La actividad se desarrolló en las instalaciones del Liceo San José de Requínoa, donde la comunidad escolar y parroquial, coordinada por su párroco, padre Roberto Cogato, fue la encargada de acoger a los participantes.
Las exposiciones de los teólogos Marcos Buvinic y Joaquin Silva, orientaron los dos momentos de trabajo de reflexión de los grupos en las cuatro dimensiones propuestas por el Obispo diocesano: Iglesia Eucarística, Fraterna, Misionera y Solidaria.
Resumen de lo que ha significado de esta Asamblea
(Reflexión del secretario Ejecutivo del Sínodo, padre Hugo Yáñez)
Con la realización de la segunda Asamblea Diocesana estamos llegando a un momento importante en la etapa del Juzgar, que siguió a la primera etapa, la del diagnóstico regional y diocesano. El centro de nuestra preocupación ha sido la reflexión en torno al documento de trabajo doctrinal, que asume nuestras principales deficiencias y debilidades, para poder superarlas y proyectarlas como los principales desafíos pastorales diocesanos.
Con entusiasmo y espíritu de participación y colaboración, los delegados sinodales han conocido en los meses previos el documento doctrinal que servirá de base para la elaboración del Marco Doctrinal definitivo del Sínodo diocesano. Este texto nos ayudará para saber afrontar los desafíos que nos presenta la realidad de la región y de la misma Diócesis de Rancagua.
La segunda Asamblea Diocesana ha sido una invitación a seguir caminando juntos, a seguir buscando caminos pastorales y a entregar lo mejor de nosotros mismos para responder al Señor Jesucristo como discípulos misioneros, en espíritu de Iglesia, unidos a los hermanos que peregrinan en otras Iglesias diocesanas y en la Iglesia de América Latina y el Caribe.
Esta Asamblea ha reafirmado la dimensión eucarística de nuestra Iglesia diocesana: fuente y culmen de la vida cristiana; misterio de la fe; pueblo reunido; memorial del sacrificio redentor de Jesús; invitación al servicio y entrega hacia los demás, en espíritu de conversión a la fraternidad.
También esta Asamblea nos ha convocado para fortalecer la dimensión fraterna y solidaria de la Diócesis: estamos llamados a convertirnos constantemente hacia la fraternidad y hacia la solidaridad, para ser presencia del Buen Pan, que es Jesús. Siempre estaremos invitados a ser servidores y solidarios frente a los hermanos, especialmente hacia aquellos que se sienten explotados y deprimidos, como lo rezamos en la Plegaria.
De igual manera, la segunda Asamblea nos ha recordado la dimensión misionera de la Iglesia que peregrina en Rancagua: una comunidad esencialmente misionera; una Iglesia que no calla y que se deja afectar por el mundo y sus dolores; una Iglesia de testigos del Amor de Dios en un mundo diverso; en síntesis, una Iglesia de discípulos misioneros al servicio del Reino.
El Documento de Aparecida nos recuerda constantemente que la mayor alegría es descubrir a la Persona de Jesucristo, más que una doctrina y más que una suma de conocimientos y de verdades. La Verdad fundamental de nuestras vidas es el mismo Señor Jesús, nuestro redentor y salvador, con el que queremos seguir caminando y dando testimonio.
Al culminar esta segunda Asamblea nos vamos con la alegría y la esperanza de avanzar en nuestro camino sinodal, caminando juntos (como lo dice la palabra “sínodo”) hacia la tercera y última etapa: la etapa del Actuar. En esta etapa final nos dedicaremos a trazar las estrategias y acciones que nos permitan potencias nuestras fortalezas y oportunidades, además de superar aquello que constituyen nuestros pecados y debilidades".
Fuente: Comunicaciones Rancagua
[img]http://www.iglesia.cl/breves_new/fotos/20091124_rancauga1.jpg[/img] [img]http://www.iglesia.cl/breves_new/fotos/20091124_rancauga2.jpg[/img]