Protagonistas de la Solidaridad
Programa de Recreación y Colonias Urbanas:
Protagonistas de la Solidaridad

Durante enero y febrero aproximadamente 13.000 niños y niñas participan en las Colonias Urbanas en diferentes comunas de la Arquidiócesis de Santiago.

Desde hace 26 años las Colonias Urbanas son una verdadera tradición en sectores populares de nuestra capital, especialmente en los meses de verano. Durante estos años se han transformado en espacios donde los jóvenes voluntarios trabajan para animar, recrear y hacer realidad los derechos de los niños y las niñas.

Este programa es desarrollado por la Vicaría de Pastoral Social en conjunto con las Vicarías Zonales: Norte, Sur, Oeste, Centro y Oriente en 29 comunas de Santiago. Actualmente hay 1.800 jóvenes voluntarios quienes participan en 90 grupos que trabajan durante todo el año con niños y niñas, que llegan a 13.000 en los meses de verano.

Uno de sus principales objetivos es promover un espacio recreativo y educativo que se constituya en un factor de protección y prevención para niños, niñas y jóvenes, en la medida que se propone un quehacer en donde la confianza en las capacidades de los participantes es fundamental.

La permanencia de este programa ha sido posible gracias a la entrega generosa y solidaria de jóvenes que tienen entre 14 y 27 años de edad, quienes se desempeñan como monitores voluntarios y se organizan en sus propios sectores poblacionales en favor de fortalecer y hacer una apuesta en el trabajo comunitario.

Es así como las Colonias Urbanas se han transformado en espacios de organización juvenil basados en la educación popular, en donde el instalar valores y el desarrollo de la autoestima y de la afectividad tienen un rol muy importante.

Verónica Vargas, encargada metropolitana del programa explica que “un elemento clave a considerar por el programa se relaciona con el conocer y comprender a los jóvenes: lo que implica ser joven hoy y toda la diversidad de este mundo. Para ello es necesario tener una mirada que considere la existencia de un contexto social, político y económico distinto, en donde la acción y el trabajo social redescubre formas y expresiones nuevas de construir sociedad, desde la riqueza y heterogeneidad juvenil popular”.

Entre los desafíos de las Colonias Urbanas están el potenciar en los jóvenes la capacidad de organizarse, validarlos como actores sociales, reconocer las prácticas y apuestas que se hacen desde ellos y la mirada de su propia realidad. Potenciar la capacidad creativa y reconstruir la memoria histórica con la incorporación de nuevas lecturas de esta diversidad y expresión juvenil. Además de promover el retomar los escenarios populares, como los barrios o la población, en favor de la recuperación de los espacios públicos para potenciar el trabajo comunitario.


Con la Camiseta Puesta

A primera vista lo que más llama la atención de Nelson Sandoval es el entusiasmo y la convicción con la que habla de Colonias Urbanas y no es para menos porque durante 8 años este programa ha ocupado un lugar muy importante en su vida. Si bien en un principio no estaba muy convencido de ser monitor se animó a participar y a ir asumiendo más responsabilidades. Hoy a los 23 años es coordinador de la Colonia Cristo Quemado, de la Zona Oeste y compatibiliza su tiempo entre sus estudios de Ingeniería en la USACH y su trabajo solidario.

“Algo pasó en mí que despertó mi personalidad, algo que había oculto, porque yo era súper tímido, no hablaba nada y de repente tuve que empezar a asumir. En el grupo aprendí a hacer proyectos, a planificar, a relacionarme con las personas, a capacitar y a autogestionar. Eso hizo que yo pudiera hacer las reuniones, tuviera personalidad, de repente en una actividad de los niños pararme frente a todos y animar o hablar con los papás, uno va adquiriendo esas habilidades”, cuenta Nelson.

Muchos de los jóvenes que participan en el programa viven la evangelización a través de las acciones y lo reflejan en cada gesto, en el acompañamiento y en el cariño que entregan a los niños. No siempre es una tarea fácil porque aunque es un voluntariado requiere compromiso y dedicación.

Es por eso que quienes coordinan los grupos deben ingeniárselas para, además de preocuparse y apoyar a los niños, motivar a los monitores quienes tienen un rol fundamental, porque el trabajo implica organizar los campamentos, las actividades recreativas y educativas, y también encontrarse con situaciones complejas, especialmente relacionadas con las experiencias vividas por los niños.

Nelson cuenta que dentro de su grupo han pasado períodos de transición muy fuertes en los que han pensado que la Colonia no sigue más, pero siempre hay algo que hace que el grupo siga adelante. Y mirando lo que estos jóvenes han logrado no queda duda de eso: “Ahora nos aprobaron un proyecto comuna segura y vamos a tener nuestra propia sede, porque antes teníamos una caseta. Ahora vamos a tener una casa más grande donde vamos a poder tener nuestras cosas, nuestra biblioteca. Tuvimos una lucha eterna por el terreno porque siempre se le cierran espacios a los jóvenes para asuntos de comodato, pero nosotros lo conseguimos, al final la junta de vecinos nos dio un espacio y vamos a trabajar en conjunto con ellos”.

Fuente: Fabiola Aburto, Comunicación Area Refugio, Vicaría Pastoral Social

Santiago, 20 de Enero, 2005

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