“¿Qué saco con tener la mejor marca de ropa, si tengo el corazón corrompido?”, preguntó el Obispo a los casi cincuenta temporeros que se reunieron para participar de la celebración en el comedor de la empresa agrícola Las Terrazas donde se encuentran trabajando en la uva.

Comentando el texto que recoge una conversación de Jesús con un fariseo, don Gaspar destacó que muchas veces caemos en la tentación de fingir cualidades que no poseemos. Sin embargo, señaló que es más importante cultivar virtudes como la sinceridad, la humildad, la paciencia y la solidaridad en la relación con las demás personas, tratando a todos con dignidad y respeto. “Una persona vale por lo que es delante de Dios, dijo el Obispo, lo demás es todo relativo… a Dios no lo podemos engañar, ÉL conoce nuestro corazón”. También agregó que Jesús nos llama a compartir con los otros. “Debemos dar, pero no sólo cosas materiales o dinero, sino darnos nosotros mismos, poniéndonos al servicio de los demás, desde el corazón”, dijo.

Monseñor Quintana llamó a los trabajadores a fortalecer cada familia, sobre todo teniendo en cuenta que muchos de ellos han tenido que alejarse de sus seres queridos para emplearse en las distintas empresas agrícolas del valle. Los instó a ser buenos ejemplos para sus hijos, amorosos padres y esposos, así como buenos vecinos y trabajadores, para construir juntos una sociedad en que todos tengan cabida.

Después de la Eucaristía, los temporeros invitaron a Don Gaspar a bendecir las dependencias del campamento donde ellos duermen después de las agotadoras jornadas de trabajo.

Esta misa tuvo lugar como parte de la misión de los temporeros que se realiza en la diócesis, y que concluye este domingo 18 de octubre.

Fuente: Comunicaciones Copiapó