario, autoridades del Ejecutivo, la Ministra Presidenta del Consejo de la Cultura y las Artes, Paulina Urrutia y la Directora de Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, María Luisa Sepúlveda, se hará entrega solemne de esta pieza de la memoria audiovisual de Chile.
El año pasado, al cumplirse 30 años del Simposio con el que culminó el Año de los Derechos Humanos, en la catedral, se exhibió un pequeño fragmento de ese filme, apenas poco más de 3 minutos, como una forma de recordar ese hecho histórico. El resto aún se mantiene inédito.
El 25 de noviembre quedó instituido como el Día de la Renovación del Compromiso de la Iglesia Chilena con los Derechos Humanos, y a las 12:00 también se inaugurará el Salón Cardenal Raúl Silva Henríquez de la Vicaría de Pastoral Social y de los Trabajadores Catedral 1063, 5º piso, costado de la Catedral Metropolitana.
Hoy conocemos con detalle realidades que a fines de los años setentas sólo era posible sospechar a partir de tenebrosos testimonios. El trabajo en defensa de la dignidad de las personas en esos momentos y las tareas de acopio de información para la reconciliación y reparación que se emprendieron muchos años después lograron dibujar con nitidez el contexto de esos años.
Entre 1976 y 1977 los organismos secretos de seguridad del estado actuaron con particular violencia, descontrol y crueldad. Fue el período en el que organizaciones como el MIR se vieron prácticamente exterminadas y muchas de las violaciones a los derechos humanos más graves tuvieron lugar.
En 1978 el cardenal Raúl Silva Henríquez tuvo la lucidez y valentía de declarar ese año como “El Año de los Derechos Humanos en Chile”. Era una declaración desafiante, cuando el año anterior se había sustituido la DINA por la CNI, después del escándalo del asesinato de Orlando Letelier.
El Cardenal consiguió recursos, organizó comisiones y llenó el país de eventos, pese a los enormes riesgos y amenazas: encuentros sindicales, de profesionales, de pobladores, de artistas, de cantantes (con ponchos y guitarras), de familiares de detenidos desaparecidos, hasta de políticos, concursos de payas, de poesía popular, de afiches… ¡En pleno 1978! Algo que en el país llevaba años prohibido y reprimido.
Y lo logró. Y consiguió el apoyo de Naciones Unidas, a través de CEPAL, y de Amnistía Internacional y de obispos de varios países que viajaron a Chile. Y se compuso una Cantata de los Derechos Humanos. Y todo eso culminó dentro de la Catedral, el lugar más simbólico y seguro, después de que los invitados internacionales recorrieron las poblaciones conociendo la realidad de lo que pasaba en Chile.
Nada de eso salió en las noticias. Los canales de TV no tenían ni remotamente permiso. Apenas una semana más tarde, cuando los invitados internacionales ya habían abandonado Chile, los primeros desaparecidos tomaron cuerpo real: estallaba la noticia de las osamentas en los hornos de Lonquén. Pero quedó un extenso y valioso registro fílmico de todo lo que se hizo ese año, que hasta ahora había estado desaparecido, perdido en las bodegas, y que jamás se exhibió. Este miércoles se entrega para su preservación como patrimonio de Chile.
Fuente: VPS y T
Santiago, 25 de Noviembre, 2009